IMPERIO 18.

200 11 0
                                    

Rachel.

En cuanto ponemos un pie en el penthouse de mi papá le suelto una bofetada que, por supuesto le molesta, pero todo lo que ha hecho también me molesta a mí y al nunca le importa, simplemente se va al lado de Hats.

— ¡No me habías buscado en una puta semana! — Le gritó. — ¡Me ignoraste por estarte follando a esa hija de puta!

— ¿¡Y QUÉ MIERDA QUIERES QUE HAGA!?

— ¡QUÉ NO ME TRATES COMO LO HACES! — Se me forma un enorme nudo en la garganta.

— ¡No me jodas Rachel! No puedo llevarte de la mano como si fueras mi novia.

— ¡JODETE! — Lo empujo, pero me vuelve a detener.

—¡Tú estás con Alex y te lo estas follando! — Exclama.

Tiene las manos formadas en puños, respira con dificultad y huele un poco a alcohol. No está ebrio, pero si puedo notar el olor. Aidan tiene una resistencia impresionante al alcohol, necesita una cantidad enorme para que de verdad este ebrio.

— No me vengas a reclamar algo que tú también haces. — Es imposible que este celoso.

— Yo también tengo derecho, no me... — Me besa con la rudeza que caracteriza a este idiota que amo.

Quisiera apartarlo, pero no puedo y correspondo su beso rodeando su cintura con mis piernas. Pega mi espalda a la pared acariciando mis piernas.

— Aidan. — Jadeo cuando me recuesta sobre la cama solo en ropa interior.

— No te muevas. — Mi corazón late con mucha más fuerza.

Pasa su lengua por mis labios y cuando intento acariciar su espalda me sujeta las manos para que no lo haga. Le encanta frustrarme.

— ¡Oh, por Dios! — La verdad es que no quiero saber en dónde aprendió a hacer esto.

— No te muevas. — Su aliento me hace cosquillas en la entrepierna.

Desabrocha y me quita el sostén pasando su mano por mi abdomen, mis pechos y hace un poco de presión en mi cuello. Sí, está enojado por lo que pasó con Alex. Lo conseguí. Chupo su pulgar mientras él lo hace con mi entrepierna.

— ¡Mierda! — Terminamos en su posición favorita.

Mi saliva se vuelve agua cuando tengo su erección frente a mí y esto es mejor que su dedo. Mucho mejor.

Vuelve a poner su mano en mi cuello y con su pulgar acaricia mi labio inferior mientras abre más mis piernas. La punta de su pene sólo me acaricia con suavidad. Mi pecho sube y baja demasiado rápido, me cuesta respirar, pero solo me observa debajo de él.

— No juegues conmigo Rachel, porque siempre vas a terminar aquí. — Me embiste de un solo empujón.

Arqueo la espalda con un grito de placer aún con su mano en mi cuello haciendo una ligera presión.

— ¿Te recuerdo quién fue el primero que te tuvo?

¡Maldito arrogante! Intento hablar, pero no puedo. No se detiene, solo acelera los movimientos de su cadera.

— Estábamos un poco ebrios y te quité la ropa mientras temblabas de los nervios. — Me quedo con la boca abierta. Se acuerda de ese día. — Fue la primera vez que te probé.

Cierro los ojos al recordar lo nerviosa que estaba cuando sentí sus labios en mi entrepierna.

— Me dejaste jugar contigo, me dejaste ponerte de rodillas, me dejaste que fuera yo él primero en hacer esto. — Con otro movimiento de sus caderas vuelvo a gritar y cada vez estoy más cerca. — Te tuve antes que todos y es algo que jamás vas a olvidar. — Se detiene.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora