IMPERIO 52.

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Hats ya tiene dieciocho semanas de embarazo, y comienza a notarse, pero no de una manera demasiado exagerada pero sí lo suficiente como para que alguna de su ropa ya no le cierre, no hubo mucho drama la verdad y fue un alivio.

Hace un par de semanas comenzamos a sentir como se mueve y Hats ya dejo de dudar que estuviera embarazada. Ambos están bien pero aún no sabemos si será un niño o una niña, tendremos que esperar una semana más quizá.

Paso un mes desde esa tarde que Rachel y yo hablamos en mi casa, durante una semana no nos hablamos absolutamente para nada y luego cuando lo hicimos de nuevo fue mucho más tranquilos, me dio la razón en varias cosas, pero en otras me dijo que eran innecesarias algunas cosas que le dije, pues la ofendí, simplemente me disculpé y estamos relativamente bien.

Cumplió lo que me juro ese día, dejo de insistir, y me juro que no intentaría hacer nada que perjudicara mi relación con Hats. Creo que entendió lo importante que es esto para mí, pero también lo importante que es Hats en mi vida.

Hoy es su boda y como se lo dije, merece ser feliz con alguien que de verdad la ame y aunque Alex no termine por caerme bien sé que él la ama. Decidieron que la boda fuera en Nueva York así que no tuvimos que subir al jet y no tuve que volver a soportar las náuseas de Hats cuando el avión aterriza. Es lo más grave por lo que hemos pasado durante estos meses de embarazo.

—Amor, ¿Me ayudas? — Me llama desde el vestidor.

Entro cruzando los dedos para que suba el maldito cierre o vamos a tener un enorme problema pues de verdad le gusto este vestido. Paso horas eligiendo uno que de verdad le gustará.

—¿Y el vestido? — Frunzo el ceño. Sigue en ropa interior.

—Primero necesito que me ayudes a abrocharme esto. ¡No cierra! — Finge sollozar.

Ahora me doy cuenta que aún no se abrocha el sostén y aunque prefiero quitárselo ahora no tenemos tiempo. Por más que tiro, esto no funciona, no cierra y sé la razón: sus pechos están creciendo. Quizá vaya a tener que comprar algunos en tallas más grandes de lo que ya usa. Sinceramente es lo mejor del embarazo.

—¡Ya no me quedan los sostenes! — Pone los ojos en blanco. — Si siguen creciendo conforme el embarazo avanza van a lucir como enormes sandias.

—No me quejo, ojalá se queden así después de que des a luz. — Pongo mis manos sobre sus pechos. — No te lo pongas y ya.

—Pásame las pechugas de pollo. — Creo que tiene hambre o quizá yo tengo hambre pues creo que escuche mal.

—¿Las que?

—Las pechugas de pollo. — Si escuche bien.

Creo que tiene hambre, definitivamente tiene hambre. No creo que sea el momento como para comenzar con sus antojos, por Dios.

—¿Tienes hambre? — Me mira mal.

—¡No! Es que vi en Instagram que estaban comparando los sostenes que solo se pegan con pechugas de pollo y me dio risa pues si parecen. — Suelto una carcajada.

El embarazo realmente la tiene de un excelente humor y yo pensé que sería todo lo contrario, creí que estaría llorando, enojada y todo como recuerdo el embarazo de mamá de las gemelas, pero creo que estuve asustado por nada, con Hats todo es muy tranquilo.

Cuando se pone sus ''pechugas de pollo'' en los pechos después si la ayudo a ponerse el vestido y ambos suspiramos aliviados cuando el cierre sube sin ningún problema. Me ponía algo nervioso que usara tacones tan altos, pero sigue caminando como sino llevara nada puesto así que simplemente deje de pedirle que ya no los usara.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora