IMPERIO 68.

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Hats.

Operación Boda.

Mi regalo de cumpleaños fue un hermoso McLaren en medio de Central Park, fueron suficientes unos minutos para que estuviéramos en todas las redes sociales. Los periodistas siguen demasiado pendientes de lo que hacemos. Menos mal ya dejaron atrás lo de la paternidad de las mellizas. Samadhi y Varenka son unas mini Aidan, es imposible que duden que son sus hijas.

El día de mi cumpleaños quería medio asesinar a Aidan, pues lo conozco perfectamente bien y sabía que me estaba ocultando algo. Logro calmarme un poco con el McLaren pues pensé que esa era la sorpresa, pero luego en el club sentía que aún había más. Mucho más que un simple auto de algunos millones de dólares que para Aidan Ivanova significan nada.

La verdad es evidente cuando está nervioso, morderse el labio inferior lo delata y lo hace inconscientemente. Además, con los años que hemos pasado juntos me he dado cuenta que no solo hace eso, hay algo en su mirada y en su cuerpo que lo delata todavía más.

♡♡♡

Fase 4.
Descubrir la propuesta por mí misma.
Estado: Mi novio es medio idiota.

— Más vale que me digas que carajo se trae Aidan entre manos. — Amenazó a Aarón cuando Aidan desaparece del club.

— Nada. — Miente.

No lo necesito conocer como a Aidan para saber que me está mintiendo.

— Si te quieres quedar sin más sobrinos y probablemente sin hermano también es mejor que me lo digas. — Titubea.

Aidan y Aarón tienen una estúpida lealtad de hermanos desde que eran pequeños. Es muy difícil que se delaten entre sí, pero Aarón esta ebrio y es capaz de hablar hasta en chino mandarín.

— No te hagas idiota Aarón y dime. — Niega.

— No es nada de lo que debas preocuparte, no me jodas. — Se quiere ir, pero lo detengo.

— ¡Habla! — Exijo.

— No futura señora Ivanova. — Y esa es suficiente respuesta para mí. Me guiña un ojo y se va.

Si de verdad Aidan planea pedirme que me casé con él tiene sentido que este nervioso. Me sorprende que no haya vomitado o quizá ya lo hizo sin que yo me diera cuenta. Romántico no es una manera de describir a Aidan Ivanova, así que probablemente no tiene ni puta idea de cómo hacerlo. La verdad es que yo tampoco sabría como hacerle esa pregunta a alguien y supongo que esa es una de las tantas razones por las cuáles estamos juntos.

— Vamos. — Tiro del brazo de Yami y protesta cuando el contenido de su vaso termina en el piso.

— ¿A dónde vamos? — Espero a que se estabilice o va a caerse.

— A descubrir que se trae Aidan entre manos. — Alza una ceja, pero me sigue al estacionamiento después de encogerse de hombros.

— ¿Y por qué va a estar en el estacionamiento? — Susurra como si alguien nos fuera a escuchar. Dudo que se haya ido.

Nos escondemos detrás de un auto cuando vemos su Ferrari y a él dentro.

— ¿Qué se supone está haciendo? — Susurra de nuevo.

— No tengo ni puta idea.

Nos escondemos de nuevo cuando sale y le entrega las llaves al valet. Siento como si lo fuera a secuestrar. Solo espero que nadie mas piense lo mismo o vamos a estar en un grave problema si a alguien se le ocurre dar aviso a la policía sobre dos mujeres sospechosas que observan al hijo del ministro y de la doctora Ivanova. La verdad, no quiero que papá tenga que ir por su novia e hija a la estación de policía.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora