IMPERIO 14.

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A las 8:30pm bajo con Hats que ya lleva puesto el vestido que elegí. No me equivoqué. Si con el vestido anterior se quedaron con la boca abierta al verla esta vez se les va a caer la saliva — como a mí —. Cambie el collar sencillo que le había dado algunas horas antes por algo más extravagante.

— No me jodas Aidan. — Se lleva la mano al pecho en dónde ya tiene el collar repleto de diamantes. — ¡Es precioso!

— Sabía que esto te iba a gustar. — Se gira y me da un suave beso para no dañarse el labial o dejar restos en mis labios.

Yo también tuve que cambiarme por algo mucho más formal o mamá no me volvería a hablar, o peor aún, me regañaría frente a todos.

— Ven. — Toma su celular.

Hats es demasiado popular en Instagram, casi veinticinco millones de personas están al tanto de lo que hace, más los que no la siguen, pero aun así ven todo lo que publica y sus seguidores aumentan todos los días. No los culpo. Yo también veo sus stories en el gimnasio.

— ¿A dónde lo vas a subir?

— Close. — Suelta una carcajada y asiento.

Hats sube stories de su vida y cuerpo perfecto para que todos lo puedan ver, aunque la verdad yo aparezco en el ochenta por ciento de lo que publica. En su lista de mejores amigos sube lo menos perfecto y más gracioso. Ahí me da igual que me esté grabando todo el día que es lo que realmente hace, hay miles y miles de fotografías nuestras en redes sociales.

La observo presumiendo el collar a sus casi veinticinco millones de seguidores. Ya no es extraño para mí que siempre esté hablando a la cámara.

Aquí también hay periodistas, pero solo un par que tendrán las fotografías exclusivas de este evento y por supuesto también se interesan en el padre de Hats, lo cual no nos sorprende y estábamos preparados para el noventa por ciento de lo que ya hemos pasado.

— ¡No me jodas! — Me aprieta el brazo y sigo la dirección de su mirada.

Rachel viene del brazo de Alex con un vestido igual al de Hats solo que el de ella es azul marino.

No niego que me gustan las dos, pero en esta ocasión Hats se ve mucho mejor que Rachel al menos para mi gusto. No, la verdad estoy tratando de convencerme a mí mismo, a las dos me las quiero follar. Pero lo que sí es verdad es que la cirugía de Rachel fue más natural.

— No hagas un escándalo que todo el puto mundo conoce a tu papá. — La obligó a caminar hasta donde están Aarón y Megan.

— Se ven mejor las mías. — Se encoge de hombros y suelto una carcajada.

No puedo contestar pues mamá sale de la casa del brazo de papá igual de perfecta como desde que tengo memoria. No me equivoqué al pensar que se pondría un vestido de encaje negro. De hecho, sospecho que mi papá tiene algo con el encaje.

Por supuesto más de uno se queda con la boca abierta al ver el enorme collar de diamantes y rubíes que adorna el cuello de la perfecta señora Ivanova. No sé por qué les sigue sorprendiendo.

Todos sabemos que papá es amante de regalarle joyas de millones de dólares. Solo hay que ver el enorme diamante que adorna la delicada mano de la señora Ivanova en su anillo de compromiso, veinte años después no existe un anillo igual al de mamá. Parecido sí, pero con menos kilates, nunca idéntico.

Con lo que cuesta un collar de mamá estoy seguro de que podríamos comprar un penthouse y con la tiara del día de su boda una mansión como la actual.

Cuando yo nací papá era el puesto veintidós de la lista de Forbes, ahora es el número cinco. Supongo que esa es una de las razones principales por las que siempre estamos bajo los flashes de la prensa.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora