IMPERIO 24.

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Cuando aterrizamos en Sídney es casi la 1:30am. Ni siquiera le doy las gracias a la azafata, solo al piloto y copiloto, una camioneta los está esperando para llevarlos al hotel en donde se quedan un día. Solo espero no volver a ver a esa maldita azafata que se atrevió a golpear a mi bebé. Tiene suerte de que tenga la peor resaca de toda mi puta vida y que solo la haya despedido.

— Paul. — Asiento a modo de saludo.

Él trabaja en el hotel de Danielle y Alessandro. Lo conozco desde hace algunos años.

— Tarde como siempre. — Suelto una carcajada y subimos a una de las camionetas.

Nadia se va con Andrew a su departamento y Circe con nosotros. No tengo idea de cómo se van a dividir, pero es lo que menos me importa ahorita.

— Estoy muerta. — Yo ya estaba casi dormido cuando escuché la queja de Hats.

Decir que dormimos fue poco. Nos despertamos a las 5:00pm. Circe ya había ido a comprar lo necesario con Luis — nuestro chófer estos meses — e incluso llamo a mamá al llegar para que no sufriera un infarto.

— Todavía tengo resaca, me duele la cabeza. — Apoya la mejilla en sus manos y asiento.

No sé cómo sentirme respecto a que Hats esta vez sí vaya a vivir conmigo. Siempre pasaba mucho tiempo en mis penthouse, pero no tenía sus cosas aquí. Sí, solo a ella dejó que invada mi espacio personal, pero esto es lo último que me faltaba. Tiene sus puntos buenos y puntos malos.

— Alessandro tiene buen gusto.

— Hats, es un penthouse de cincuenta y siete millones de euros, de tres pisos.

Esta vez viviremos en la Torre ANZ, una torre residencial de lujo en Sídney.

— Esto me encanta. — Estamos en la terraza frente a la piscina en el poco sol que aún hay y que prácticamente no vimos en cinco días en Las Vegas.

— ¿Y qué ustedes no piensan desempacar? — Ambos negamos.

— Me gusta como lo haces tú. Te dejo mi ropa. — Circe suelta una carcajada.

Mientras continuamos aquí le cuento a Hats lo que pasó en el jet cuando regresábamos a Nueva York y le sorprende. No entiende como fui capaz de decirle todo eso, la verdad es que yo tampoco sé. He visto todas las fotografías que ha subido con Alex las últimas doce horas y sabe que yo las veré. Hasta que termino por ocultar sus publicaciones. Es lo mejor.

● ● ●

A la mañana siguiente me voy con Farah al veterinario mientras Hats ayuda a Circe con toda nuestra ropa. La verdad me da igual como este acomodada mi ropa, pero a Hats si le importa así que la dejo.

Farah sabe que siempre que llegamos a una nueva ciudad la llevo con el veterinario y por supuesto que no quiere ir. Pero esta vez es porque mi nana me dijo que había estado algo triste e inquieta los días que yo estuve en Las Vegas.

— Al auto. — Me ladra. — Arriba y sin llorar. — Se sienta.

Es increíble que tenga que estar discutiendo con mi mascota en el estacionamiento del edificio más lujoso de Sídney.

—Farah, no comiences. — Continúa ladrando y llama la atención.

Cuando al fin logró que se suba y se sienta a mi lado, pero me ignora como siempre que está enojada. Mujer tenía que ser.

Tengo que entrar con Farah porque está muy enojada y no quería que el veterinario la tocará. Sí, los odia, pero nunca se había puesto así con ninguno.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora