IMPERIO 54.

267 16 2
                                    

Hats.

No sé cuanto tiempo ha pasado, pero abro los ojos y ya es de noche, papá no esta en la habitación, pero estoy recostada a mitad de la cama rodeada de todas las almohadas. De esta manera dormía cuando era pequeña e incluso cuando me volví adulta, pero cuando dormía sola. Ahora por obvias razones no puedo dormir a mitad de la cama, aunque rodeada de almohadas sí.

Intento ver la hora en mi celular, pero luego recuerdo que lo deje en nuestra casa. Sigo cansada y pongo mi mano sobre mi barriga que esta sobre una almohada y vuelvo a cerrar los ojos. Sin embargo, no puedo quedarme dormida, pues comienzo a escuchar mucho ruido abajo y sin yo hacer ruido salgo de la habitación.

—No te estoy pidiendo permiso. — Le espeta Aidan a papá.

El corazón me late con mucha fuerza, yo sabía que vendría.

­—Soy consciente de lo que hice Max. — Sigue luciendo arrepentido. — Le di su espacio y por eso no me di cuenta que se había ido de nuestra puta casa. — Cierra las manos en puños. — Tu hija es una inconsciente. — Me ofendo.

—Ten cuidado con lo que dices, que te recuerdo estas hablando de mi hija y de la madre de tu hijo. — Le advierte papá.

—¡Casi me da un infarto cuando no la vi en la cama! — Exclama exasperado.

— Esta conmigo Aidan, y aquí está segura.

—Entonces hazte a un lado que voy a subir a ver a la mujer que amo y a decirle que no quiero estar con nadie más que no sea esa fiera.

Los ojos se me llenan de lagrimas y regreso a la habitación rápidamente sin hacer ruido. Mientras me vuelvo a recostar para fingir que estoy dormida escucho sus fuertes pisadas por las escaleras y luego por el pasillo. Trato de que mi respiración sea tranquila, aunque mi corazón amenaza con salir de mi pecho en cuanto escucho la puerta abrirse.

—Hats. — Susurra y me concentro en fingir que sigo profundamente dormida. — Hats. — Se acerca a mí.

Ni siquiera sé porque finjo estar dormida, cuando vino aquí apenas se dio cuenta que no estaba en nuestra casa, le dijo a papá que me amaba y que quería estar conmigo. Escucho como suspira y se inclina para besar mi mejilla dejando sus labios en ella lo que me parece una eternidad.

—Siempre has sido tú. — Susurra. — No quiero estar con nadie más que no seas tú.

Vuelve a besar mi mejilla y acaricia mi cabello. Se sienta en la orilla de la cama y hago un enorme esfuerzo por no abrir los ojos, pero luego escucho como se quita los zapatos y se recuesta a mi lado. Antes de compartir la cama con él yo siempre dormía justo a la mitad, así que tiene espacio. Sin embargo, se recuesta frente a mí, no detrás como siempre lo hace. Ni siquiera lo hace a la altura de mi rostro, el suyo esta a la altura de mi barriga.

Pone su mano en mi cintura y acariciando hasta mi espalda confundiéndome. No tengo idea que esta haciendo y luego pone sus labios sobre mi barriga.

—No quiero perder a tu mamá. — Mi corazón se hace pequeñito al escuchar. — Nunca se lo digo, soy un poco idiota con ella. ­— ¿Un poco? — Pero la amo. — Aprieto los labios y abro los ojos cuando él apoya la frente en mi barriga. — Te juro que la amo o de otra manera no le hubiera pedido dejarte aquí. Acepto que no estabas en mis planes y todavía tengo mucho miedo. No sé que voy a hacer contigo, pero creo ni siquiera fue por mí que cambie de opinión, fue por ella.

Si sigue hablando voy a llorar.

—No quería deshacerme de una parte de ella. Tú eres lo mejor que hemos hecho juntos y ni siquiera te conozco. — Cierro los ojos de nuevo para que no sienta mi mirada. — Me equivoque muchas veces con tu mamá, pero te prometo que no lo haré contigo. Eres mi bebé. — Vuelve a besar mi barriga. — Tengo miedo como jamás en la vida lo he tenido, no sé si me vas a amar o me vas a odiar, quizá tu propio papá te caiga mal. Pero yo te amo bebé, seas niño o seas niña. Eres lo mejor que no quería que me pasara.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora