IMPERIO 78.

245 18 0
                                    

Después de nuestro viaje para renovar nuestros votos, fue como si hubiésemos renovado nuestra vida por completo. Creo que ninguno sabia cuanto necesitaba pasar unos cuantos días a solas.

Regresamos y diez días después asistimos a la boda de Keysi. Se casó con Elijah. — Bien, ya no es mi cuñada —, pero sigue siendo mi familia.

No tengo muy presente la boda de Keysi y mi hermano, mi subconsciente me gritaba que fue completamente diferente. Todos los Ivanova disfrutamos la boda, amamos ver a Keysi feliz. Bueno, no todos. Andrei se retiró un par de horas después de que iniciara la fiesta.

Durante la ceremonia pude notar que un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Trate de darle mi apoyo. — Aunque estaba feliz por Keysi —, pero me aparto bruscamente y no volví a acercarme a él. Ni siquiera me di cuenta en el momento en que se fue.

Él mismo busco la situación en la que se encontraba y, a decir verdad, me molesto mucho su actitud después de todo lo que le hizo vivir a Keysi, y mucho más porque Odalys que estaba sentada a su lado, embarazada, también se dio cuenta de lo que pasaba por la mente de Andrei al ver como su ex esposa se casaba con otro hombre.

— ¿En dónde está mami? — Me pregunta mi pequeño demonio.

Veo la hora y Samadhi tiene razón, debió haber llegado hace casi media hora. Revisó mi celular para confirmar que no me haya enviado un mensaje o algo.

— Voy a llamarla. — Asiente y sigue acariciando a Addie que esta por quedarse dormida.

— ¿A quién vas a llamar? — Alza una ceja entrando a la habitación. — Lo siento, se me hizo un poco tarde. — Nos da un beso a cada uno. — La reunión se alargó más de lo que tenía planeado y no podía escapar.

Unos segundos después se queda con la vista fija en nuestras hijas con una pequeña sonrisa. La conozco demasiado, sé que algo le preocupa y algo me dice que no es tema empresarial.

— ¿Estás bien? — Susurro en su oído y asiente.

Mientras comemos puedo notar que Hats sigue demasiado distraída, de hecho, casi no toca su comida y aunque sonríe con las cosas que Samadhi nos dice, su sonrisa no llega a su mirada.

Así que en cuanto cerramos la puerta de la habitación de nuestra hija, una vez que ambas están tomando su siesta de la tarde, tomó su mano y la llevó a nuestra habitación.

— Bien, ya estamos solos. ¿Qué tienes? — Acaricio su mejilla y su labio inferior tiembla. — Amor, solo dime.

— Es que no sé cómo. — Algunas lágrimas caen por sus mejillas.

Esto no me gusta para nada. Se me forma un nudo en la garganta y mi corazón se acelera. No quiero volver a la misma sensación de hace meses cuando creí que me estaba siendo infiel con el puto fotógrafo. Aunque esto es mucho peor, estoy preocupado.

— Oye, no te voy a poner una mano encima hasta que me digas que te pasa.

Detengo sus manos cuando se comienza a quitar la blusa. Nunca creí que diría esto, pero no es el momento para tener sexo.

— Es más fácil mostrarte lo que pasa a querer explicártelo.

— Amor, no te estoy entendiendo nada. — Trago saliva cuando se quita también el sostén. — Hats, solo...

— Siente. — Toma mi mano y la pone en su seno izquierdo.

— No. — Es lo único que sale de mi boca antes de que el nudo de mi garganta se vuelva enorme.

— No me había dado cuenta hasta que me cambie de ropa en el laboratorio y me acomode el sostén.

Me siento en nuestra cama cuando todo me da vueltas. Hats tiene una bolita en el seno izquierdo.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora