IMPERIO 83.

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— Estás pálido mi amor. — Hats me besa la frente. — No puedo creer que sigas vomitando.

— Yo tampoco. — Resoplo molesto.

Llevo dos semanas enfermo. Las náuseas no se van, me siento mareado, estoy pálido y no puedo dormir bien. La doctora Giacinti ya me dio una receta repleta de inyecciones y mi hermana me colocó una intravenosa para no deshidratarme.

Su expresión preocupada la verdad es que no me ayudó mucho. Los médicos son muy expresivos, aunque intenten no hacerlo, su rostro siempre grita lo que están pensando o cuando son malas noticias.

— ¿Te puedes levantar? — La observo bien y frunzo el ceño.

— Hats, tengo gastroenteritis, no estoy paralítico, por supuesto que me puedo levantar. ¿Qué sucede?

—Creo que esta vez si estoy embarazada. Tengo un retraso.

Aunque también puede ser común por los efectos del dispositivo que se quitó hace un par de meses me pongo de pie ignorando el mareo que me nubla la vista.

— ¡No me mires así! — Me regaña cuando la observo fijamente antes de que haga pis en los test de embarazo.

¡Vaya estupidez! La he visto dar a luz, pero ahora a la señora le da pena si la observo orinar y tampoco es cómo que sea la primera vez. No soy yo quién entra al baño todas las mañanas mientras se está bañando.

Cinco minutos después hay dos test de embarazo positivos, una Hats llorando y mi vómito en el váter. Excelente combinación.

Una vez que me lavo los dientes me rodea la cintura con las piernas y hunde el rostro en mi cuello sollozando. Ha tenido dos embarazos muy tranquilos, espero que en el tercero no me vuelva loco con las hormonas.

— Tenía miedo de no poder quedar embarazada. — Froto su espalda hasta que se calma poco a poco.

— Candace nos dejó claro que solo fue tema del dispositivo, pero ya estas embarazada de nuevo.

— Vas a ser papá de nuevo mi amor. — Susurra contra mis labios antes de besarme.

Tuvimos que esperar cinco malditos días para una cita con Candace, pues estaba fuera del país. Estuve a punto de enviar el maldito jet a Suiza que es en dónde estaba por una conferencia de medicina. A mis abuelos les encanta enviar a sus médicos a Suiza.

— Creo que este bebé llegó inmediatamente después de todos los estudios que hicimos.

— ¿De qué estás hablando? Los test habían sido negativos. — Hats frunce el ceño.

— Les he repetido que son mejores las pruebas en sangre, pero no les gusta esperar y prefieren resultados en cinco minutos. Estas embarazada y tienes siete semanas.

Frunce el ceño y me da el cubo de basura a su lado.

— Probablemente vayas a vomitar y no quiero que ensucies mi consultorio.

Y por supuesto que termine vomitando. ¿Quién no lo haría cuando te dicen que tu esposa está embarazada probablemente de gemelos? Tienen suerte que no me haya desmayado.

— Y deberías olvidarte que tienes gastroenteritis. — Frunzo el ceño. — Estás teniendo los síntomas del embarazo.

Lo que me faltaba.

— Es la genética amor. — Mamá me da un beso en la mejilla con una enorme sonrisa. — Tu papá también tuvo los síntomas del embarazo cuando estaba embarazada de las gemelas.

— Todavía siento que me voy a morir. — Se ríe abrazándome.

—No cabe duda que eres su hijo. — Me da un beso en la mejilla. — Felicidades mi amor. Te amo.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora