IMPERIO 72.

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Samadhi y yo acompañamos a Hats con Candace — que sigue siendo su ginecóloga — y nos confirmó que está embarazada. Tiene ocho semanas. Nuestra hija estaba confundida, pero a la vez emocionada en cuanto vio la pantalla y su emoción solo aumento cuando nos permitió escuchar los latidos de su corazón.

Hats por supuesto que quiere hacer parte a Samadhi del proceso para que no sienta que un nuevo bebé la va a sustituir. Es un proceso que será interesante. No tiene ningún problema en convivir con Varenka y Priyanka, es obvio que son hermanas, pero crecieron juntas.

Ni siquiera son dos meses de diferencia en su edad. Samadhi ni siquiera era consciente cuando sus hermanas nacieron, ella seguía durmiendo más de quince horas diarias.

Ahora, ellas serán mayores por casi cinco años que el nuevo bebé. Mentiría si dijera que no estoy cruzando los dedos para que en unas semanas más nos digan que ese bebé es un niño.

— La verdad, si el bebé es menos fastidioso que tú vas a dejar de ser mi hija.

— No es cierto. — Se sienta en mi regazo. — Tú me amas, aunque siempre me digas que no. Todos los papás aman a sus hijas, incluso cuando crecen. — Me da un beso en la frente. — Así como Nonno sigue amando a la tía Aitana, aunque ya no sea una bebé. Es solo que eres muy egocéntrico como para aceptarlo.

Dudo que sepa el significado de eso, pero como escucha a Hats decírmelo ella también lo repite. Le gusta esa palabra, aunque sea desconocida.

— No es cierto, quiero regresarte por dónde llegaste.

— Mentiroso. — Se pone de pie sobre mis piernas, me abraza y me da besos que me roban una sonrisa. — Además, mi hermanito ya está en la pancita de mami, no me puedes regresar ahí. — Suelto una carcajada.

Es una niña muy inteligente, cuando tenía un año seis meses sabía varias letras del abecedario, el nombre de animales y otras cosas. Siempre le gusta hacer algo.

—Papi, quiero saber algo. — Frunzo el ceño, pero asiento para que continúe. — ¿Cómo se hacen los bebés? — ¡Joder!

—Mami y yo hacemos a tu hermanito. — La pongo de pie y señalo la cocina para que camine.

—¿Y cómo lo hacen? — Se detiene en cuanto llegamos a la cocina para mirarme con curiosidad mientras espera una respuesta.

—Realmente lo trae la ballena. — Abre la boca sorprendida y mueve las manos emocionada.

—¿Entonces va a venir una ballena a traer a mi hermanito? — Sonríe.

—No, ella solo viene a ponerlo en la pancita de mami.

Pancita de mami se escucha ridículo, pero así comenzó a decirle Hats desde que era más pequeña y pues ya no puedo hacer nada y tengo que repetir esa frase.

—¿Y por qué yo no pude ver a la ballena? — Cruza los brazos haciendo un puchero.

Sí, es muy inteligente, pero no deja de ser una niña de cuatro años que la vida es un castillo de Disney. Quiero que mis hijas vivan la realidad, aunque en su momento; pero no les pienso quitar la ilusión y la fantasía que es la niñez. Si ellas quieren ser princesas, perfecto, eso serán. Voy a dejar que vivan dentro de su cuento de hadas hasta que sea necesario que se enfrenten al mundo real ya sea tomando la mano de papi o ellas solas en algún momento.

—Porque la ballena solo viene muy tarde por la noche, cuando todos están durmiendo para que nadie la pueda ver o alguien le tome una fotografía o vídeo.

—Y así nadie sepa que es ella la que pone en las pancitas de las mamis a los bebés. — Asiento. — Es como una ballena detective.

—Digamos que sí. — Le doy una cuchara para que pueda comer Nutella conmigo.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora