IMPERIO 49.

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Una hora después me confirman dos cosas. La primera es que efectivamente es una fractura y la segunda es que Aitana tenía razón, voy a necesitar cirugía. Por un enorme momento odie a mi hermana. Primero, por reírse de mi desgracia, y, en segundo lugar, por ser tan inteligente y tener razón. Por otro lado, también odio a Hats por fracturarme.

— Los medicamentos ayudarán al dolor. Te vamos a pasar a una habitación mientras preparan el quirófano, en veinte minutos haremos la cirugía y así evitar posibles daños.

— ¿A qué se refiere con posibles daños? — Trato de incorporarme de golpe, pero es doloroso y el médico me mira mal.

— Tenemos que hacer la cirugía hoy mismo a menos que no quieras volver a tener una vida sexual normal. — Dejo caer la cabeza en la almohada. — Al área VIP. — Le ordena a dos enfermeros.

— ¡No me jodas! Cuando te dije que llamarás a Aarón me refería a mi hermano. No a mi papá.

Ahora mis papás están en la habitación del hospital y yo quiero que la tierra me tragué de nuevo. Alguien tiene algo contra mí. Primero mi hermana y ahora mis papás en un momento tan vergonzoso de mi vida. ¿Por qué Hats tuvo que fracturarme precisamente el pene? ¿No pudo ser una pierna?

— Nos llamó tu hermana. — Papá cruza los brazos.

— ¿Tú me puedes decir que te pasó? — Mamá luce preocupada.

Hats niega dándome a entender que ella no les dijo nada y es un alivió. Aunque debió ser ella quien le dijera a mi mamá que fracturo a su bebé.

— Hats le hizo una fractura a mi hermano. — Aitana llega en dónde no la llaman.

— ¿Quieres callarte? — Le advierto a mi hermana.

— ¿Una fractura? — Ahora mira a Hats, pero luego observa mis brazos y piernas con el ceño fruncido. — ¿En dónde y cómo?

— Mamá. — Aitana señala mi entrepierna con el índice y maldigo.

— ¿Qué? — Mamá grita, pero papá se ríe.

Por lo menos los enfermeros vienen a salvarme para llevarme a quirófano y más vale que pueda tener una erección después de esto. Mientras la anestesia hace lo que debe hacer no puedo dejar de pensar en el hecho de que Hats está embarazada.

— Quizá te envíe un angelito que te diga papá.

Cuando me golpearon y pasó lo de mi abuela eso fue exactamente lo último que escuché y no puede ser tan en serio. ¿Lo puede hacer? No, obviamente no. ¿O sí?

Cuando despierto es bastante temprano, quizá las 7:00am, mi mamá está conmigo — como supuse que sería — ya no hay dolor, pero no estaré tranquilo hasta que sepa que no hay ninguna secuela. Mi vida sexual no puede terminar a los veintitrés años. No debí dejarme chantajear con esa lencería de encaje blanco.

Algunas horas después el médico me dice que la cirugía salió bien, pero si quiero tener una vida sexual normal no puedo tener sexo en por lo menos cuatro semanas y prefiero esperar ese tiempo a toda la vida. Esta vez no voy a protestar.

— Necesito hablar con Hats, ¿Nos dejan solos? — Mi mamá y mi hermano salen con el ceño fruncido. — ¿Hace cuánto tiempo lo sabes? — Le suelto sin más.

— Una semana.

Toma su bolso del sofá y me pasa un sobre. Son los resultados de una prueba de embarazo en sangre y es positivo. La fecha corresponde a la semana pasada.

— ¿Cuánto tiempo tienes? — Un nudo se forma en mi garganta.

No sé qué pensar, no sé qué sentir, no sé qué carajo vamos a hacer. Yo no estoy seguro de querer tener hijos. ¿Cómo mierda paso esto?

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora