IMPERIO 51.

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Cuando todos se van me quedó en el marco de la puerta del vestidor observando como Hats se cambia de ropa y no de una mala manera, es solo que por más que la veo no se le nota nada en el embarazo. Juro que si no hubiera visto la ecografía y escuchado su corazón por mí mismo no creería que de verdad estuviera embarazada.

Además, que no es como que tenga dos semanas de embarazo para que sea imposible notarlo. La ginecóloga nos dijo que no todas las mujeres presentan los síntomas normales y Hats es una de ellas, en ningún momento la he visto vomitar o marearse, sigue comiendo normal sin que nada le de asco. Supongo que es mejor así. Menos drama los próximos meses.

— Ven. — Me acerco a ella y es obvio que sigue nerviosa.

— Vamos a estar bien Hats. — Le aseguro.

Aunque la verdad no sé si lo digo más por ella o por mí. No dice nada, solo toma mis manos y las pone sobre su vientre.

— Mi mamá siempre me ha dejado sola en momentos importantes. — Le tiembla el labio inferior. — Tú no me dejes sola en esto.

— No pienso hacerlo, no voy a dejarte sola, aunque me hagas fracturas. — Sonríe.

— Estoy embarazada, peso más. — Suelto una carcajada.

— Sí, doce gramos más. — Sonríe con una leve mueca y luego suspira.

Quizá no le vaya a gustar la pregunta que voy a hacer, pero tengo que hacerla y estar preparado para una posible respuesta; pues de ella va a depender mi salud mental.

—Hats. ¿Quieres tener a tu mamá cerca durante el embarazo?

—Supongo que muchas mujeres lo quieren. — Suspira. — Aitana tuvo a tu mamá en cada momento.

—Y tú quieres tener a tu mamá contigo. — Afirmo y ella asiente.

¡Mierda! Supongo que no tendré otra opción mas que disculparme con una mujer que odio por lo que dije hace algunos meses. No suelo disculparme, mucho menos cuando no me arrepiento de lo que dije o hice — cómo es el caso — pero no solo se trata de mí. Esto es mas sobre Hats que sobre mí. No puedo cambiar a la mujer que le dio la vida. Esto sería más fácil si Max hubiese elegido otra madre para su nena. Cosa que tampoco él puede cambiar, aunque así lo quiera.

—Quiero una madre de verdad Aidan. — Frunzo el ceño. — Una madre que me hubiese amado desde que era pequeña, que jamás me hubiera dejado sola, que toda su vida le haya importado y que no solo me buscara para conseguir dinero. — Suspira. — Y esa mujer no es Grace. Quiero una madre conmigo en esto que es nuevo para mí, pero no la quiero a ella.

Quisiera suspirar aliviado, pero lo oculto pues no pienso hacerla sentir mal. Hats sabe que jamás tendré una buena relación con Grace, nunca intente hacerlo y jamás lo haré. Me llevo bien con Max, eso es lo más importante.

—Aunque no me preocupa mucho, jamás la he tenido. — Se encoge de hombros.

—Creo que tendré que prestarte a mi mamá durante algunos meses. — Sonrío con un suspiro exagerado y por fin suelta una carcajada.

—Me va a querer más a mí. — Frunzo el ceño. — Yo soy quién le dará otro nieto. — Me guiña un ojo y me mira con suficiencia. — Aunque quizá termine como ballena, abra otro nieto.

Ahorita no le preocupa su peso, pero estoy seguro de que es solo porque aún no es evidente el embarazo, Grace siempre le ha hecho énfasis en que debe tener el cuerpo perfecto, no debe subir de peso y estoy seguro de que ese será un gran problema en un futuro si es que las hormonas la vuelven loca. Solo espero y no sea así para no tener que soportar cosas así, no me gusta cuando ella misma se ofende por su cuerpo del que yo no tengo ni una sola queja, es perfecto.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora