Capítulo 55. Pelea.

192 15 4
                                    

Jade.

 

Era otro día por la mañana, Nash había quedado en pasar por mí para llevarme.

Yo me estaba peinando mientras me miraba al espejo, tenía la mirada perdida pensando en lo mismo una y otra vez…

¿Es lo correcto?

Yo era una persona muy indecisa, pero sabía que esto era importante, eran los sentimientos de una persona, y no de una persona cualquiera, se trataba de mi mejor amigo…

Bajé mi mirada.

Coloqué mi cepillo en la mesita. Tomé mi mochila y caminé a la puerta, justo antes de abrirla se escuchó el claxon del auto de Nash.

Abrí la puerta, bajé las escaleras, abrí la puerta principal y salí, antes de cerrar la puerta miré a Nash, el cual me miraba con una sonrisa.

Yo traté de sonreírle, pero salió más bien como una mueca…

Cerré la puerta y me aproximé al vehículo. Por fin me introduje en el asiento del copiloto, me senté y cerré la puerta después. Volteé a ver a Nash que me miraba con una sonrisa acercándose para darme un beso, yo no tuve otra alternativa, así que ambos nos saludamos de beso…

— ¿Cómo estás? —preguntó tiernamente.

Yo miraba un punto fijo sin decir nada, estaba distraída pensando mientras me mordía la uña.

—Jade.

Reaccioné al instante con un “¿Ah?”

Él sonrió.

—Estas distraída, ¿en qué tanto piensas?

—E-en nada—tartamudeé nerviosa, Nash frunció el ceño.

Después de eso yo sólo miraba por la ventana el paisaje y Nash conducía, ninguno hablaba, lo cual era muy incómodo.

Yo sólo pensaba y pensaba lo mismo una y otra vez, y desgraciadamente, también pensaba en Harry. ¿Por qué? ¿por qué me pasaba esto?

Ni siquiera me había vuelto a llamar después de todo… creo que era lo mejor.

No le quise contar nada a mi hermano y a mi madre… pues mi madre se preocuparía bastante, y mi hermano lo golpearía…

Suspiré, eso causó que el cristal se empañara.

—Estás muy callada—murmuró Nash.

Lo volteé a ver.

— ¿Te pasa algo Jade?

—Mm, no, ¿a qué te refieres? —pregunté tontamente.

—Pues, no eres la misma de antes… quiero decir, ya no estas animada como antes, ya no me hablas como antes… ¿es por qué somos novios?

Mis mejillas se calentaron. No sabía que decir, es justo lo que pasaba… pero él no tenía que preocuparse por eso… dios ¿qué le digo?

Me mordí el labio.

—No—es lo único que salió de mi boca.

— ¿No?

—No… no es eso, es que tengo sueño—le dije.

Él frunció el ceño nuevamente.

—Ay algo que no me quieres decir…

No contesté y volví a mirar la ventana. Finalmente llegamos.

Ambos bajamos del auto. Antes que pudiera voltear a verlo al otro lado, él ya estaba atrás de mí, a lo cual me hizo dar un pequeño salto.

Él me sonrió.

Marcel... ¿Eres tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora