Marcel... ¿Eres tú?

Capítulo 18. La declaración de Sam.

No quería voltear, sabía, sabía que si lo hacía acabaría de nuevo en sus juegos. Me envolvería en sus brazos y me estamparía en sus labios, sus asquerosos labios. Pero tenía tanta curiosidad de saber si él seguía ahí atrás de mi, o si ya se había ido. La curiosidad me ganó. Y sí, él estaba atrás de mi. Justo al voltear me rodeo en sus brazos fuertes a mi cintura, y me besó justo como yo pensé.

Me separé de él lo más rápido, pensé que todo el mundo nos veía, pero no. Ni si quiera mis propios amigos se percataron. Las chicas estaban a lado mío de espaldas platicando. Marcel estaba en frente mío pero igual de espaldas platicando con Niall muy entretenido, como si nada hubiera pasado. Sentí horrible que ni mis propios amigos se dieran cuenta de lo que pasaba, y que no me defendieran. Pero ésto me pasaba a mi, por no contarle nada a nadie.

-¿Lista?- Me preguntó feliz.

-No- dije cortante.

Sam rodó los ojos y me llevó de la mano a la fuerza. Pasamos por toda la multitud, y aún así nadie nos miró, ni mis amigos se percataron que yo ya no estaba en mi lugar. Llegamos al lugar donde se suponía que se me íva a declarar, el callejón pequeño de aquella esquina del segundo patio. Nos entramos a el y nos detuvimos en lo más profundo. 

-Bien- dijo Sam en frente de mi.

Me cruzé de brazos indignada. Estabamos él, yo y las dos paredes del callejón frío. Hasta el callejón era más calido que el estúpido de Sam. Oh, y había de tras un enorme bote de basura.

Lo fulminé con la mirada.

-¿Qué?, oye deberías apreciar un poco lo que hago, ¿sabes?- dijo el muy inocente.

-¿En serio?- le dije irónica.

-Bien... tal vez no.

Suspiré.

-¿Eso es todo? bien- dije dandome media vuelta en mis talónes.

-No, espera- Me agarró del brazo como acostumbraba.

Me giró para así yo quedar de frente de él.

Me tomó de la mano, se arrodilló, me miró y dijo:

-Jade Thirlwall- Hizo una pausa.- Déjame demostrarte lo hermosa que eres junto conmigo, déjame estár siempre contigo, en tus días más tristes. Déjame hacerte la chica más feliz del mundo. ¿Quieres ser mi novia- Dijo con las palabras más falsas que había escuchado.

Puse mi mano en mi pecho en forma de alago. Lo cual no sentí.

-Oh, que tierno. Eso fue hermoso.- Le dije mirándolo sonriendo falsamente.- No- dije cambiando mi expresión drásticamente.

-¿Qué?- dijo él sorprendido.

-Lo que oíste- me giré de nuevo para irme.