Capítulo 34. Recuerdos.

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Jade.

Estaba acostada en mi cama en una tarde de sábado. El calor era irritante, por eso era que estaba vestida con un short corto de mezcilla, una blusa de tirantes escotada, y estaba dezcalza. Tenía el pelo suelto esparcido por toda la cama, mi largo y hermoso pelo azul, que claro, conociendome bien, deberían de saber que me aburre mucho tener por mucho tiempo un mismo color de pelo, soy muy fácil de aburrir. Mi largo cabello azul ya me había aburrido, pensaba pintarme algo parecido a mi tono natural, un algo naranjo o café.

La puesta de sol estaba en frente de mi ventana, dejándome ver el cielo naranja y tibio. Sonreí por ver el cielo naranja, se veía lindo.

Di la vuelta para voltear a ver justamente la puesta de sol que se veía desde mi ventanal. Me detuve sin pestañear, no quería perderme ni un sólo momento de esa hermosa imagen, y de pronto, me entró el pensamiento de: ¿Qué estará haciendo Marcel en estos momentos?

Mientras mi conciencia me decía: «¡¿Qué rayos haces, Jade?! ¡Olvídalo!» mi corazón me decía: «Espéralo, él es el amor de tu vida»

Y simplemente, no podía olvidarlo.

Nash, en éstos últimos días no se había rendido; me mandaba flores, peluches, millones de cosas, los aceptaba, pero mi decición era clara, y él lo sabía. Es que, si yo lo aceptaba... era como traicionar a Marcel, y Nash era como mi hermano.


Me recosté mirando hacia el techo de mi habitación, recordé la sonrisa de Marcel. Era tan sincera y tierna, tan blanca e impecable. Marcel tenía ese típico "No sé qué" que me hacía amarlo con frecuencia, y es que no podía abandonar esos sentimientos hacia él.

Mis recuerdos navegaban una y otra vez en mi mente, si rumbo alguno. Su cara en mis recuerdos era impecable, nada se veía borroso.

El recuerdo más preciado que tengo de él fue cuando llovió y nos mojamos. Ese día fue inolvidable, y apesar de todo... espero que Marcel me siga recordando y extrañando tanto como yo a él.

Y me pregunto: ¿En realidad vale la pena ilusionarme pensando que volverá?

Es algo que no puedo contestar...

Miré mi teléfono, esperando aquella llamada ansiada desde que se fue, espero volver a oír su melodiosa voz, su risa...

Suspiré

Me levanté y me dirigí al pequeño rincón desolado en mi habitación. Tomé la mochila de Marcel que descanzaba ahí, y la abracé fuertemente mientras cerraba mis ojos. Aún olía a él.


—Te extraño tantosusurré.

—¿Jade?oí la nefasta voz de mi hermano que se asomaba por la puerta.
—¡Jackson!, eres un maleducado. ¿Si sabes que se debe tocar la puerta antes? —gruñí mientras bajaba la mochila.

Marcel... ¿Eres tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora