Capítulo 43. Rendirse.

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Maratón 3/4

Jade.

Salí corriendo del segundo patio con prisa, esquivando a todas la persona que se encontraban platicando, riendo, o estando solas. Recorrí todos los pasillos, todas las aulas, todas las cafeterías, todos los patios, e incluso me pasé por los baños, con la esperanza de que aquél chico con grandes lentes se encontrara en el último baño… pero no lo encontré por ninguna parte. ¿Se habrá ido? No, imposible, hoy es su primer día y debe reinscribirse… ¡Claro!, tal vez esté en la dirección.

Corrí fugaz de nuevo pasando por los pasillos hasta encontrar la dirección. Miré la puerta que se encontraba cerrada

Torcí los labios y dudaba si sería buena idea entrar, ¿qué tal si se molestaba la directora?

Me armé de valor, y tomé la perilla, la cual comenzó a girar lentamente cuando la tomé. Mi cara se llenó de curiosidad y de sorpresa. Me recorrí un poco hacia atrás cuando la puerta se abrió completamente, dejándome ver aquél rostro al cual buscaba.

Mi corazón se aceleró de inmediato y ambos nos quedamos parados en seco mirándonos fijamente…

Harry (un poco antes)

—Entonces, vienes a reinscribirte, Marcel—dijo la directora con una sonrisa.

—Por favor, no me llame así—rodeé los ojos.

—Lo siento, Harry, pero ¿qué pasa si tus compañeros te reconocen?

—No lo creo, seré cuidadoso, a parte, yo ya estoy muy cambiado, de físico y de actitud.

—Bien, mira, sólo te recibiré por tus buenas notas, pero si bajas… tendrás que regresar a E.U ¿de acuerdo? —advirtió.

—Como sea—rodeé los ojos al momento de levantarme de mi asiento y dar las gracias.

«Como me castran estas ancianas».

Tomé los papeles que se encontraban en el escritorio y me di la vuelta dispuesto a irse.

Tomé la perilla y la giré lentamente, como si tuviera el presentimiento de que hubiese alguien atrás de ella…

La giré completamente, y por fin la abrí completamente.

Sorpresivamente, me encontré con una persona, de que a primera impresión no supe de quien se trataba, pero la miré fijamente, y ahí estaba ella… de nuevo.

Estaba pálida y me miraba con sorpresa, al igual que yo, la miraba sorprendido. Ambos nos mirábamos fijamente.

— ¿Pasa algo, Harry? —preguntó la directora haciendo que ambos reaccionáramos.

—No, no pasa nada—dije sin dejar de mirar, a Jade.

Ella bajó levemente la mirada y recupero su postura. Finalmente salí de en medio del marco de la puerta y la cerré sin dejar de mirarla.

Ahora en vez de que estuviera pálida, estaba ruborizada y miraba al suelo jugueteando con un mechón de cabello.

—Nos volvemos a encontrar—dije amablemente, y un tanto tímido.

«Demonios, ¡¿Qué estoy haciendo?! Se supone que no haría ni si quiera tacto visual con ella»

— ¿Se te ofrece algo? —pregunté inseguro.

—Bueno yo…

Me quedé en silencio.

—Yo sólo… es que…

Marcel... ¿Eres tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora