Capítulo 38. Desmentir.

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Miraba el hermoso paisaje iluminado de la ciudad, mientras trataba de que mis lágrimas no cayeran más, con mis manos las limpiaba bruscamente. Aún no entendía, ¿qué pasó? ¿Qué salió mal?, eran preguntas que no me podía explicar yo misma. No sé qué le hice a Jacob para que me dejara plantada.

No podía si quiera pensar mal de él, a pesar de que no lo conocía, él no era mala persona, era imposible que él lo hubiera hecho por gusto.

Ya en la entrada de mi casa, saqué de mi monedero mis llaves y abrí la puerta con delicadeza, la luz estaba apagada. Cerré la puerta al igual y suspiré. De pronto sentí la presencia de alguien y segundos después oí la dulce voz de mi madre.

—Hija, ¿qué pasó?, ¿Por qué tan temprano? —preguntó mi madre sorprendida.

La miré deshecha y con todo el rímel abajo, no pude evitar soltar un sollozo y hacer una expresión de dolor. Mi madre corrió a abrazarme.

—Si tan sólo te hubiera hecho caso…— le susurré.

—Ya cariño, son cosas que pasan a ésta edad.

—Pero, es que era diferente. No lo entiendes, me peleé con Nash por su culpa, y ahora, sé que en verdad me equivoqué, porque yo no lo quería admitir—Mis voz estaba cortada y apenas podía hablar, sentía un tremendo nudo en la garganta.

— ¿Quieres hablar de eso?  —Preguntó mi madre acariciando mi cabello.

—No…—susurré. Sinceramente, ni siquiera quería recordar ese día.

Mi madre y yo hablamos toda la noche de la vida, de los problemas en el amor y más, e incluso me había preparado chocolate caliente, era la mejor mamá del mundo. Entonces, de repente, preguntó:

— ¿Lo extrañas?  —No sabía a qué se refería con esa pregunta después de un silencio incómodo, no sabía si se refería a Nash, y mucho menos a Jacob, sólo se podría tratar de…. Marcel.

—Mucho—respondí con fuerza.

—Sabes cariño, es el único chico que me ha agradado de los que has traído a casa, claro que también Nash, pero Marcel era diferente.

—Sí, es una persona inolvidable…

—Y yo creo que él piensa de ti lo mismo—me sonrió.

Después de eso, dimos por perdido el pasado y continuamos al presente, ambas nos fuimos a dormir, aunque yo no pude tan fácilmente, después de que mencionáramos a Marcel, muchas dudas inundaron mi mente, ¿él pensará en mí? acaso, ¿me extrañará?

~Canción en multimedia.

El lunes por la mañana me levanté a las 6:20 am. Imagínense como estaba, sí, me peiné, me vestí y me maquillé en 10 minutos, entraba a las 7:00 am, y lo peor es que el maestro era puntual, si no llegaba a tiempo cerraba la puerta y ya no me dejaba entrar, era por eso que en estos momentos yo era Flash.

Me había vestido con el vestido de gatitos (el que use cuando lo de Nash) con un suéter blanco tejido que tenía un conejito hipster atrás. Me puse unas mallas negras y unas zapatillas bajas color café. Me hice una coleta alta despeinada y me la amarré con un listón rosa crema. Ya preparada salí de mi habitación con mi mochila en la mano. Miré el reloj: 6:40 am, les dije que haría todo tan rápido como pude.

—Tu jugo está en la mesa—oí decir a mi madre cuando me vio bajar de las escaleras.

Agarré el jugo y le di un sorbo rápidamente.

Marcel... ¿Eres tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora