CAPÍTULO 24 INICIACIÓN

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Santiago se sentía cansado, sus miembros estaban entumecidos, apenas los sentía.

El frío calaba sus huesos, ya no quería luchar más, ya no le quedaban fuerzas suficientes, sentía que su vida se iba como había llegado, y no había hecho nada con ella, deseaba llorar como lo había hecho de pequeño y aún de jovencito cuando su padre lo llevaba con él y lo obligaba a participar de cosas que no quería y se resistía, pero terminaba cediendo ante la presión de él, en esas ocasiones odiaba a su padre y se odiaba así mismo, como la primera vez que tuvo que golpear a alguien y aunque se lo merecía no le gustó hacerlo, o cuando su padre lo obligó a dispararle por primera vez a un hombre aun sabiendo que era inocente, ¿la razón? No quiso unirse a su grupo delictivo. Su padre lo puso delante de él después de que sus hombres lo hubieron golpeado y sin más puso un arma en su mano.

_¡Es hora de que te conviertas en un hombre le dijo! -apenas tenía 15 años, él solo quería aventar el arma y salir huyendo de ahí, pero sabía que si lo hacía, su padre lo obligaría a hacer cosas peores, hasta convertirlo como él decía, en un hombre, si quería que lo dejara en paz no solo él, sino sus hombres, tenía que cumplir su orden, así que tomó el arma, estaba tan asustado que sentía que se le caería en cualquier momento, su corazón desbocado retumbaba en sus oídos, todos estaban expectantes, en realidad nadie creía que lo hiciera, lo veían demasiado asustado, demasiado inmaduro, un niño todavía. Cuando apuntó hacia aquel hombre, lo impactó el ver la entereza con que se enfrentaba a la muerte, aunque permanecía de rodillas delante de él, levantó la vista y su mirada firme, carente de temor, le instaba a que terminara ya, en ese momento el envidió a ese hombre, cuando menos él, tendría su libertad ahora, y su corazón permanecería íntegro, sin embargo, él estaría esclavizado a esa tierra, a esa gente, a ese hombre a quien llamaba papá, convertido en un asesino.

Levantó la pistola, apuntó al pecho del hombre, por un instante cerró los ojos para disparar, pero en el último momento los abrió y disparó. Horrorizado vio como una mancha roja se formaba de inmediato en su pecho y caía.

Un estruendo de gritos y aplauso se escucharon a su alrededor.

El aun aturdido no se explicaba que había sucedido, ese hombre no debería estar muerto, en el último momento se había arrepentido, estaba seguro de que había disparado lo más lejos posible del corazón, pero él había caído sobre su pecho y no se movía, lo había matado... en verdad lo había matado, sintió que todo giraba a su alrededor, por un momento pensó que vomitaría ahí mismo delante de aquél grupo de rufianes, pero no... No podía hacerlo, ni podía darse el lujo de desmayarse ahora, si lo hacía sería el hazmerreír de todos y esto nunca tendría fin, sabía que su padre insistiría en que asesinara a más gente hasta que lograra pasar la prueba con "dignidad".

_ ¡Dame la pistola! -dijo su padre. - ¡le daré el tiro de gracia!

_ ¡No! -exclamó él. _ ¡Yo lo haré! - sostuvo con fuerza el arma. _solo déjenme solo, yo... me encargo. -levantó la barbilla desafiante, como si fuera todo un hombre.

Y dio resultado, su padre ordenó que lo dejaran, orgulloso de que su hijo, por fin empezara a mostrarse más participativo y más entusiasta en esos asuntos.

_ ¡Bien! cuando termines enviaré a dos de mis hombres a deshacerse de él -dijo sin más.

_Deja que yo me encargue. -dijo él temeroso de que se arrepintiera de dejarlo solo.

_ Está bien, no me defraudes - dijo dándole la espalda y marchándose.

Cuando se hubieron retirado todos, aún permaneció unos minutos inmóvil, temeroso de hacer cualquier movimiento, luego se apresuró a voltear el cuerpo inmóvil del hombre, quien para su sorpresa se quejó, se llevó la mano hacia la herida y se incorporó quedando sentado.

_Eres muy valiente chico, fue lo primero que dijo mirándolo con agradecimiento. _Si me dejas ir, te prometo, que jamás en tu vida me volverás a ver, nunca nadie sabrá que me perdonaste la vida. -dijo mirándolo a los ojos.

Santiago solo asintió sosteniendo su mirada con timidez e incertidumbre.

_No te preocupes -dijo el hombre te diré que vamos a hacer para que nadie se dé cuenta de lo que acaba de suceder, después de esto te prometo que no me volverás a ver, a menos de que tú quieras, pero antes te daré algunos consejos. -dijo tomándose de su mano para ponerse de pie. Su herida solo era superficial, aunque dolía demasiado.

Ese fue uno de los momentos que marcó su vida para siempre.

Ese día siguió los consejos de ese hombre al pie de la letra, lo que evitó que se convirtiera en un asesino y que hizo que su padre quedará tan satisfecho con su trabajo, que jamás, cuestionó sus métodos. Siempre que por alguna razón "tenía" que deshacerse de alguien, invariablemente pedía a su padre que lo dejaran a solas, para darles el tiro de gracia y posteriormente deshacerse de ellos, siempre fingía calcinar los cuerpos, lo cual era sencillo, por fortuna los ajustes de cuentas siempre se llevaban a cabo en el mismo lugar y cerca de ahí, siempre deambulaba el ganado que su padre poseía, era tanto que difícilmente se daban cuenta de que faltara algún animal, luego él hacía creer que se trataba de la, o las personas ejecutadas. Una vez que su padre se retiraba satisfecho, a esas personas se les entregaba dinero para que pudieran escapar lejos de ahí y nunca más regresar.

En un principio fue difícil porque Santiago no disponía de dinero, pero Antonio, el primer hombre al que Santiago le perdonó la vida, fue quien implementó el elaborado plan, sacado de su propia experiencia y resultó.

Ahora tantos años después seguía funcionando, ya no para mantener contento a su padre, él ya había muerto, sino para mantener su reputación de asesino, de hombre duro e implacable y mantener así alejados a sus enemigos.

Eran muchos los que su padre le había heredado, así que, en ocasiones muy retiradas, era necesario implementar el plan, como la última vez, hacía apenas unos meses y por causa del cual, ahora él se encontraba en esta situación.

FUE MI ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora