CAPÍTULO 49 TE DEBO LA VIDA

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Tu madre me estuvo buscando desde hace algunos días, cuando nos vimos, me ofreció entregarte, a cambio de que me deshiciera de ti y de tu familia.

Santiago lo miraba con los ojos muy abiertos, no lo podía creer, ¿hasta cuándo seguiría su madre dañándolo?

_Aunque no lo creas, me negué a ayudarla y la mandé vigilar, luego me enteré de que, al yo rechazarla, fue a pedir ayuda a Rigoberto Salas, quien no dudó en concedérsela.

Santiago estaba sorprendido con lo que se estaba enterando, no lo podía creer, ese hombre, aunque con menos poder que ellos dos, era por mucho el más cruel y sanguinario de todos, no entendía, como su madre se había atrevido a aliarse con él, se rumoraba que él había causado la muerte de su padre.

_ ¿Tú crees que tu padre era todo poderoso por estos lugares? -dijo Aureliano adivinando los pensamientos de Santiago. _pues lo era, pero había alguien detrás de él que lo hacía fuerte y era tu madre, ella nos conocía a todos y no dudaba en tratar por debajo del agua con tal de tener a tu padre en la posición en la que estaba, así que no te asombre de que haya tratado con él o conmigo si yo hubiese aceptado.

Santiago lo miró desconcertado, pero la verdad es que ya nada le sorprendía, viniendo de ella, lo que no entendía, era cómo había estado tan ciego durante todos estos años, a él, que nada se le escapaba. Por lo visto ella sí.

_ ¿Por qué me dices todo esto? -quiso saber Santiago.

_Ya te lo dije, te debo la vida y ha llegado el momento de pagar mi deuda. Es más, eres libre de irte.

Santiago lo miró totalmente incrédulo, pero no se movió.

_No sé qué pretendes, no entiendo tu juego, pero por nada del mundo dejaría a mi gente aquí contigo.

_En estos momentos tu vida no vale nada -puso su pistola en su cabeza, eres hombre muerto si yo quiero -lo miró incapaz de comprender su actitud. Él pensó que estaría feliz por su libertad, pero el muy necio seguía ahí, discutiendo con él. _ ¡te estoy dando la oportunidad de tu vida! -retiró el arma. _ ¡lárgate de aquí!, ¡es tu vida!, ¿qué te importan todos estos? -señaló a su alrededor.

_Es mi familia y si traicionas a tu familia, igual estás muerto -fue su única respuesta.

Aureliano lo miró desesperado. Casi se jalaba los pelos por la terquedad de ese hombre, pero ¿que esperaba?, tenía años admirándolo en secreto y deseando poder ser como él, deseando tener las mismas agallas que él había tenido para aventar todo y salir de esa vida, pero seguía ahí, y seguiría ahí, porque él, no tendría la misma suerte de Santiago, lo sabía.

_ ¡Entonces...! - ¿desechas mi oferta? _lo miró incrédulo.

_Si es a costa de la gente que amo, sí... si la desecho. -dijo con seguridad, prefería morir antes que entregarlos a manos de Aureliano. _ en todo caso, te propongo que los dejes ir a ellos y haces conmigo lo que tú quieras.

_ ¡Tú no entiendes! -exclamó exasperado. _ ¡todos me pertenecen, si quiero acabo con todos en este mismo instante! -apuntó su arma girando alrededor, haciendo que se sobresaltaran de terror. _ ¡Veamos! ¿Con quién empezaré? -apuntó girando hasta quedar frente a Damián quien estaba espantado, pero no se inmutó.

A Santiago se le heló la sangre, lo había hecho enojar. Miró como le apuntó a Damián... y disparó.

Las mujeres dejaron escapar gritos de angustia, mientras que los hombres solo se encogieron asustados en su lugar.

_ ¡Basta!, ¡basta ya! -gritó Santiago con el rostro desencajado y el corazón a punto de salírsele. Sabía que Aureliano era buen tirador, estaba jugando con él, pero, ¿hasta cuándo solo sería un juego?

_Creo que a veces tengo mala puntería. - rio con malicia a Santiago y luego a Damián quien seguía de pie totalmente pálido y a punto del colapso.

_ ¡Eres un idiota, infeliz! -explotó Santiago furioso. _ ¡no me debes nada porque yo jamás salvaría tu asquerosa vida!... ¡no me debes nada! -gritó con desesperación.

El corazón de Aureliano se sobrecogió, no esperaba esa reacción de Santiago, pero tenía razón, su vida había sido un asco y lo seguía siendo en estos momentos, siempre había jugado con la gente y sus sentimientos, eso lo hacía fuerte y lo mantenía en la posición en la que se encontraba, pero por alguna razón con Santiago no podía, quizás era porque le debía el estar vivo.

_ ¡Tú no estás en posición de reclamar nada ni de opinar! -se recompuso rápidamente. _ ¡tu no recuerdas lo que yo recuerdo, así que cállate! -ordenó. _ ¡te dije que hoy voy a saldar mi deuda contigo y lo haré, y como no aceptas ninguna de mis opciones, te voy a dar la última, escoge a tres personas que se quedarán contigo y los demás se pueden largar!

Santiago maldijo por lo bajo, no quería hacerlo, pero tenía que, no se arriesgaría a desatar de nuevo la furia de Aureliano, luego idearía algo para salir de esta.

_Perdónenme -dijo casi en un susurro, pero aun así fue escuchado. Luego los nombró.

_Damián, Gustavo y Nicolás, no había nombrado a ninguna de las mujeres porque si no lograba liberarlas su suerte sería espantosa y eso no se lo perdonaría jamás, en cambio con los hombres tenía más oportunidad de salir de ahí y si no, eran más fuertes que ellas y podrían sobrellevar mejor lo que viniera.

_ ¡Bien! - dijo Aureliano cuando sus hombres empujaron a los tres al lado de Santiago. _ ¡Los demás pueden irse!

Para su sorpresa, y los que estaban al frente, nadie se movió de su lugar excepto Andrés que fue entregado por su madre a uno de los hombres de Santiago, quien se lo llevó de inmediato.

_ ¿Sabes? -dijo Aureliano con voz cansada. _ por primera vez en mi vida te tengo en mis manos, siempre anhelé este momento y por fin estoy aquí, puedo jalar del gatillo y terminar con tu vida y con la vida de los que amas y en lugar de hacerlo estoy parado frente a ti, sin atreverme a hacerlo, porque lo recuerdes o no te debo la vida y no solo eso, sino que estoy aquí, envidiándote como no tienes una idea. Que diera yo por que hubiera una... solo una persona, que hiciera por mí lo que ellos hacen por ti -señaló a su alrededor. _ ni tú quieres dejarlos, ni ellos quieren dejarte y yo me encuentro en un gran dilema, porque debería de vengarme de ti, aunque no sea tomando tu vida, pero si cuando menos la de alguno de ellos.

FUE MI ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora