Santiago se dio cuenta de que no había nada más que hacer, él había tomado su decisión y el chico había tomado la suya. Lo último que atinó a hacer fue indicar con un movimiento de cabeza a Bruno, que él y sus hombres se mantuvieran al margen.
Bruno no podía entender lo que Santiago se proponía, pero confiaba ciegamente en él. Siempre había sido así, siempre había obedecido sus órdenes sin cuestionarlo, aun cuando él pensaba que su jefe se estaba equivocando y hasta ahora Santiago nunca lo había defraudado. Él siempre tenía la razón y rara vez se equivocaba.
Por eso no podía entender lo que acababa de suceder, él pensó que Santiago tenía un as bajo la manga, sin embargo, no podía creer, cuando escuchó las detonaciones y lo vio caer, sus ojos se cruzaron por unos segundos mientras caía y lo que vio en ellos lo dejó helado, en ese momento lo comprendió todo. Él, su jefe, su mejor amigo, su salvador, se había dejado matar, la paz que vio en su mirada se lo había dicho todo, y él como un tonto se había dejado engañar para que no lo salvara.***
Después de las detonaciones, todo se volvió un caos. La gente gritaba, algunos se tiraban al piso, otros se refugiaban debajo de las mesas, otras detrás de la barra, ninguno intentó salir ya que los disparos provenían del joven parado justamente en la entrada.Rubén no podía creer lo que acababa de hacer. Durante el tiempo que estuvo buscando a ese hombre su único objetivo era cobrar venganza y pensó que eso le iba a traer paz y alegría, pero en este momento solo había confusión y dolor y por ningún motivo sentía esa paz y esa liberación que él esperaba.
Después de descargar su arma contra su enemigo y verlo caer, se dejó guiar como un autómata por sus amigos ante la urgencia de salir de ese lugar, sin embargo, no avanzaron mucho, para cuando se vieron rodeados de policías que los instaban a rendirse.
El levantó las manos y se entregó sin oponer resistencia, seguido por sus amigos, hasta ahí había llegado, su sed de venganza lo había convertido en un asesino. No se sintió nada bien, la cabeza le daba vueltas y tenía ganas de vomitar, volvió su mirada hacia atrás, todo era caos y confusión, el hombre alto y fornido que el supuso iba con Santiago estaba agachado intentando ayudarlo, cuando Bruno se movió hacia un lado, él pudo ver al hombre en el piso, en medio de un charco de sangre, parecía muerto... debía de estar muerto, después de todo había vaciado el cargador de su pistola sobre él, pero...¿por qué se sentía tan mal?,¿ por qué no sentía esa satisfacción de haber cumplido con su propósito?
De pronto se dio cuenta de que le esperaba un futuro incierto y sombrío y que quizás no había valido la pena haber hecho lo que hizo. Con tristeza cayó en la cuenta de que se había convertido en lo que Santiago había sido...un asesino, y lo peor... Por su insensatez, estaba dejando a su madre sola. Intentó soltarse del agarre de esos hombres que lo llevaban detenido, quería volver, quería regresar el tiempo. Había querido venganza y la había obtenido, había querido compensar a su madre por la pérdida de su hijo mayor y ahora estaba perdiendo al menor, había querido su bien y ahora la estaba dejando sola, hubiera, querido regresar y decirle que había hecho lo correcto, que su hermano podía descansar en paz, que ahora, él se ocuparía de ella, sin embargo, la estaba dejando a su suerte, sola, en medio de la sierra, enferma, sin posibilidad de valerse por sí misma y rodeada de pocos vecinos que no le tenderían la mano, porque su hijo mayor se había convertido en un delincuente y estaba muerto y ahora el menor era un asesino y envejecería en la cárcel.
¿Cómo había sido tan estúpido? Con sus actos irresponsables había condenado a su propia madre a la muerte, y a sus amigos a la cárcel, sus vidas echadas a perder, por un arranque de odio, de rebeldía. No había pensado en las consecuencias reales, pensó que terminaría con la vida de ese hombre y que nadie le pediría cuentas, por el simple hecho de que era un asesino, pero ¿que era él ahora? También un asesino, como lo había sido Santiago, él ya había pagado ¿y él? Deseaba ser perdonado y regresar al lado de su madre, entonces, ¿porque él no había perdonado a Santiago? ¿no merecían la misma oportunidad? Miró a su alrededor, él había causado todo ese caos, de nada le valía resistirse, ahora era tan culpable como lo había sido Santiago y tenía que pagar por ello. Sin decir palabra bajo la cabeza y se dejó conducir. No había marcha atrás.
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FUE MI ERROR
RomanceSantiago Morán, un hombre con un pasado oscuro y tormentoso, no sabe amar porque nunca ha sido amado. De pronto, el amor llega a su vida y sin pedir permiso se posiciona en lo más profundo de su corazón Sin embargo, él no vivirá lo suficiente, par...