CAPITULO 38 MOVIMIENTOS

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Santiago se sentía extremadamente cansado, estaba al borde del colapso, no entendía, porqué permanecía aún con vida, deseaba irse, cerrar los ojos y no despertar más, deseaba paz, desde pequeño la anhelaba y aún ahora en estas circunstancias no lograba conseguirla.
Escuchó cuando la puerta se abrió, solo había tres personas a quienes les estaba permitida la visita al menos hasta su habitación, Su hermano Damián, Bruno y la mujer que le había hecho perder los sentidos, su amada Lizzy, ¡Dios!, como la extrañaba, la había sacado de su casa, de su vida pero jamás de su corazón. Deseaba con toda su alma poder regresar el tiempo, pero era imposible.
Comenzó a sentir un extraño cosquilleo en su mano derecha. Se dio cuenta de que era otra mano sobre la suya, sentía la presión. Dios mío sentía ese toque, la ansiedad comenzó hacer presa de él, por fin sentía algo, trató de mover sus extremidades pero no pudo, quiso hablar y lo único que consiguió fue emitir un ronco sonido, volvió a intentar aferrarse de esa mano que lo tocaba, sentía las suyas entumecidas y torpes, sus músculos se resistían a obedecerle pero él tenía una voluntad férrea, volvió a intentarlo, esta vez logró sentir como sus dedos comenzaban a despertar y se movían casi imperceptiblemente, lo lograría -pensó con esperanza, estaba seguro de que lo lograría.

***
Elizabeth estaba parada junto a él, viendo su atractivo rostro, tan pálido, tan ajeno a lo que sucedía a su alrededor, con anhelo tomó su mano, si tan solo pudiera sentirlo, esos guantes no se lo permitían, pero el solo hecho de tocarlo le daba esperanza, estaba ahí... estaba vivo y eso le bastaba, no sabía que le deparaba el destino, ni si cuando el despertara tendrían alguna oportunidad, ella lo dudaba, las cosas que habían pasado los habían dañado demasiado a ambos pero aun así no quería que nada malo le pasara, sobre todo ahora que conocía la verdad y que conocía tantas cosas de él que antes le estaban veladas, ahora lo entendía y no se atrevía a juzgarlo al contrario deseaba hablarle y ofrecerle su apoyo, aún, cuando él tomara la decisión de alejarse de ella y empezar una vida nueva, lejos de lo que conocía, recordó que lo había rechazado recientemente, que se había negado a formar de nuevo una familia con él y su hijo, y aunque no se sentía capaz de apoyar su decisión, lo haría, él merecía ser feliz por sobre todas las cosas.

Volvió a ejercer presión en su mano, entonces lo escuchó, había emitido un sonido, no eran palabras pero era un sonido ronco como si quisiera decir algo, estaba segura, se acercó a su rostro en busca de una señal, entonces sintió un leve movimiento en su mano, no estaba imaginando cosas, Santiago estaba tratando de moverse, volvió a concentrar su mirada en su rostro, lo vio hacer un leve movimiento con sus labios, pero ninguna palabra, ningún sonido salió de éstos, miró sus ojos, éstos se movían como si estuviera soñando. De momento se quedó paralizada, pero cuando salió de su estupor rápido apretó el botón de las enfermeras. El caos no se hizo esperar, de inmediato la sacaron a la salita de espera, médicos y enfermeras se movían frenéticamente adentro, afuera reinaba la expectativa, entre las tres personas que esperaban ansiosas. Luego lo vieron salir en su camilla. Tan quieto como siempre. Un médico se acercó a ellos.

_¿Está bien Dr.? -preguntó Damián.

_Parece ser que empieza a reaccionar, -dijo el médico aunque el pronóstico es muy reservado. -aclaró antes de que se ilusionaran en vano. _ hay que recordar, que estuvo en coma y sufrió varios paros, como puede ser, que sus funciones estén normales, puede ser que haya sufrido daño cerebral y no podemos determinar aún la gravedad de su situación, por el momento se le harán una serie de análisis y estudios para poder valorarlo adecuadamente.

***
Por enésima vez Santiago emitió un quejido, a pesar de lo que ellos esperaban aún no despertaba, solo movía ocasionalmente sus brazos, piernas y su cabeza, aún no podía hablar ni había abierto los ojos.

Bruno que estaba a su lado se sentía impotente y ansioso, _¿hasta cuándo permanecería en esa condición?. Él daría su vida por su jefe si pudiera.

No podía olvidar la forma en la que lo conoció, ni como Santiago había arriesgado su vida por el... un completo desconocido. Su mente se transportó al pasado.

***
Bruno sintió un fuerte golpe en la cabeza y luego alguien lo arrojó con brusquedad al piso.
Cayó de rodillas junto a su esposa que también estaba de rodillas al igual que tres de sus hijos de 12, 14 y 18 años. Bruno había estado al servicio de Aureliano Montero por más de 8 años, y aunque, desde el primer momento fue reclutado a la fuerza, durante todo ese tiempo siempre se mostró fiel a él, no podía hacer otra cosa, sabía que cualquier error o desobediencia a ese hombre podía costarle la vida o lo que era peor, la de alguien de su familia. Él siempre trató de mantenerlos al margen de esos negocios, pero inevitablemente llegó la hora, que el tanto temía, su hijo mayor cumplió la mayoría de edad, Bruno siempre procuró que sus hijos estudiaran, quería otro tipo de vida para ellos y todo iba bien, hasta que Aureliano puso sus ojos en Felipe el mayor de ellos, nada más verlo decidió que le servía para sus intereses y lo mandó a llamar.

Bruno recordó con lágrimas en los ojos, la angustia que sintió, cuando esto sucedió. Conocía a su hijo y lo que él pensaba de Aureliano y sus negocios sucios, sabía que no iba a aceptar su propuesta por voluntad propia y así fue, ni siquiera quiso acudir a su llamado. Bruno sabía que esto iba a traer graves repercusiones para su querido hijo, por lo que después de hablar con él decidió apoyarlo.

Felipe había expresado sus sentimientos a su padre, confesándole,  que prefería morir, antes de esclavizarse a ese tipo de vida... No lo soportaría.

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