Cuando por fin se sintió capaz se marchó de ahí, pero su vida no volvió a ser la misma, hasta ese momento nunca había hecho mal a nadie, pero ahora un odio, un resentimiento se había apoderado de él, sobre todo hacia ese hombre que le había arrebatado la vida a sus amigos y casi termina con la de él, así que desde ese momento se dedicó a ayudar a su padre a liderar al grupo al que pertenecía, convirtiéndose en lo que era, aunque para su desgracia, había unos ojos grandes que lo seguían a donde sea que fuera juzgándolo y no dejando que hiciera su trabajo sin remordimiento, sin embargo cuando Santiago creció y Aureliano se enteró de que participaba en los asuntos delictivos de su padre y era miembro de su grupo, se decepcionó tanto, que se dedicó a combatirlo tanto como lo hacía con su padre y se olvidó de lo que había representado para él.
Por mucho tiempo, Santiago había sido la tabla a la que se había aferrado para no ahogarse en ese mundo lleno de maldad, de odio, de guerra, de asesinatos, sabiendo que el bien existía, aún dentro de ese medio de corrupción, y también ahora sabía que a pesar de lo vivido en ese medio y con ese padre, Santiago seguía siendo Santiago, aquel pequeño de corazón noble, que hizo lo que hizo solo por supervivencia, por eso ahora, no se arrepentía de lo que había hecho, prácticamente se había puesto a los pies de Santiago, no solo había hecho las paces con él, sino que se había puesto a sus órdenes. En ese corto lapso de tiempo que había estado entre él y su gente se dio cuenta de que no importaba en que hubiera andado metido Santiago, su esencia seguía siendo la misma. Era un gran hombre, que había logrado escapar de las garras de la maldad humana y aún sobrevivía. Quizás el mismo fuera valiente y lo intentara más adelante, pero no tenía el respaldo con el que Santiago contaba, a él lo amaban, en cambio él... su mundo... su familia... todos se movían por interés, nadie amaba a nadie y tenían que cuidarse las espaldas constante mente.
Aureliano sabía que en cualquier momento alguien terminaría con su vida, era el destino de la gente que vivía como él, a menos de que lograra liberarse como lo había hecho Santiago... Quizás algún día se atrevería.
***
Era entrada la noche cuando Santiago y Elizabeth decidieron regresar al rancho.El solo haber estado abrazados recostado uno al lado del otro, Santiago sumido en sus recuerdos y Elizabeth observándolo y cuidando de él, había sido muy gratificante.
Santiago se sentía ligero, una enorme carga había sido quitada de sus hombros. Sabía que ese sería un nuevo comienzo.
Con ternura abrazó a Elizabeth mientras caminaban de regreso.
Elizabeth estaba feliz, sabía que después de esto, no había nada ni nadie que los pudiera separar, sabía que Santiago no volvería a sacarla de su vida, por el contrario, sabía que él estaba dispuesto a darla por ella, el pasado ya no importaba, solo miraba hacia el futuro. El error de Santiago había sido olvidado ese día.
Ella se acercó más a él y se dejó envolver en esos fuertes y cálidos brazos, que le brindaban amor y protección.
Cuando llegaron a los límites de la casa, una inconfundible presencia los esperaba. Ella soltó la mano de Santiago.
_ Te espero en casa. - susurró a su oído, y depositando un tierno beso en su mejilla, se alejó. Unos pasos más adelante se detuvo y miró hacia atrás.
La sombra de aquellos dos hombres fundidos en un abrazo la conmovió, limpió sus lágrimas con su mano y siguió su camino, ellos necesitaban privacidad.
***
Santiago miró a aquél hombre que lo esperaba pacientenente, Bruno, su amigo, había estado tan cerca de perderlo, ahora él se acercaba y sin esperarlo sintió aquel abrazo fuerte, sincero._ ¡Gracias! - lo escuchó decir con voz afectada, era tan raro verlo vulnerable, era un hombre grande, imponente, de carácter fuerte, emanaba de él tal autoridad que nadie se atrevía a desafiarlo, sin embargo, ahora estaba quebrantado. _ ¡una vez más te debo la vida. - dijo!
_ No me debes nada. - lo apartó para verlo a la cara. - somos amigos, más que eso, eres mi hermano, eres mi familia y la familia se protege a sí misma.
Él sonrió y lo abrazó de nuevo, con fuerza, para luego soltarlo.
_ ¡Gracias! -volvió a repetir. _ ¡de verdad pensé que este sería mi último día! ¡no tengo forma de pagarte!
_ Ya lo has hecho. - dijo. Estuviste en los peores momentos de mi vida, no me dejaste caer, sé que, si no hubiera sido por ti, uno de tantos días hubiese amanecido muerto por ahí, fuiste la única luz en medio de mi oscuridad, cuando ya no tenía esperanza. Eso no se olvida, ni hay forma de pagarlo, así que una vez más, estamos a mano.
Ambos se estrecharon las manos, seguirían unidos por la más pura y sincera amistad, una amistad inquebrantable.
Que se cuidaran sus enemigos, porque ellos seguían de pie.
***
_ ¿Estás decepcionada? - preguntó Santiago. Se encontraban en su recámara, en la casa del rancho, y no rumbo a su luna de miel, que se había pospuesto debido a lo ocurrido, sus invitados también descansaban ya en sus habitaciones, ninguno había querido dejarlos solos, después de todo, estaba pendiente el funeral de la madre de Santiago, y él necesitaría de su apoyo._ Por supuesto que no. - contestó ella. _ no estoy decepcionada, porque lo que me hace feliz, está aquí a mi lado. - dijo abrazándolo. Ambos estaban sentados en la cama.
_ No sé porqué, nunca puedo hacer las cosas bien delante de ti. - dijo con pesar.
_ Lo que sucedió hoy no fue tu culpa. - acarició su rostro.
_ El que mi madre nos atacara fue a causa mía y lo de Aureliano también lo fue, no puedo negarlo y me preocupa lo que pueda suceder más adelante, porque, así como ellos, hay muchos más ahí afuera, y no estoy seguro de querer eso para ti y para mi hijo.
_ ¿Estás pensando en echarme de nuevo de tu vida? - sus ojos se cristalizaron.
Él la miró consternado. Lo correcto sería decirle que sí, sería alejarlos de él, por su seguridad, pero fue egoísta.
_ No lo haré. - la acercó hacia sí. _te prometo que pase lo que pase no te dejaré de nuevo, ni a ti, ni a mi hijo. Créeme. - rozó con ternura su mejilla. _ he aprendido la lección. - la miró a los ojos. - la aprendí por las malas y no sabes cuánto me arrepiento, debí ser quien te protegiera y por mi estupidez no lo hice, pero ahora te prometo, que jamás, jamás, te volveré a dejar sola, jamás dudaré de ti, y jamás escucharé la voz de alguien más, antes que la tuya. Te amo como nunca pensé hacerlo y créeme, no volveré a perderte, no me alcanzará la vida para compensarte por mi estúpido error y para pedirte perdón. - la rodeó con sus fuertes brazos y la besó con ternura y luego con pasión.
_ Te creo. - dijo tomando aire después de separarse. _ y quiero pedirte que, si de verdad queremos ser felices. - lo miró los ojos perdiéndose en su mirada. _ por favor olvidemos el pasado, hay muchos "si hubiera" y muchos "si no hubiera" y uno de ellos es, "si no hubiera provocado a tu madre" pero la enfrenté, sin saber quién era en realidad y pagué las consecuencias, en cambio tú, actuaste por amor y también pagaste las consecuencias, así que, por favor. - suplicó. _ olvidemos el pasado.
_ Lo haremos. - la abrazó de nuevo. _empezaremos de cero y ahora lo haremos bien. - la besó, lo hizo como nunca lo había hecho, perdiéndose en la calidez de esos labios, en la ternura de su mujer. _ no quiero perderte. - susurró a su oído. _ ¡Dios estuve tan cerca! - la abrazó con más fuerza. _ dedicaré mi vida a protegerte, a ti, a mi hijo, a mi gente. Te lo prometo.
Ella se perdió entre sus brazos, feliz, confiada, sabiendo que cumpliría su promesa, sabiendo que de verdad, el pasado quedaba atrás.
FIN
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FUE MI ERROR
RomanceSantiago Morán, un hombre con un pasado oscuro y tormentoso, no sabe amar porque nunca ha sido amado. De pronto, el amor llega a su vida y sin pedir permiso se posiciona en lo más profundo de su corazón Sin embargo, él no vivirá lo suficiente, par...