EPÍLOGO Parte II

3.5K 339 44
                                    

Santiago colgó el teléfono, estaba furioso, su informante dentro de prisión, aquel que se había encargado de contactar a la gente apropiada para cuidar de Rubén, mientras estuviera ahí, le acababa de dar la noticia, si bien Rubén ya estaba fuera, aún permanecían tres hombres, tres hombres que habían dañado lo que más amaba en la vida, y si bien se había sentido furioso, sabía que era lo mejor, porque ahora era su oportunidad, si quien debía encargarse de hacer justicia no lo hacía, entonces él lo haría.

*****
Bruno miró de lejos a los hombres que huían después de haber cometido un atraco, sabía quiénes eran y también sabía lo que les esperaba.

Después de saber que estaban en libertad, los habían localizado, con discreción seguían sus pasos. Sabían que habían intentado regresar con su jefe, Aureliano Montero, pero este ya no los recibió, Aureliano ahora estaba de parte de Santiago y no podía tener dentro de sus filas a aquellos, que estuvieran en su contra, además ellos solos se habían metido en ese asunto, sin tomarlo en cuenta, así que ellos mismos debían de solucionarlo como pudieran.

Bruno sabía, que ahora estaban muy molestos con Aureliano por su negativa y estaban planeando su venganza contra él, aprovechando que le conocían todos sus movimientos, no en vano habían estado a su lado por tantos años.

*****
Santiago miraba la escena, esos tres hombres sometiendo a los escoltas de Aureliano Montero y bajándolo a él de su camioneta a punta de pistola,

Aureliano no se veía asustado, pero tampoco se defendía, si esos tipos hubiesen sido más inteligentes, les hubiese parecido extraño que Aureliano no repeliera la agresión y que se sometiera tan fácilmente a ellos, cuando esa no era su naturaleza. Sus escoltas ni siquiera habían hecho el intento de sacar sus armas.

Demasiado tarde se dieron cuenta de la trampa, cuando los hombres de Santiago estaban sobre ellos.

_ ¡Maldito! - gritó el líder de los tres a Aureliano una vez que ellos fueron sometidos y él liberado. _ ¡nos traicionaste!, ¡nos estás entregando!

_ ¿Te atreves a reclamarme? - lo enfrentó Aureliano furioso. _ ¿cuándo estabas a punto de asesinarme?

_ Solo quería tu protección. - mintió. _ no nos la quisiste dar y solo trataba de obligarte.

_ Se las di cuando la necesitaron, ¿lo recuerdas? Aun cuando actuaron por su cuenta y a mis espaldas, aun así, entregué a tres inocentes por ustedes. Ahora no los pude ayudar, pero eso me valió para darme cuenta de la clase de gente que tenía a mi servicio.

_ ¡Estás equivocado! - gritó cuando vio como Santiago Moran se acercaba a ellos.
_ ¡no te traicionamos! ¡No nos dejes con ese hombre! - gritó desesperado, mientras los otros dos también se encogían en su lugar horrorizados y suplicando que no los dejara.

_ Ustedes ya no son mi problema. - dijo alejándose. _ yo no perdono una traición.

Se marchó.

_ Ahora son tuyos. - dijo al pasar junto a Santiago. Gracias por alertarme.

_ Ya me encargo de ellos. -se despidió.

Miró hacia donde estaban los tres hombres y el horror se refleja en sus rostros. Hacia tanto que no se mancha las manos de sangre, pero de solo ver su expresión y pensar que quizás así fue como su Lizzy los miró a ellos, suplicante y horrorizada y ellos no tuvieron compasión de ella, una dulce e indefensa mujer. Entonces supo, que no merecían perdón.

*****
La ropa manchada de sangre, el rostro duro e inexpresivo, así fue como Elizabeth lo miró al llegar a casa.

Llegó por la parte de atrás para no ser visto, se ducharía, se cambiaría y tiraría esa ropa donde ella no la encontrara, esos eran sus planes, pero ya no le dio tiempo, ella estaba ahí, mirándolo con sus expresivos ojos muy abiertos por la sorpresa, pero no lo cuestionó, estaba seguro de que ella sabía y si no lo intuía, se había enterado de la libertad de esos hombres y desde entonces estaba alterada y asustada.

FUE MI ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora