La oscuridad era aterradora, Florencia intentó moverse, la cabeza le dolía de una forma sobrehumana, era un dolor insoportable, como si de un momento a otro le fuera a estallar, además sentía como si su cuerpo se encontrara envuelto en llamas, sabía que todo era mera sugestión, después del disparo ella se encontraba bien, seguía viva, seguía pensando, seguía sintiendo, solo era cuestión de que su cuerpo se repusiera del susto, entonces podría incorporarse y terminaría lo que había ido a hacer a ese lugar.
Estaban muy equivocados si pensaban que se habían librado de ella, todos pagarían lo que habían hecho, esa maldita mujer antes que nadie, luego el malagradecido de su hijo, y ese traidor de Aureliano Montero, todos se la pagarían.
Solo tenía que esperar un poco más.
Todo había sido tan rápido, había estado a punto de jalar el gatillo de su arma, estaba segura de que esa mujer iba a morir, pero en lugar de hacerlo y verla caer, por una fracción de segundos miró más allá de su hijo y su nuera y fue demasiado tarde aquel hombre, Aureliano Montero uno de los hombres a los que había pedido ayuda para deshacerse de ellos, ya apuntaba su arma y disparaba, no tuvo tiempo de pensar, no tuvo tiempo de actuar, ni siquiera tuvo tiempo de sentir. En ese momento todo se desvaneció. No había nada... nada que ella pudiera hacer, lo que había hecho ya estaba y hacia el futuro nada, no tenía control de nada, ni siquiera de su propio cuerpo, todo lo que había planeado... todo lo que había esperado... todo lo que había soñado... nada. Su cuerpo se desvaneció, sin fuerzas, sin control, su mente se borró.
No supo cuánto tiempo pasó, un sensación de vacío, de desesperanza se apoderó de su mente, pero sentía, estaba consciente, estaba viva.
Sintió su cabeza punzar, se llevó sus manos a la herida y se dio cuenta de que por fin podía moverse, hasta hacía unos momentos su cuerpo no respondía, estaba paralizado, pero ahora estaba libre, se incorporó con rapidez.
Era de noche, no lograba ver nada, se preguntó en qué lugar del rancho la tendrían. Una sensación de temor se empezó a apoderar de ella, ella, que no le temía a nada.
Aún cuando la oscuridad era total, tuvo la sensación de que varias sombras se movían a su alrededor. Un escalofrío recorrió su cuerpo, quiso correr y salir de ese tenebroso lugar, pero chocó contra algo, escuchó el ruido al caer, sintió el golpe que le dolió en extremo, pero no se detuvo, entonces se dio cuenta de que sus pies se enredaban con algo, y cayó también, en ese momento un tenue destello de luz se hizo presente, lo suficiente, como para permitirle distinguir, aquello con lo que había tropezado, con horror se dio cuenta de que lo que había caído era un ataúd y aquello con lo que había tropezado era un cuerpo, y más se horrorizó, cuando descubrió que aquel cuerpo era el suyo.
Espantada pegó de gritos incorporándose de un salto. La oscuridad la rodeó de nuevo.
No entendía, ¿qué hacia su cuerpo ahi? Ella estaba viva, seguro era una broma, una de muy mal gusto.
De nuevo esa terrible sensación de miedo, un miedo que jamás había experimentado, volvía esa sensación de que no estaba sola, miró a su alrededor y de nuevo esas sombras tenebrosas, quiso huir de nuevo pero algo la detuvo, sintió como si unas garras se aferraran a sus extremidades, unas garras que la lastimaban, se removió con fuerza para soltarse, pero sintió como su carne era desgarrada con cada movimiento que hacía, un alarido salió de su garganta, pero solo sirvió para enfurecer a sus captores, que la arrastraron por el lugar burlándose de ella, ahora se habían vuelto visibles, era como si cientos de demonios la estuvieran rodeando, ella empezó a luchar por soltarse, pero ellos se aferraban a su cuerpo, jalandolo y arrastrándolo sin remedio, sintió como la elevaban por los aires y mientras lo hacían, su cuerpo se retorcía de dolor, miró hacia abajo y observó de nuevo el ataúd, ahora estaba en su lugar y su cuerpo inherte dentro de él, estaba sola, como si fuera un objeto abandonado a su suerte, entonces todo el peso de la realidad cayó sobre ella. No estaba viva, de verdad había muerto y esos entes aterradores que la arrastraban, haciéndole daño, no eran más que, los encargados de llevarla hacia su destino final.
Entonces supo que ya no había oportunidad para ella, todo lo que había hecho en su vida, era lo que estaba determinando, hacia que lugar se dirigía ahora. Gritó angustiada, pero nadie la escucharía y nadie le prestaría ayuda, porque ya era tarde, no tuvo tiempo de llorar o de arrepentirse, esos seres la cubrieron por completo arrastrándola en un torbellino de dolor y desesperación, hacia un lugar de tinieblas y tormento, del cual ya no habría retorno.
No quería ir, pero nadie le estaba preguntando, ese era,su destino, lo que se merecía por sus actos. Quería salir de ahí, quería arrepentirse de lo que había hecho, pero no le era posible, ya su destino estaba decidido y no había marcha atrás, solo escuchó sus propios gritos de angustia y desesperación, gritos que nadie más escucharía.
El lugar quedó en penumbras, toda actividad cesó, la oscuridad dejo de ser tan densa, tan impenetrable y en ese pequeño recinto quedó un ataúd, con un cuerpo dentro, a la espera de ser sepultado, sin ningún rito, sin ninguna ceremonia, porque la poca gente que la quería, no se atrevería a presentarse en el rancho de Santiago Morán, no después de que él, los hubiese desterrado y aún así, quizás él se los permitiría, por tratarse de su madre, pero también ellos habían intentado matarlo. No estaban seguros, de poder salir después, con bien de ahí.
En vida, vivió como una reina, disponiendo de la vida de los demás, decidiendo ayudar o arruinar a quienes se cruzaban en su camino, tenía poder, todos le temían, era invencible, pero como a todos, el poder se le terminó y se convirtió en una simple mortal, tan mortal que ya estaba dentro de un ataúd, sin ningun poder, sin control, esperando el final que todo ser humano espera, sin poder llevar consigo nada de aquello a lo que dedicó su vida, de aquello por lo que destruyó hogares, familias, vidas, de aquello por lo que finalmente murió.
Su ataúd y su cuerpo se irían vacíos a una tumba también vacía, en donde con el tiempo se desintegrarían, ¿y que quedaria? Nada, porque ni siquiera buenos recuerdos de su paso por está vida.
Así terminaba esa mujer altiva, prepotente, olvidada en esta tierra, en donde se afanó tanto por tenerlo todo y se fue sin tener nada, en donde no quedó más vestigio de ella que el recuerdo de unos cuantos, unos cuantos que por el estilo de vida que llevaban, tampoco permanecerían mucho en esta tierra y entonces, no quedaría NADA. Solo lo que merecía, NADA.
Espero no se asusten y no les parezca muy exagerado el capítulo, pero es como yo me imagino que ha de ser la muerte de alguien perverso como lo fue ella.
No se pierdan el Epílogo.
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FUE MI ERROR
RomanceSantiago Morán, un hombre con un pasado oscuro y tormentoso, no sabe amar porque nunca ha sido amado. De pronto, el amor llega a su vida y sin pedir permiso se posiciona en lo más profundo de su corazón Sin embargo, él no vivirá lo suficiente, par...