Bruno conducía como loco, estaba desesperado por llegar a la casa de Elizabeth, pasaría por ella para viajar al lugar más próximo donde ambos pudieran tomar un vuelo a la capital. Damián había llamado hacía una hora, su voz se escuchaba angustiada. Santiago había empeorado, en esos momentos se encontraba en quirófano siendo operado y eran muchas las posibilidades de que no resistiera. Damián había querido que ellos dos estuvieran presentes, pues eran las personas que Santiago hubiese deseado tener a su lado si despertaba.
Pese a todo pronóstico Elizabeth había aceptado acudir y ahora se dirigía hacia su casa por ella.
***
_Señora Elizabeth. -Por fin rompió el silencio Bruno. _No sabe cómo lamento todo lo que sucedió, me apena tanto lo que está pasando._No tienes porqué Bruno. -no es tu culpa -dijo en tono serio.
Ella no quería una conversación con él, no en estos momentos en que sus pensamientos estaban en Santiago, imaginándolo solo en aquél hospital, luchando por su vida.
_Él es un buen hombre. -volvió a hablar Bruno.
_Depende de quien lo diga -contestó ella con cansancio. Bruno era su incondicional, claro que lo defendería, era su sombra, su mano derecha, siempre lo recordaba presente en todo momento, aunque permanecía apartado, solo desaparecía cuando Santiago se lo pedía y, aun así, ella sabía que no debía estar muy lejos.
No tenía nada en su contra, él siempre se había portado amable y atento con ella y le agradecía que cuidara de su esposo, pero siempre le había parecido intimidante, se preguntaba si habría algo que él no supiera de su esposo, estaba segura de que conocía todos sus secretos, sintió una punzada de celos, había tantas cosas que ella no conocía de él, en ciertos aspectos, él seguía siendo un completo desconocido para ella, sin embargo, estaba segura de que Bruno lo sabía todo.
_De verdad -insistió él. _No se deje engañar por las apariencias. Sé que se dicen tantas cosas de él, pero no debería de creer ni la mitad.
_Me basta con lo que viví a su lado -dijo secamente.
_Él la ama. -fue toda su respuesta concentrando su vista en el camino.
_ ¿Me ama?... ¿me ama y me hizo todo lo que me hizo? - exclamó incrédula.
_No fue él, fue su familia, yo sé que la ama. - insistió.
_ ¿Y por eso vive con Karina? -lo miró indignada.
Bruno dio un frenón que la hizo ir hacia adelante, pero él alcanzó a detenerla con su brazo para que su cabeza no se estrellara contra el vidrio delantero de la camioneta.
_ ¿Quién le dijo eso? - la miró sorprendido.
_No importa quién lo hizo, lo sé, ¿Vas a negarlo? - lo desafió.
Con tristeza observó cómo Bruno dudó, de pronto se había quedado sin palabras, nervioso volvió a retomar el camino y siguió su viaje.
_ No debería de dudar de su amor -dijo desviando la mirada.
_ No me has contestado, eso significa que estoy en lo cierto, ¿no es así? -insistió.
_ ¡No!... ¡no es verdad! -casi gritó con vehemencia.
_ ¿Pero estuvo con ella? -lo desafió,
Su rostro lo decía todo, se movió incómodo sobre su asiento, sus manos apretaban el volante con fuerza.
_ Una o dos veces. -dijo por fin. _ nada más, pero no vive con ella. ¡Por favor entiéndalo! -dijo desesperado al ver el rostro de desilusión de ella. _ él estaba tan dolido, tan fuera de sí, que hubo ocasiones en las que perdió el control de sí mismo y ella no desaprovechó las oportunidades, siempre lo buscó, le juro que él no se cansaba de rechazarla, pero, no siempre lo encontró sobrio. - ¿me entiende?
Claro que entendía lo había vivido... esa mujer no dejaba de insinuársele, ni siquiera cuando estaban juntos, menos sabiendo que estaba solo y vulnerable, pero eso no quitaba que se sintiera herida y desilusionada.
Él sólo pensar que el hubiera puesto sus manos en ella, que la hubiese besado como la besaba a ella, que sus caricias cargadas de ternura se las hubiese dado a ella, la ponía enferma, aún recordaba a esa mujer, era hermana de Lidia la esposa de Alfonso el hermano de Santiago, era una mujer soberbia y presuntuosa, muy hermosa, pero una completa arpía, le había jurado que se lo quitaría y lo había conseguido,
Con tristeza recordó la cantidad de veces que esa mujer se le insinuó, aún estando al lado de ella y las mismas que él la ignoró, incluso llegó a llamarle la atención, lo cual hizo que se aferrara más a conquistarlo a él y la aborreciera más a ella.
Ahora se daba cuenta de que él, aunque no estuviera viviendo con Karina, como ella se lo había hecho creer, si había caído bajo sus redes y si había conseguido tenerlo y se reprochó así misma, porque aunque le dolía y le partía el corazón, no podía juzgarlo del todo, porque como había dicho Bruno, esa mujer había tenido que recurrir a tenerlo totalmente ebrio y sin voluntad propia para que él pudiera estar con ella.
Aún así no podía entenderlo, su corazón se negaba a aceptar, que, después de lo sucedido, aún existiera un lugar para ella en su corazón, él no estaba en condiciones de poder aclararlo, de poder decirle, que a pesar de todo, la seguía amando como aseguraba Bruno, o ella confesarle que también a pesar de todo, su amor por él, no había menguado, aún sin conocer ni entender a cabalidad los motivos que lo orillaron a hacer lo que hizo con ella. Era tan difícil aceptar lo que Bruno le decía.
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FUE MI ERROR
RomanceSantiago Morán, un hombre con un pasado oscuro y tormentoso, no sabe amar porque nunca ha sido amado. De pronto, el amor llega a su vida y sin pedir permiso se posiciona en lo más profundo de su corazón Sin embargo, él no vivirá lo suficiente, par...