CAPÍTULO 33 REVELACIONES II

2.3K 332 15
                                    

_ ¡Créame! -insistió él. _a la única persona que el ama, es a usted.

_Cuando uno ama no engaña, no traiciona y sobre todo no abandona -dijo con un nudo en la garganta.

_Le juro que el más dañado con todo esto fue él.

_No lo creo -dijo con sequedad.

_Él no sabía lo que su familia hacía, créame.

_ ¿Por qué lo defiendes tanto? -preguntó cansada.

_ ¿Por qué? -salió del camino y detuvo la marcha con brusquedad. _ ¡porque desde el maldito día, en el que él, la sacó de su casa - la miró a los ojos. - he sido testigo del infierno por el que ha pasado, lo he visto ahogado de borracho día tras día, sumido en su dolor, gritando su nombre como loco, en medio del bosque, a mitad de la nada, pidiéndole que no lo deje, rogándole que no deje de amarlo, suplicando su regreso, sabiendo que usted vive con otro, gritando que si usted quiere la perdona y la recibe de nuevo... porque desde el día, en que usted salió de su vida, él empezó a morir, y yo estuve ahí recogiendo los pedazos que quedaban de él.

Por usted es que está ahí, en ese hospital, dejándose morir, porque la perdió, y sé, que esto le sorprende pero, tanto usted como él, fueron engañados, a él le hicieron creer que usted tenía un amante y que después de que él, la sacó de su casa, usted estaba viviendo con ese hombre. Por eso fue que la echó, porque la encontró en su casa, en su cama, con otro.

_ ¡Eso no es verdad! - exclamó con voz ahogada. - ¡Jamás lo engañaría! ¡menos en esas circunstancias! ¡lo amaba! ¡él era mi vida!

_ Yo estaba ahí. - dijo con tristeza. Lo vi todo, había un hombre a su lado, en su cama, usted con una bata ligera de dormir y él semi desnudo.

Elizabeth lo miraba con los ojos muy abiertos, no lo podía creer, Su amiga le había contado que Santiago creía que lo había engañado con otro, pero no le había dado detalles esperando a que ellos dos hablaran y aclararan sus asuntos... ahora se abría ante ella todo un panorama, la verdad quedaba expuesta, y por primera vez, podía ver, podía entender lo que había pasado por la cabeza de Santiago todo este tiempo, ahora podía comprender el porqué, de ese odio desmedido que había visto en su mirada.

_Él no sabía. -prosiguió Bruno. _que a usted le tendieron una trampa, que la drogaron y le pagaron a un hombre, para que él los viera juntos, usted no sabe que ese hombre estuvo a punto de morir a manos de Santiago, la noche que los encontró en su propia cama -los ojos de ella se abrieron muy grandes. _ en todo este tiempo, él nunca buscó a ese hombre, porque sabía que dijera lo que dijera, lo iba a matar, y hace unas semanas cuando por fin se decidió, lo encontró y lo enfrentó. -continuó él. _ fue cuando ese hombre le contó que fue su propia madre y hermano quienes le pagaron, para hacerle supuestamente una broma, fue así, como se enteró de la clase de alimaña que tenía como madre, fue ahí, donde su mundo se derrumbó por segunda vez, al darse cuenta del gran error que cometió con usted, al darse cuenta de que debió confiar en usted y no en su madre, eso lo aniquiló, no había forma de reparar los daños.

_ ¡No entiendo! -se cubrió el rostro con las manos, sollozando. _ ¡es espantoso todo eso que me dice y difícil de creer, pero aún con las pruebas, él pudo haberme permitido hablar, darme el beneficio de la duda... ¡Haber confiado en mí... en realidad nunca me amó, creyó lo peor de mí sin darme la oportunidad!

_ ¡No!, ¡no es así! - la miró a los ojos. _Él la ama, siempre la amó, desde el primer momento en que la vio, en aquella junta de padres. Era tanto su amor y su obsesión por usted, que el verla en esa situación lo volvió loco, no pudo pensar con la cabeza. Santiago es la persona más carente de amor que he conocido en mi vida, y usted se lo dio a manos llenas, el no supo manejar eso, el creía que no era merecedor de ese gran amor y siempre se sintió inseguro, temía no estar a la altura de lo que usted merecía. Lo vi tantas veces luchar contra los celos desmedidos, contra sus inseguridades. Su peor temor era llegar y encontrarse con que usted se había cansado de él, o que había encontrado a alguien mejor que él, era una lucha constante, pero todo era cuestión de que la tuviera enfrente, entonces todas sus dudas, sus temores, sus miedos, desaparecían, era en esos momentos cuando era verdaderamente feliz, y esa felicidad se la quitó él mismo, cuando la sacó de su vida, se arrancó un pedazo de sí mismo, su corazón se partió y no fue capaz de volver a amar, porque todo el amor que tenía, lo dejó con usted, y él se quedó vacío, créame, usted lo podía ver de pie, guiando a su gente, dando órdenes, pero era solo la apariencia, era solo una máquina moviéndose y respirando, era un alma atormentada, solo subsistiendo y lo hacía por su hijo, porque de no haber sido por él, desde el primer momento se hubiese dejado morir. Él siempre fue un alma triste, vacía, solitaria, pidiendo a gritos amor, amor que nunca nadie le dio, hasta que llegó usted y le dio más de lo que era capaz de recibir, era tanta su inseguridad en el amor, que cuando lo tuvo, no supo qué hacer con él.

Elizabeth no supo que decir, su corazón también estaba roto, estaba consternada por todo lo que se le estaba revelando, si hubiese sabido antes eso, ¿Acaso hubiese cambiado algo? Quizás sí, quizás no, pero no lo sabría porque nada podía volver atrás.

FUE MI ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora