CAPÍTULO 34 VISITAS INESPERADAS

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El viaje con Bruno fue largo, por fin estaban ya en el hospital, Santiago había salido de cirugía, habían logrado salvarlo, sin embargo, su pronóstico no era alentador. Después de lo sucedido y de haberse creado un caos en ese lugar, ahora reinaba de nuevo la calma, No solo la policía vigilaba el hospital, si no que miembros del equipo de seguridad que utilizaba Damián para vigilar las empresas de Santiago lo hacía al interior de éste. En ese momento Damián, Bruno y Elizabeth se encontraban en la sala de espera, cada uno ensimismado en sus propios pensamientos. De pronto la calma fue interrumpida ante la presencia de un joven acompañado por otros dos, todos parecían tener la misma edad, apenas pasando los veinte, y de un hombre de mucha más edad que ellos.

El mayor se dirigió hacia Damián, aunque no le quitó la mirada a Bruno.

_ ¡Damián! ¿Cómo sigue tu hermano? -preguntó reparando también en la presencia de Elizabeth y saludandola.

_Los pronósticos no son nada alentadores -dijo con tristeza, pero confío en que lo va a lograr.

Los otros tres jóvenes se habían quedado atrás al nada más ver a Bruno, desde la puerta de la sala de espera observaban a Damián y a Antonio, sin atreverse a entrar.

La reacción de Bruno fue de levantarse y echar de ahí a esos jóvenes, pero se contuvo, no era sensato armar un escándalo, a pesar de estar molesto, se dio cuenta de que, aunque esos jóvenes eran los causantes indirectos de que su amigo estuviera en esas condiciones, no habían tenido nada que ver, pero le molestaba que se presentaran ahí.

Elizabeth se dio cuenta de la incomodidad de Bruno y discretamente preguntó casi en secreto.

_ ¿Quiénes son?

_No creo que le agradaría saberlo. -fue su escueta contestación.

¿Son amigos de Santiago? -insistió.

_ ¡No insista! -se levantó exasperado. -no le gustará escucharlo -salió molesto pasando por junto a los jóvenes que se hicieron a un lado para que el pasara.

Antonio miró con curiosidad como Bruno salía de la sala, al llegar había dudado, si dirigirle la palabra o no, lo había conocido hacía varios años cuando era uno de los principales hombres de Aureliano Montero uno de los más grandes jefes del crimen organizado de la región y enemigo acérrimo de Santiago. Nunca había entendido como es que había terminado del lado de Santiago y no solo eso, sino que se había convertido en su mano derecha, en su sombra, en su mejor amigo.
Antonio, cuando lo vio salir reparó en los jóvenes que lo acompañaban.

_ ¡Damián! - dijo mirándolo a él pero llamándo a los jóvenes con un gesto. _quiero presentarte a unos amigos, quieren saber cómo sigue Santiago.

_ ¡Hola! ¡mucho gusto! -dijo Damián extendiéndoles su mano y saludándolos. _espero que pronto esté mejor. - contestó al comentario de Antonio

Ellos también saludaron.
Se notaban nerviosos.

_Lamentamos mucho lo que sucedió. -se adelantó uno de ellos, le juro que mi hermano no es malo, no sé qué le pasó.

Damián lo miró sorprendido e incrédulo ante tal revelación.

***
Bruno se había refugiado en la cafetería, tenía ganas de golpear algo para descargar su frustración, le hubiera dado a Carlos, uno de los tres jóvenes que se encontraban en ese momento en la sala de espera, pero sabía que Santiago lo hubiera desaprobado, El casi pierde la vida a causa de ese chico, ahora mismo luchaba por sobrevivir y él lo único que deseaba era echarlo de ahí y estrellar su puño en su cara, por haber puesto en esa situación a su amigo.

_ ¡Bruno! -lo sobresaltó la voz de Elizabeth. _ ¡Quiero que me digas la verdad! -se sentó junto a él, sin importarle su renuencia a hablar.

_ ¿Sabe que Santiago me mataría si se entera de que estoy hablando esto con usted? -la miró con expresión cansada.

_Solo quiero saber. -suplicó.

_Puede preguntarle a alguien más.- dijo seco.

_ Sinceramente, no creo que alguien más lo sepa. - insistió.

_ ¡Bien! -la miró derrotado. Sabía que no se daría por vencida hasta que él hablara.

_Carlos, el moreno, es el hermano de Rubén, el chico que disparó contra Santiago -dijo por fin.

Ella palideció. Lo miró con expresión de asombro, no lo podía creer, que hacía el ahí, acaso quería burlarse, pero...
_ ¿No estaba muerto? -preguntó. _ ¿No disparó ese joven porque según él, Santiago había matado a su hermano?

_Es una historia complicada. - dijo con la esperanza de que desistiera.

_Tengo tiempo, quiero escuchar. - lo miró decidida.

Bruno se sintió derrotado, no tenía otra opción, ella no lo dejaría en paz hasta lograr que él hablara.

_Lo que le cuente no quiero que salga de su boca -advirtió. _Santiago siempre fue muy cuidadoso con su vida personal y privada, muchas cosas son las que se dicen acerca de su vida, pero muy pocos conocen lo que verdaderamente es él.

_Lo sé -dijo ella con tristeza, a estas alturas me doy cuenta de que nunca lo conocí en realidad, ahora hasta dudo, de que en verdad me haya amado alguna vez.

_Puede dudar de cualquier cosa menos de eso -dijo con vehemencia. _ él la amó y la ama más que a nada en el mundo.

_Me abandonó, no creyó en mí y me traicionó. Eso para mí no es amor.

_Veo que nunca podré convencerla. -dijo con tristeza. _Sé que él no es perfecto, tiene muchos defectos, entre ellos, el no haber sabido como amarla, créame, no sabía cómo dar lo que nunca tuvo, y para su desgracia, la única persona de la que recibió migajas de amor, resultó ser, quien menos lo quería, solo se servía de él para su propio beneficio. Era a causa de ese amor fingido, que lo controlaba y fue por eso que ella nunca se esperó, que él reaccionara de la forma en la que lo hizo. - dijo recordando. _ siempre pensó que lo tenía comiendo de su mano, pero solo era cuestión, de que él se diera cuenta de lo que había hecho con usted y su hijo, para que abriera los ojos y reaccionara en consecuencia. Creo que le hubiese perdonado cualquier otra cosa, excepto que los lastimara a ustedes cómo lo hizo. Él en verdad la amaba.

Ella lo miró herida, él seguía repitiendo eso, como si al hacerlo se pudiera convertir en realidad

_ ¿Me amaba? -preguntó en un susurro sin poderlo creer. _ ¿me amaba? - exclamó empezando a levantar la voz. ¿y tardó un año y medio en darse cuenta de la verdad?

_ Aun así, la amaba, aunque las circunstancias hagan parecer lo contrario. - se mantuvo firme en su aseveración, escuchando consternado los sollozos de ella, la entendía y le desgarraba el alma, ver su angustia, pero también sabía de primera mano por el infierno que su jefe había pasado y si alguno de los dos era culpable, ese era él, pero su único error había sido amar hasta la locura, amar tanto que le fue imposible pensar con claridad ante lo que creyó fue su traición. Pero él sabía cuánto la amaba, tanto que había pensado que desaparecer de su vida, sería la solución para ella. Deseaba tanto meterse en sus pensamientos y hacerla entender, pero era algo que jamás podría hacer. Lo que si podía hacer era ofrecerle sus brazos y consolarla, y lo había hecho. ¿cuánto sería su dolor? se preguntó. Que aceptaba el consuelo de alguien como él, del hombre de mayor confianza de quién la había lastimado tanto.

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