Pronto se dio cuenta de que esa mujer no era fácil de tratar y que no era muy sabio llevarle la contraria, algunos padres que antes la respetaban, ahora empezaban a darle la espalda.
Los problemas en la escuela empezaron a surgir, las carencias no se hicieron esperar y como ellos eran prácticamente los dueños del poblado no había quien le echara la mano.
El único que se mostraba optimista y dispuesto a ayudar era Nicolás, aun cuando se pusiera en contra de su testaruda abuela.
***
Ese día había amanecido lluvioso, ningún alumno se había presentado en la escuela excepto su fiel alumno de 14 años._ ¡No se preocupe! -dijo viendo las goteras que habían aparecido en el techo desvencijado de la escuela. _Si nadie quiere ayudar a repararlas, cuando venga mi tío, él lo hará.
_Tienes mucha fe en tu tío. -dijo ella curiosa por conocer a ese tío del que tanto se ufanaba Nicolás.
_Sé que él lo hará si se lo pido. -dijo restándole importancia. _Ya hace tres meses que se fue, no ha de tardar en regresar _ si usted hubiera llegado un día antes lo hubiera conocido.
_Espero conocerlo pronto. -fue su única respuesta, observando lo maltrecha que se encontraba la escuela. No podía creer que la gente supuestamente más preparada era la que más se oponía a que los niños estudiaran, no pudo evitar preguntarse si el tío de Nicolás compartía las mismas ideas de su familia, por la forma en que su sobrino lo admiraba, quiso pensar que no, pero ya lo descubriría cuando lo conociera.
***
Y ese día llegó. Era un día de escuela, Elizabeth había citado a una junta al final de las clases para hablar del avance de sus alumnos y de las necesidades de la escuela, había esperado media hora y solo dos familias se habían presentado. No importaba, con ellos empezaría.Estaba a punto de dar inicio, cuando sintió una presencia, levantó la vista... y ahí estaba él...el hombre más atractivo y varonil que hubiese visto en su vida. Sintió una sensación extraña y las palabras la abandonaron.
_¡Buenas tardes! -dijo con su profunda voz al ver que ella se quedaba muda, no podía apartar la vista de esa hermosa chica. _ ¿puedo pasar?
_ ¡P....por...supuesto! -dijo saliendo de su atolondramiento. _ ¡pase...! ¡tome asiento...! ¡por favor!
No sabía que decir, nunca había visto a ese hombre, no recordaba haberlo visto inscribiendo a nadie, pero estaba en la junta, seguro venía representando a alguno de sus alumnos.
_Mi nombre es Santiago Morán. -dijo tendiéndole la mano. Una corriente eléctrica le recorrió el cuerpo al estrecharla, seguramente él sintió lo mismo porque la miró con intensidad. _ Soy tío de Nicolás. - dijo sin soltar su mano. Ella lo miró confusa y él muy a su pesar la liberó para luego buscar donde sentarse, saludando de pasada a los presentes, quienes correspondieron a su saludo con respeto.
_ ¿En dónde están los demás? -preguntó sorprendido viendo el salón semi vacío.
_Me temo que no han podido acompañarnos. -dijo apenada.
_ ¿No?, ¿me permite un momento? -dijo poniéndose de pie.
_ ¡Por supuesto! - contestó ella viendo como salía con paso seguro fuera del salón.
De inmediato un hombre corpulento se acercó a él y ella vio como le dio algunas instrucciones, el hombre asintió con la cabeza para luego alejarse con otros hombres que lo seguían. Enseguida vio como Santiago volvía a su lugar.
_Sé que ya se ha retrasado su junta. -escuchó de muevo aquella voz fuerte y varonil. _pero, ¿podría esperar unos quince minutos más?
_Por supuesto asintió ella nerviosa, no entendía lo que se proponía.
No pasaron ni cinco minutos cuando sorprendida vio aparecer ante la puerta a una pareja de padres pidiendo permiso para pasar, a ésta le siguió otra y otra más, hasta que todos estuvieron reunidos, incluidos los padres de Nicolás, quienes sistemáticamente se habían negado a participar de cualquier evento o actividad de la escuela. Algunos padres no se veían nada contentos como ellos, mientras que otros se veían avergonzados y unos pocos más temerosos.
Disimuladamente miró hacia la ventana y vio de nuevo al grupo de hombres que habían llegado con Santiago, no pudo disimular una pequeña sonrisa casi imperceptible cuando comprendió lo que había sucedido. Luego volvió su mirada hacia ese hombre enigmático que la miraba fijamente con una media sonrisa en su atractivo rostro.
Ella volvió su atención hacia todos los presentes y dio inicio a la junta, bajo la mirada penetrante e inquisitiva de Santiago Morán.
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FUE MI ERROR
RomanceSantiago Morán, un hombre con un pasado oscuro y tormentoso, no sabe amar porque nunca ha sido amado. De pronto, el amor llega a su vida y sin pedir permiso se posiciona en lo más profundo de su corazón Sin embargo, él no vivirá lo suficiente, par...