Capítulo 37: "Cliché."

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-Así que siempre mío...

-Si.

-Pero... Nada, déjalo.

-Dime.-me mira serio.

-¿Que pasa ahora?

-Nada.

-¿Nada?-pregunto atónita, ¿enserio?

-Si. -abro la boca pero me interrumpe.- Solo queda decidir. ¿Quieres intentarlo?

-Esperaba algo más romántico...-rio.- Algo más cliché.

-Oye que si no quieres...-rie.

-No perdemos nada si lo hacemos.

-Entonces... ¿cerramos el pacto?

-Si.-extiendo mi mano.

Me alza una ceja riendo y junta su mano con la mia y estirra de ella, así acercándome a él y... Ya sabéis todos lo que pasa ahora.
Me besa.
Cuando ya nos hemos separado sonreímos. Yo me apoyo en su hombro. Es raro estar así con él, ya que hemos tenido MUCHAS temporadas de peleas, y se hacían notar, y tanto que se hacían notar.

-Por fin.-dice acariciando mi pelo y mirándome, yo hago lo mismo.

-¿Cómo que por fin?

-Por fin estamos juntos eh... Cuando hablabamos por Twitter me preguntaba constantemente "¿nos conoceremos? ¿Habrá química o ya cuando me conozca pasará de mi?" estaba claro que no nos ibamos a conocer. Siendo tu de Murcia y yo de Sevilla... Pero mira. El destino nos lo tenía preparado.

-Vaya, que poético.

-Anda tonta.-rie.

Me acompaña a casa y para despedirnos no utilizamos el típico cliché de un 'besito de buenas noches'. Nosotros sabemos que aunque nos queremos no vamos a utilizar eso. ¿Para que? Podemos crear nuestras buenas noches.

Se acerca y me da un beso en la nariz.-Buenas noches, antisocial.

Rio. «qué estúpido, pienso.»

-Buenas noches, antipático.

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Despierto por causa de un terremoto humano y ese terremoto, por desgracia, se llama Gemma.

-Oh, dios, Gemma juro que si me zarandeas una vez más, mueres.-advierto.

Me mira como una gatita a un ovillo de hilo y sonrie de medio lado antes de zarandearme mucho más fuerte que las anteriores veces y corre.

-¡No huyas cobarde!-grito detrás suya.

Que suerte tengo de que mis padres no estén aquí, para que buscan una casa si se van a ir. Y claro. Se van como siempre con los padres de los gemelos y cómo no, ellos están aquí. Ups. Están aquí.
Paro de golpe y miro a Gemma, escondida detrás de el sofá del salón. Ambas sonreimos y al escuchar un golpe en la habitación de mis padres contamos: "3... 2... 1..."

-¿A quién se le ocurre gritar a las 5 de la mañana?-dice Jesús con los ojos entrecerrados.

-¡¿Las 5 de la mañana?!-reimos Gemma y yo.

-¿Las 4?-pregunta acercándose a nosotras.

-Son las 10 de la mañana, cateto.-dice Gemma.

-¿Cateto?-alza una ceja Jesús mirándo a Gemma.

-Voy a despertar a Dani.-digo escapándo de esa guerra interpretada por cosquillas.

Entro a la habitación y lo veo con todo el pelo revuelto, agarrado a una almohada de cara a la pared. Me acerco a la cama para poder abrir la ventana y subir la persiana para que entre el sol. Dani se incorpora, aun con los ojos cerrados y con sus dos brazos agarra mi cintura. Lo miro y peino su pelo con mi mano.

-Dani, despierta.

-Mamá...-dice con voz ronca.-¿dónde está Ari?

-No soy tu madre.-le suelto los brazos.

Espera un momento. ¿Ari? ¿Qué Ari?

El amor es un misterio. [Gemelier]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora