Capítulo 58: "Thomas, dime Tom."

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-¿Qué?

-Has sonreído como una tonta.-dice intentando sonreír, pero le sale una mueca.

Oh Dios, ¡está celoso otra vez!

-No me gusta.

No me gusta, pero no está mal el chico, parece joven, y es simpático, y guapo, y tiene humor y... Y a mi me gusta Dani. Vale. ¿Me han tocado el cerebro?

-¿Segura? Diría que...-le interrumpo.

-Que no, ¡no me puede gustar! Además... Que no.

-¿Además...?-dice intentando que siga la frase.

-¿Me alcanzas el móvil?

-Dime la frase y te lo doy.-sonríe de medio lado. Comenzamos a los juegos de niños.

-Pues lo cojo yo.-digo intentando levantarme, Dani se levanta un poco, y con cuidado de no tocarme la cicatriz apoya su brazo en mi barriga.

-Lo tengo yo.

-¿¡Me has intentado registrar el móvil!?

-¡No! -ríe.- Solo lo guardaba.

Aprobecho y le agarro de la mano y estiro para acercarle a mi, tal vez no lo haya pensado, y ahora tengo un brazo suyo apoyado al lado de mi barriga y otro al lado de mi cara, por no mencionar lo cerca que está su cara de la mía.

Suspiro, si me arrepiento, y su expresión de confusión me hace arrepentirme más. Aunque enseguida la cambia por una sonrisa traviesa que al parecer escapó sin permiso, la cual me hace sonreír, pero no intento ocultarla, ya que sus ojos están clavados en los míos. Y los míos en los suyos.

-Dime la frase.-susurra.

-No quiero.

-Dimela.-amplía su sonrisa, trama algo.

-No.

-Dila.-se acerca, sabía que tramaba algo.

Otra razón por la que me arrepiento, tal vez no. ¡Devolverme mi cerebro!

-No.-apreto los labios.

-Di...-se acerca y yo niego.- Tu lo buscaste.

Acaba de acercarse para empezar a hacer pedorretas en mi cuello, oh no, mi punto débil.
Comienzo a reír, intento separarlo pero, entre que apenas tengo fuerzas y él me agarra las manos sin quitarlas de su pecho, no consigo ningún progreso.

-¿Me lo vas a decir?-dice sin apartar la cabeza de mi cuello.-

-No, para.-digo riendo por el cosquilleo de su respiración.-Dani para.-digo sin parar de reír ya por el nerviosismo, él cambia de rumbo, del cuello, dirigiéndose a la boca, inclinando un poco su cabeza, sin ninguna expresión, esperando a como reacciono.- Dani... Porfavor.-espeto sin querer, no es que no quisiera, pero no quería que me besara aquí, aunque ya consiguió que le siguiera el beso viendo la película, aún no quiere decir que todo vuelva a como lo era antes.

Él posa un beso en mi mejilla y se vuelve a sentar, dejando la mirada perdida, yo aún tengo la respiración agitada a causa de las pedorretas y el nerviosismo.

-Dani, prefiero que...-me interrumpe.

-Nada, lo siento.-dice él aún sin mirarme.

-Dani...-esta vez me deja hablar, pero mi cuerpo no, no por orgullo, si no por una respiración muy agitada seguida de unas arcadas y dolor increíbles, ¿no se acabó?

-¿Mía?-me mira.

Sin pensarlo corriendo me levanto, con poco equilibrio agarro el gotero y lo llevo conmigo al baño, balanceandome y chocando con las sillas.

-¿Mía que haces?-se acerca.

No le contesto, no puedo, me tapo la boca e intento caer en la silla más cercana, me siento tan cansada.
Las arcadas no acaban y Dani se alarma, corriendo va a la puerta y lo escucho gritar.

-¡Médico, Mía!

Yo cuentro hasta tres.

-¡¿No hay ningún médico aquí?!

3...

-¡Necesito un puñetero médico!

2...

-¡Joder!

1...

-Hola, Dani.-suena una voz.

Corro al baño.

-¡Le pasa algo a Mía, joder!-grita él.

No llego y comienzo a vomitar en el suelo, antes de llegar al baño, y me comienzan a doler los puntos.
Con una mano toco mi barriga y con la otra dependo del gotero.

-¿Qué a pasado?-dice él corriendo a la especie de mesilla al lado de la cama.

-¡No lo sé! ¡Médico haz algo!-dice al ver que vomito sangre, viva Dani.

-Thomas, dime Tom,... ¡¿Dónde está?!-dice mientras escucho retonar varios objetos.

-¡Joder, haz a...-arcada.- algo, ¡coño!-grito y vuelvo a vomitar, me quejo, y así hasta que grita Tom.

-¡Aquí!-se acerca y me toca la espalda, lo mismo que hacía Dani pero él acariciaba y me susurraba que todo iba bien, ¡joder, no lo iba!-Vale, Dani, agarrale este brazo.

Él agarra el antebrazo, miro a Tom mientras hago otra arcada y veo una aguja pequeñita, acompañada de una reserva para el líquido inmensa, y este tenía un color amarilento.

-¡Ni loca, joder!-grito y vuelvo a vomitar.

-Lo siento.-dice Dani.

Tom busca una vena en mi muñeca, ¡¿piensa meter todo eso por vía intravenosa teniendo unas venas tan pequeñas?!
Clava la aguja e inyecta el líquido, yo grito, y vuelvo a vomitar.

Cuando ellos sueltan mi brazo cuento quince segundos, y se me pasan las arcadas y el vomitar, ellos me ayudan a acostarme en la cama y ambos se sientan en una silla.

-Quiero que esto acabe ya...-suspiro finalmente.-no quiero seguir así.-comienzo a cerrar los ojos.-no quiero seguir siendo un estorbo.

-No quieres hacerles sufrir a ellos, chica valiente.-dice Tom.

-No. No quiero...

Yo ni siquiera estaba segura si sufrían por verme así, pero, por si lo hacían, preferiría no hacerlo.

El amor es un misterio. [Gemelier]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora