El amor es un misterio. [Gemelier]

Capítulo 3: "Tal vez."

Viene hacia mí a paso ligero, al ver que cuando se para delante mía no dice nada, me voy. Antes de que consiga irme me coje del brazo, parandome.

-¿No puedes esforzarte un poco en ser simpática?

-Ya me esfuerzo demasiado, da gracias a que cuando te veo no te doy un sillazo.-digo borde.

-Eres imposible, Mía.-dice soltandome como si quemara.

-Tú si que eres imposible.-digo dandome la vuelta y mirandolo mal.

-Antisocial.

-Antipático.-digo yendome.

-Antisocial.-dice a lo lejos.

-¡Te odio!-digo gritando.

Trás un largo camino, llego a mi casa dando un portazo, ya no solo me cabrea aquel chico tan insoportable, también me cabrea que lo veré mas amenudo.

Al oscurecer un poco decido dar una vuelta para conocer un poco más este pequeño a la vez que bonito pueblo. Cojo las llaves y mi móvil y salgo de mi casa. Una o dos calles más allá de la mia veo una caja y a un chico de cluquillas delante de esta. Me acerco para ver que se oculta dentro de la caja, son dos cachoros de perro. El chico me mira, resulta ser 'el antipático' y lo miro mal, al igual que él a mi.

-Ya no solo eres un antipático, ¿también abandonas animales?-digo mirando a los dos cachorros que parecen asustados.

-¿Qué? ¡No! No soy tan cruel como para hacerles esto.-dice cogiendo uno.

-Si pillo a quién les ha hecho esto le doy un sillazo.-digo cogiendo el otro cachorro.

-¿Le odiarías más que a mi?-dice riendo y acariciando al cachorro.

-Muchísimo más, aún que es MUY dificil.-digo resaltando "muy".

-Lo más cariñoso que me has dicho.-dice riendo y alzandome una ceja.

-Y lo que te diré, adiós antipático.-digo yendome.

-Adiós antisocial.

-Te odio.

Me voy a mi casa y cierro detrás mía, dejo al cachorro en el suelo y aviso a mi madre de que he traido una mascota, a mi padre le parece bien, a mi madre no tanto pero ya se acostumbrará. Le doy un poco de comer y lo dejo durmiendo a los mies de mi cama.

Ceno una pizza y me siento en el sofá, después de ponerme el pijama y ducharme, cojo mi móvil y veo un mensage de Daniel.

+Buenas noches mi princesita, mañana hablamos:*.

-Está bién.... hasta mañana.

+Te quiero.

Otra vez el cosquilleo en la barriga, enserio que esto ya me está asustando.¿Qué significan esos cosquilleos? Nunca lo sabré. Subo a mi habitación y me tiro a la cama, en unos pocos segundos me duermo.

A la mañana siguiente me levanto, con pereza cojo a el cachorro y lo bajo al jardín; por allí corretea, juega con una pequeña pelota que encontré... Al verlo así, jugueteando y siendo felíz, sonrio.

-Valla, has sonreido.-dice 'el antipático' apoyandose en la pared, a mi lado.

-¿Que haces aquí?-digo apartandome.

-También están Gemma y Jesús.-dice señalandolos dentro.

-¿Y para que vienes solo?

-Me lo han pedido.

-Estoy cansada de verte.-digo suspirando y entrando a la casa.

Saludo a 'los tortolitos', no me gusta llamarlos así ya que el amor no existe pero se les ve tán acaramelados que... Me hace dudar. Tal vez soy la única que piensa así, tal vez solo yo no me enamoro, tal vez... Sea la 'rarita'.

-Deberias de cambiar.-dice Gemma entrando a la cocina conmigo.

-No se Gemma...

-Solo intentalo, por mí.-dice poniendome un puchero.- Anda que se que ahí dentro hay una Mía que es la más símpatica de todo el pueblo.

-Vale, lo intentaré, pero no te promento nada.

-¡Bien!-exclama.- Desayuna rapida, que nos vamos a la piscina de los gemelos.

-¡¿Qué?!

-Recuerda, intentarás cambiar.-dice guiñandome un ojo y saliendo de la cocina.

Cojo un vaso de leche y me preparo un colacao, mientras tomo un sorbo sentada en una silla álguien me da vueltas en esta hasta acabar delante suya, al verlo lo miro dudosa.

-Vaya, Gemma tenía razón.- dice con media sonrisa.

-¿Razón sobre que?- digo asustada.

-Estas cambiando.-dice saliendo de la cocina dejandome la palabra en la boca.

Termino de desayunar y subo a mi habitacion a cambiarme, me pongo un biquini, una camiseta de cocacola y un peto. Bajo y Gemma luce una gran sonrisa al verme bajar, Jesús como siempre y Dani me mira algo extraño, a saber.

Cierro la casa y nos ponemos rumbo a la casa de los gemelos. Todos vamos en silencio hasta que 'el antipatico' rompe el hielo.