Christine se había ganado una fama en el colegio de Hogwarts la cual no le hacia para nada fácil sus días ahí. Pero siempre contó con el apoyo de sus mejores amigos James, Remus, Peter y Sirius.
El problema empieza cuando los cuatro de ellos empiez...
- buenos días. - Remus me despierta, en cuando entra a la habitación con una charola y el desayuno en esta. - se que el clima está terriblemente frío y no vas a querer pararte.
- el frío aplica igual para ti. - le dije mientras me colocaba mi chamarra que estaba a un lado de la cama y el se acerca para acostarse a mi lado de nuevo. Al menos recargándose en el respaldo para poder comer.
- soy un hombre lobo, el frío no aplica igual para mi. - el ríe y le doy un beso en la mejilla. Lo haría en los labios, pero estoy muy segura de que mi aliento no es lo mejor en estos momentos. - Mira lo que hice.
- hiciste huevo con pimientos verdes. - reí ante eso, desde ese momento en el que volvimos a salir, en mi cumpleaños de hecho, tenemos como chiste local lo de los pimientos. - que lastima... me gustan más los rojos. - dije para molestarlo.
- no me voy a rendir hasta comprobarte que saben diferente. - el ríe y aprovechó que deja el desayuno sobre la cama para poder abrazarlo y darle muchos pero muchos besos por todo su rostro.
- perdona mi mal aliento, voy a lavarme los dientes. - estaba por levantarme pero el me detiene tomando de mi mano. - por favor.
- se va a enfriar, come primero y luego has lo que tengas que hacer ¿si? - acepté y me volví a sentar en la cama.
Remus y yo llevábamos juntos por semanas ya. Meses, ya que hoy es enero 31 de 1979 y eso significaba celebraríamos el Año Nuevo. No teníamos idea de que queríamos hacer para festejarlo pero eso era lo de menos, estábamos juntos y ya nada más importaba. Habían sido yo creo que los mejores días de mi vida desde que me fui a Francia. Remus es todo lo que está bien en este mundo. Es el amor de mi vida, lo amo tanto que hasta me hace sonreír de solo pensarlo.
Vive ahora conmigo, le dije que se mudara a mi casa y ahora, trabaja a mi lado en la librería. Lena sigue viviendo con nosotros si, y tuve que decirle del mundo mágico eventualmente. Confío lo suficiente en ella como para decirle tal secreto. Tan solo con Que nadie del ministerio y todo eso se entere. Pero Lena es de confianza. Y por ello ella sale cuando sabe qué hay luna llena. Fue difícil explicar esa parte, tengo que admitirlo. Pero funcionó.
- ¿te puedo decir algo y no te enojas? - le dije y el asiente con la cabeza.
- si tiene que ver con los pimientos, en serio puedo conseguir rojos si tanto los quieres. No lo comprendo pero... - me ataque de la risa con ello. - de acuerdo, no es por la comida entonces.
- no, no le pongo ningún pero a tu desayuno. Esta delicioso y muchas gracias Moony. - le volví a besar la mejilla.
- basta de esos besos. - me toma de las mejillas para aplastarlas y acercarse a mi para robarme un beso en los labios. Sonreí ante ello y luego yo le di uno por igual. - ¿de que quieres hablar?
