Capítulo 22

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Año 2020

ㄧBueno... ¿Dónde me siento?

Oscar entró en casa sin que me diera tiempo a responderle. 

En menos de treinta segundos lo tenía sentado en mi minúsculo sofá negro con una sonrisa de oreja a oreja. 

Cerré la puerta con llaves pero cuando me giré de nuevo hacia él, ya no estaba. 

Miré instintivamente hacia mi dormitorio, pero las puertas correderas seguían cerradas, ¿entonces dónde...?

ㄧ¿Sabes qué esta habitación da un mal rollo que te cagas, no? Podrías pasar por una psicópata obsesionada con... Con cosas macabras.

Repito, la madre que lo parió.

ㄧQuizás si que sea una psicópata. No te he dado permiso para que entres aquí.

ㄧLo sé, eso es lo divertido. ¿Trabajas aquí, no? Me refiero a cuando estás en casa.

ㄧSí... ㄧrespondí en voz baja.

Me estaba reprimiendo muchísimo por no soltarle un guantazo y arrastrarlo hacia el salón de los pelos.

ㄧPues entonces trabajamos aquí. A ver... ㄧOscar dio una vuelta sobre sí mismo buscando algo en la habitación, hasta que paró y me miró fijamente. ㄧPues en el suelo.

Se sentó en el suelo de espaldas a la puerta, con el ordenador en el regazo y esperó a que se encendiera.

ㄧ¿Qué estamos buscando exactamente?

ㄧTodo lo que encuentres sobre el caso que llevó el inspector Rubén Rodríguez en el año 1990.

ㄧ¿Algo en especial?

ㄧHombre, si pudieras encontrar el nombre del asesino, nos ahorrarías mucho trabajo, ¿no crees? ㄧcontesté sarcástica.

ㄧNo hace falta que seas borde.

ㄧYo no soy borde. Eres tú, que me pones así.

Vi como sonreía y se ponía a buscar en la base de datos. 

En cuanto sus dedos tocaron el teclado, se puso completamente serio, prestando suma atención a lo que hacía. 

Estuvimos callados un buen rato, con el único sonido de las teclas del portátil.

Pero después de media hora, empecé a impacientarme. 

No podía llevarme mucho tiempo sin hacer nada, porque sentía que el mundo seguía girando a mi alrededor y yo me estancaba.

ㄧ¿Vas a tardar mucho? ㄧsolté de pronto, rompiendo así el silencio.

ㄧPerdona si te desesperas porque esté tardando mucho en hacer algo, que te recuerdo, es ilegal.

ㄧ¿Ahora quién es el borde?

ㄧYo no soy borde. Eres tú, que me pone así. ㄧcontestó, repitiendo lo que había dicho yo hace un rato. ㄧYa está.

ㄧQuita.

Le quité el ordenador y me senté a su lado en el suelo para que pudiera ver la pantalla también. No había gran cosa allí, y si alguna vez lo hubo, habían hecho que desapareciera por completo.

ㄧTiene que ser el mismo asesino, ¿no?

ㄧSi. O un imitador, pero lo dudo mucho.

ㄧPero si es el mismo asesino... Ahora tiene que ser viejo, ¿no? Han pasado treinta años.

ㄧNo necesariamente. Puede que empezará siendo joven, Oscar. Pongamos que empezará con veinte o veinticinco... Ahora tendrá unos cincuenta y cinco.

ㄧPues lo que yo he dicho. Un viejo.

Aquello me hizo reír, porque me hizo acordarme de una pequeña discusión que tuve con María cuando yo era aún una adolescente.

ㄧSi cincuenta y cinco años es ser viejo para ti... No quiero ni imaginarme que es lo que piensas de Samuel.

ㄧ¿De Samuel? Que es una momia.

Volví a reírme, porque si él estuviera aquí, no sería yo quien le soltará la colleja a Oscar.

ㄧSamuel tiene cincuenta y nueve años, no es una momia. Además, es uno de los mejores policías que conozco.

ㄧTú eres mejor que él.

ㄧYo soy veintisiete años más joven, pero él tiene la experiencia.

ㄧPero tú eres más inteligente.

ㄧY tú tienes memoria eidética.

Touche.

ㄧAnda... Busca algo sobre ese inspector, a ver si sale algo.

ㄧ¡A sus órdenes! ㄧOscar volvió a teclear códigos y palabras que yo no entendía y tras cinco minutos, teníamos la ficha del inspector. ㄧAquí pone era compañero de un tal... Oliver Carrero. Un buen equipo.

ㄧ¡Genial! A lo mejor alguno de ellos sigue ejerciendo o viven por aquí cerca y podemos ir a hablar directamente con ellos.

Oscar miró las direcciones en la base de datos, pero antes de encontrarlas, dio con algo que le llamó la atención.

ㄧ¡Joder! Que mala suerte tenemos...

ㄧ¿Qué pasa?

ㄧOliver Carrero desapareció en 1995 y unos días más tarde, también lo hizo Rubén Rodríguez. Nunca supieron nada de ellos ni se encontraron los cuerpos. Se esfumaron.

ㄧ¿Desaparecieron los dos? ¿Así, de repente?

ㄧAja.

ㄧ¿Seguro?

ㄧQue sí coño, ¿quieres mirarlo tú o te fías de mí?

Que mierda

Aquel caso parecía que no iba hacia ningún lado. 

Los dos inspectores de policía que llevaron el caso hace treinta años desaparecieron en 1995 sin dejar rastro alguno.

¿Qué había pasado con Oliver y Rubén?

¿Dónde demonios estaban?

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