Capítulo 38

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Año 2020

En el momento en el que Núria sintió como su mente abandonaba su cuerpo, se arrepintió de la decisión que había tomado. 

Pero tan pronto como sintió ese arrepentimiento, se abandonó a sí misma hacía el vacío. 

Se tumbó en la cama, esperando poder conciliar el sueño y encontrar esa paz que había sentido anteriormente, pero en lugar de esto, sus pesadillas volvieron mucho más fuerte.

Aunque ciertamente, Núria sentía desde hacía un tiempo, que no eran pesadillas.

Que nunca lo fueron.

ㄧ¿Por qué me estás abandonando? ㄧoyó decir a una niña que estaba de pie, junto a la puerta.

En sus sueños, la niña siempre parecía muy asustada, como si tuviera que correr para salvar su vida. 

Pero ahora, en ese instante, la niña solo parecía muy enfadada.

ㄧNo te estoy abandonando.

ㄧSí que lo haces, siempre lo haces.

ㄧEso no es verdad... ni siquiera estás aquí.

Núria intentó sacarla de su cabeza, olvidarse de ella o intentar recordar en qué momento de su vida empezó a soñar con aquella extraña niña. 

Pero lo único que consiguió, fue hacerse un lío, mezclar cosas en su cabeza y sacar a la luz recuerdos, que parecían haber sido olvidados hacía muchos años atrás.

ㄧ¿Cómo puedes decir que yo no estoy aquí? ¡Soy la única que siempre ha estado!

ㄧPor favor... ¡Déjame tranquila!

ㄧ¿Es lo que quieres? ¿Qué me vaya? ¿Qué te abandone como tú lo hiciste?

ㄧPor Dios... No sé de qué me estás hablando. No quiero verte, no quiero sentirte cada vez que estoy trabajando. ¡Quiero que te vayas!

La niña, que había empezado a llorar, se acercó a ella sigilosamente, hasta quedar a unos escasos centímetros. 

Y sin que se lo esperase, le sonrió de una manera que se le quedó grabada a fuego.

ㄧCreía que eras mejor que él, pero ya veo que me equivoqué. Tú eres peor.

Antes de que Núria pudiera contestar, la niña se esfumó. Se quedó sola en esa habitación, con la intuición de que nunca volvería a verla. 

Por un lado, se sintió aliviada, porque por fin podría descansar tranquila... pero por otro, se sorprendió sintiendo pánico.

Llevaba viéndola años, ni siquiera recordaba cuál fue la primera vez, pero sabía, que era más importante de lo que quería admitir.

No quería contárselo a nadie, y muchos menos a Samuel, porque se preocuparía y haría que volviera a terapia. Y Núria eso no lo permitiría. 

Odiaba ir y hablar delante de un extraño de sus recuerdos, o mejor dicho, de la falta de ellos.

Pero sabía que necesitaba ayuda.

ㄧ¿Hola? ㄧesperó pacientemente con el teléfono pegado a la oreja, hasta que contestaron. ㄧAh, hola María. ¿No está Samuel? Es tarde.

ㄧSi... lo sé. Es que no ha vuelto a casa.

ㄧ¿Cómo que no ha vuelto a casa?

ㄧPues... cariño, que no ha vuelto desde esta mañana. Salió para trabajar, como siempre... pero no ha pasado por casa.

ㄧVale... Le llamaré al móvil y a los compañeros. A lo mejor se ha quedado con comisaria, ya sabes como es con el trabajo.

ㄧSí, lo sé. Su hija ha salido a él en eso.

Núria colgó antes de que María se pusiera nostálgica de nuevo, arrepintiéndose de muchas cosas que aún no habían cicatrizado.

Como aquella vez con trece años que le grito que ella no era su madre y que nunca lo sería. 

O aquella vez con quince, cuando salió de fiesta y llegó borracha, y le tiró los vasos de la cocina por todo el suelo.

Su relación estaba llena de anti bajos, muchas peleas y charlas con Samuel. No sabía porque se le había hecho tan difícil aceptar a María, aún siendo quien le salvó la vida. 

Quien la sacó de un infierno, para meterla en su casa, y criarla y quererla como su hija.

Ella era consciente de que se lo debía todo, pero a la hora de la práctica, siempre había algo que la echaba hacía detrás. 

Y no era justo.

Le dejó casi diez mensajes a Samuel, pero seguía sin contestar, y tampoco cogía el teléfono. Cuando ella era adolescente, eso lo hacía mucho.

Se metía de lleno en un caso, y estaba fuera de casa durante algunos días, pero llevaba sin hacerlo mucho tiempo.

Y empezaba a preocuparle que volviera a hacerlo.

ㄧOye Oscar, sé que no hace mucho que me has dejado en casa y que nos hemos peleado, pero te llamo por Samuel. No ha vuelto a casa y me preocupa que le haya pasado algo.

ㄧJoder... ¿Qué no hace mucho, Núria? Son las cinco de la mañana, estaba frito.

ㄧ¿Ya son las cinco? Bueno, eso da igual. Te llamo por Samuel. ¿Sabes dónde está?

ㄧNo. Creí que se habría ido a casa.

ㄧPues ya ves que no.

ㄧDios... no vuelvas a activar el modo borde, ¿vale? Estaba dormido.

ㄧY yo estoy preocupada.

ㄧ¿Paso a buscarte y vamos a comisaria a ver si está por allí?

ㄧGracias.

ㄧYa ya... Y Núria, como esté allí dormido, te mato.

ㄧQue si pesado. Te espero en la puerta.

Núria se ducho a toda prisa, intentando despejarse y en menos de diez minutos ya estaba en la puerta. 

Le sorprendió ver el coche de Oscar ya allí.

ㄧQue rapidez. ㄧdijo al montarse.

ㄧHas dicho que estabas preocupada... Así que he venido en cuanto me lo has pedido.

ㄧGracias.

Se puso el cinturón de prisa y espero a que Oscar arrancará, pero en lugar de eso, él solo la miraba fijamente, esperando algo.

ㄧ¿Qué?

ㄧ¿Me explicas por qué llevas una gafas de sol a las cinco y once de la mañana?

ㄧDespués hace sol.

Oscar siguió mirándola, debatiendo consigo mismo si valía la pena o no comenzar otra pelea.

ㄧVale.

Y así, simplemente, arrancó.

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