¿Y sí un día despertarás con la creencia absoluta de qué estás muerta?
¿Y sí, te despiertas y notas que ya no sientes nada?
Sería algo horroroso... o quizás, algo que te alivie muchísimo, más de lo que hubieras soñado alguna vez.
Vida. Muerte.
Luz. Oscuridad.
La mayoría de las personas viven con temor a su propia muerte, la mayoría, tiene cierta irracionalidad metida en su cuerpo. ¿No era más fácil morir? Cuando mueres, tu alma abandona tu cuerpo y sobre todos, tus recuerdos.
Te elevas más allá del mundo.
Pero cuando estás viva, tienes sentimientos.
Tienes que amar, odiar. Aunque no estés preparada para hacerlo.
Aunque no quieras hacerlo.
Sin ninguna duda, vivir era más complicado que morir.
Cuando Núria entendió eso, era demasiado pronto.
Quizás se dio cuenta de su propia mortalidad mucho antes que el resto, quizás fue en el instante en el que mordió a aquel pobre médico, que solo intentaba ayudarla hacía ya muchísimos años.
Quizás fue demasiado pronto, porque solo era una niña indefensa, que debía jugar a ser fuerte.
Ningún niño debería pasar nunca por algo tan malo.
Ningún niño debía crecer antes de tiempo.
Pero ella tuvo que hacerlo.
Y durante muchísimo tiempo, tuvo que hacerlo sola.
Cuando la sacaron de aquel hospital y se la llevaron a rastras, porque se había aferrada a María con tanta fuerza que cuando consiguieron que la soltará, María tenía sus pequeñas manos marcadas en su nuca.
Cuando consiguieron relajarla, cuando la examinaron, cuando llamaron al psicólogo del hospital y dio el visto bueno para llevarla a un psiquiátrico... Volvieron a encerrarla.
Otra jaula, pensó la pequeña.
Otra vez a ser mayor.
– Allí estarás bien, te lo prometo. Iré a verte.
Aquella promesa se quedó dentro de ella, arraigada, clavada en alguna parte de su cuerpo, de su cerebro.
Tanto, que no durmió en dos días, ni en tres.
Tuvieron que entrar en su habitación, amordazarla porque no paraba de gritar, dar patadas y morder a todo hombre y mujer que se le acercaba.
Tuvieron que darle un sedante para dormirla.
Y durmió dos días seguidos.
Descansó por primea vez en mucho tiempo.
Y cuando despertó, parecía otra niña.
Seguía con un miedo irracional en su cuerpo, pero no gritaba.
No mordía.
Se alejaba en cuanto alguien entraba por la puerta, eso no había cambiado.
Pero al menos pudieron hablar con ella.
Pasaron los días, encerrada en su nueva jaula y Núria pareció olvidar.
No supo responder a cómo había llegado al hospital, no lo recordaba.
No supo responder a dónde estaba antes de llegar, no lo recordaba.
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Instinto
Mystery / ThrillerEn 1990 comienzan una serie de asesinatos que nadie parece poder resolver, hasta que de un día para otro, cesan. A su misma vez, una niña grita pidiendo auxilio en su propia jaula, sin tener escapatoria de sus propios demonios. En pleno 2020 los te...