Año 2020
– Vale, nos separamos aquí y volvemos a este punto dentro de dos horas. – dije mientras me daba la vuelta.
Oí como Raquel y Joaquín decían algo sobre no separarnos, pero yo ya había avanzado un par de metros.
No quería que se enterase de que ese trozo de bosque ya lo había cubierto; y en realidad... Casi había acabado.
No me quedaba nada más que un par de kilómetros de bosque y ya habría acabado.
Me quedaría sin pistas.
Sin esperanza.
Seguí andando más de lo que debería, aunque ya había pasado más de una hora, pero no quería volver.
No aún.
No quería tener que llegar con ellos y decirles que se había acabado, que ya lo había investigado todo.
Que no me quedaba nada.
Que no podía hacer nada por ellos.
Empezaba a sentir como algo dentro de mí se removía, como si quisiera gritar y desgarrarme a mí mismo por dentro.
Sentía ganas de llorar todo el tiempo, cada vez que pensaba que si hubiera sido al revés, Núria nos hubiera encontrado.
Estaba seguro.
Pasé sin darme cuenta por un río no muy caudaloso, donde me tropecé con una piedra y metí el pie izquierdo.
– ¡Mierda! – grité de la impotencia.
Sin quererlo, empecé a llorar y a gritar un montón de cosas que ni recuerdo. No lloraba porque ahora parte de mi pie estuviera empapado.
Lloraba porque la había decepcionado.
Seguí andando, intentando alargar lo máximo posible el momento en el que tendría que enfrentar a Raquel, a Joaquín, y a la cruda realidad: que nunca íbamos a encontrarlos.
Nunca...
Cuando quise darme cuenta, estaba en una parte del bosque a la que nunca había llegado.
Estaba casi al final, donde los árboles crecían más alto, más fuertes y sin nadie que los molestara.
Y entonces, fue cuando lo vi.
Una cabaña abandonada.
Parecía que estaba integrada en toda aquella naturaleza, tenía ramas y hojas que salían de las ventanas, como si formara parte de toda aquella vida alejada de todo el mundo.
Si no hubiera sido por el momento en el que estaba, hubiera dicho que era una vista preciosa.
Una casa preciosa, en realidad.
Pensé en que a Núria le gustaría; una vez, cuando la estuve llevando a casa, me confesó que la ciudad la ahogaba.
Que siempre había tenido la sensación de que su sitio estaba entre los bosques, e incluso me dijo que le encantaría poder jubilarse e irse a vivir a una pequeña granja.
Lejos de todo el mundo, con sus animales y los árboles.
Cuando me lo dijo, pensé que no le pegaba nada.
Que yo la veía como una persona de ciudad, de ruido.
Esa fue la primera vez que me di cuenta, de que no conocía en realidad a Núria.
Que era ese tipo de persona, que cuesta conocer porque no te lo pone sencillo, pero que si tienes paciencia, es capaz de contarte hasta el detalle más insignificante.
Por eso, viendo la cabaña, el bosque y el río... Pensé que sería un sitio ideal para ella.
Para jubilarse y alejarse de todo.
Iba a darme la vuelta, cuando lo oí.
Fue algo que no sabría explicar.
Primero fue un ruido pequeño, casi inaccesible para nadie, pero en ese momento yo estaba en silencio y pude percibirlo.
El ruido de una puerta abrirse.
Me extrañó.
Aquella casa parecía estar abandonada...
Pero entonces, oí otro ruido más fuerte.
Un ruido que conocía a la perfección.
Un ruido que me partió la esperanza en dos: el primer trozo, se llenó de oscuridad, pensando que el ruido del disparo, podría ser malo.
Siempre lo era, no podía traer nada bueno...
Pero, sí había sonado, si alguien había disparado, eso significaba que la cabaña no estaba abandonada.
Y eso conllevaba a un rayo de esperanza, por pequeño que fuera.
¿Y si estaba dentro?
¿Y sí Núria estaba allí?
Corrí sin pensarlo por el bosque, yendo a buscar a Raquel y Joaquín.
Corrí como si me hubieran disparado a mí, rezando a un Dios en el que no creía, que por favor, Núria y Samuel estuvieran bien.
Que estuvieran ahí.
A escasos metros de nosotros.
Que estuvieran con vida.
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Instinto
Misteri / ThrillerEn 1990 comienzan una serie de asesinatos que nadie parece poder resolver, hasta que de un día para otro, cesan. A su misma vez, una niña grita pidiendo auxilio en su propia jaula, sin tener escapatoria de sus propios demonios. En pleno 2020 los te...