Capítulo 28

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Año 2020

ㄧ¿Me vas a decir ya qué te has metido?ㄧ la voz de Oscar resonaba en todo el coche.

Apenas hacía unos minutos estábamos en la casa del antiguo inspector, había tenido una sensación muy extraña, como de cercanía y a la misma vez, un terror que no sabía cómo explicar. 

La parte racional de mi cerebro estaba segura de que algo me había hecho reaccionar así... 

Pero había una parte de mi, por muy pequeña que fuera, que había visto a una niña asustada al final de ese pasillo. 

Que la había oído, la había sentido.

Estaba en la parte de atrás del coche, abrazando mis rodillas con la cabeza escondida, ¿Qué me estaba pasando? 

No hacía falta ser muy inteligente para ser que el caso me estaba afectando, pero ¿por qué parecía que había algo más detrás del telón?

ㄧ¿Vas a contestarme?

ㄧCállate... Por favor.

No era una orden, era más bien una súplica. 

Su voz se me enganchó a los oídos y tardaba en irse. 

Lo veía todo borroso y el subidón de energía que había tenido hacía unos minutos, se había ido. 

Era una extraña sensación de euforia que se había disipado en menos de diez minutos y ahora, era la baja sin frenos en una montaña rusa.

Al menos yo lo sentí así.

ㄧBaja del coche, Nuria.

Al principio no entendí que quiso decir, pero al incorporarme, vi mi bloque de edificios. Oscar me había traído a casa. 

Me ayudó a salir del coche, me dejó apoyarme en sus brazos y poco a poco llegamos a casa.

ㄧ¿Dónde tienes las llaves?

ㄧEn el bolsillo derecho.

Oscar me apoyó en la pared mientras buscaba mis llaves y yo sentí un leve mareo. 

Digo leve, porque fue lo que creía que era, dos segundos después estaba pidiéndole perdón por haberle vomitado en sus pantalones y en parte de su camisa.

ㄧ¡Joder, Nuria! Que puto asco...

ㄧLo... siento... No sé que me pasa.

ㄧ¿No lo sabes? ㄧOí como se reía entre dientes y mientras abría la puerta me metió dentro. ㄧPasa que te has metido un viaje de la hostia, eso pasa.

ㄧYo no me drogo...

ㄧ¿En serio? ¿Y qué son esas pastillas que te tomas cada dos por tres?ㄧ conseguimos entrar en casa y Oscar, sin saber cómo, me llevó directamente al cuarto de baño y me dejó sentada en el suelo, mientras él, me miraba. ㄧMira, si te quieres joder la vida, ¡adelante! Tienes treinta y dos añacos para saber lo que tienes o lo que no tienes que hacer. Es en serio, metete lo que te venga en gana, muérete en una esquina como una puta yonqui, pero ¿en medio de una investigación policial? ¿En medio de una puñetera crisis?

ㄧTe repito... que no me drogo. ¡Nunca!

ㄧ¡Y una mierda, Nuria! ¿Tú te has visto? ¿Has visto cómo tienes los ojos? ¡Por no hablar del numerito que has montado en esa casa. Que si me dejas decirlo, da un mal rollo que te cagas.

ㄧ¿Por qué siempre estás diciendo palabrotas? ㄧla pregunta me salió sin pensarla y eso lo cabreó aún más.

ㄧ¡Porque siempre me haces enfadar! Vas por la comisaría como si fueras la mejor, que lo eres. Pero eso no te da derecho a tratar a los demás como si fueran imbéciles, y no tengas los ovarios de decirme que "tú no haces eso". Te encierras en ti misma, eres desagradecida y un poco mandona, pero te soporto porque en el fondo me caes bien y eres una policía de la hostia... Pero ¿esto? Esto es pasarse de la raya.

No sé en que momento empecé a llorar, yo, que siempre intentaba llorar sola para que nadie me viera. 

Al verme, Oscar se tiró a mi lado y estuvimos en silencio lo que a mí me parecieron horas.

ㄧLas pastillas que tomo son para mis dolores de cabeza, Oscar, te lo juro. Yo nunca... Bueno, solo probé un porro de maría con quince años, y fue medio obligada por el imbécil de mi ex-novio. Ni siquiera me gustó la sensación y solo le di una calada... Tengo el recibo de las pastillas en el cajón de mi mesita de noche, si no me crees, míralo.

Al cabo de unos minutos, Oscar se levantó y miró en mi habitación. 

Volvió con la cara descompuesta.

ㄧQue sean pastillas para tus migrañas no significa que no vayas colocada.

ㄧLo sé, no soy idiota... Pero no sé cómo ha pasado.

ㄧEn tu mesita de noche tenías esto, es otro bote, ¿no?ㄧ yo asentí y él volvió a sentarse a mi lado, abrió el bote y una de las cápsulas y las probó. ㄧVale, esto droga no es.

Nos reímos sin querer, con Oscar esto era siempre así. 

Hacía gracia con solo el hecho de hablar, eso me gustaba.

ㄧEse bote está nuevo... Este está abierto, es del que cogí un par de pastillas antes de ir a esa espeluznante casa.

Oscar cogió el bote e hizo el mismo procedimiento, solo que está vez cuando lo probó hizo un gesto raro con la cara.

ㄧCariño, ㄧdijo sarcásticamente. ㄧDejame decirte que alguien te ha cambiado las pastillas por algo más fuerte que esa calada que diste con quince años.

ㄧ¿Es en serio?

ㄧY tanto... Deberíamos llevar el bote a Raquel por si tiene huellas para pillar el cabrón que te ha hecho esto.

ㄧSí... Por cierto, hueles fatal.

ㄧ¿Y de quién es la culpa?

ㄧDate una ducha si quieres... Yo voy a comer algo y luego me ducho. Iremos a comisaría y le daremos el bote a Raquel y que haga su trabajo.

ㄧ¿Seguro qué estás bien cómo para quedarte un rato solo mientras me lavo?

ㄧSí... se cuidarme sola, Oscar. Tranquilo.

ㄧVale.

Me levantó despacio sintiendo una punzada en la cabeza pero hice un gran esfuerzo porque no se me notará. 

Fui a mi habitación y le saqué toallas y ropa limpia para que pudiera cambiarse.

ㄧToma, esta ropa creo que te quedará bien.

ㄧ¿Qué haces tú con ropa de hombre?

ㄧ¿Por qué siempre quieres saberlo todo? ㄧOscar se quedó mirándome con la ropa en la mano y un recuerdo me embriagó por completa. ㄧEra de mi ex pareja, se dejó algunas cosas cuando rompimos. Y ni se te ocurra preguntar por qué rompimos porque te echo a patadas, ¿vale?

ㄧA sus órdenes, jefa.

Oscar se giró para empezar a desnudarse y una pregunta retumbó dentro de mí con tanta fuerza que me asustó.

ㄧOscar...

ㄧDime. ㄧél se volvió a girar y me miró directamente con sus ojos negros.

ㄧ¿Y si lo de las pastillas... y si ha sido él?

ㄧ¿Quién?

ㄧEl asesino.

Oscar se quedó en silencio, con la mandíbula apretada, aparentemente preocupado. 

E hizo lo que menos me esperaba en ese momento.

Avanzó hacía mí, tiró de mi camiseta y me abrazó.

ㄧEntonces, cogeremos a ese hijo de puta, puedes estar segura de eso.

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