Capítulo 24

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Año 2020

ㄧ¿Y ahora qué hacemos?

Oscar y yo habíamos acabado por darnos por vencidos. 

Estábamos sentados en el suelo de la habitación comiendo comida china, que además había llegado ya fría. 

Y para mi sorpresa, no era desagradable hablar con él.

ㄧCuando no sé que hacer siempre habló con Samuel.

ㄧPues va, venga. Yo conduzco.

Nos subimos en su coche y en menos de cuarenta y cinco minutos estábamos atravesando un camino de tierra. La casa de Samuel siempre me encantó, desde la primera vez que la vi. 

A pesar de trabajar en la ciudad, él nunca había dejado aquella casita: era pequeña, pero fue el mejor hogar que tuve.

En realidad, fue el único.

Aparcó al lado del Citrën blanco, pero cuando Oscar se bajó del coche y estaba ya subido en el porche, se dio cuenta de que yo ni había bajado del coche. 

Estaba paralizada.

ㄧNúria, ¿vienes?

Se acercó al coche y entró. Vi que iba a hacer una broma, pero creo que al ver mi cara se lo pensó mejor.

ㄧ¿Estás bien?

ㄧPerdona... Es esta casa, que me trae demasiados recuerdos de cuando era pequeña.

ㄧ¿Cuándo eras pequeña? No lo entiendo...

Claro, nuestro pasado no lo conocía nadie. 

Cuando entré en la academia insistí mucho en eso, no quería que nadie supiera que era la "hija" de Samuel. 

Quería obtener mis logros por mi misma.

ㄧPrácticamente me he criado aquí. Me adoptaron con diez años... Son mis padres.

ㄧ¿Tú padre? Pero, ¿Cómo puedo no saberlo? Trabajo con él.

ㄧNo lo sabe casi nadie, solo gente de confianza. Yo le pedí que fuera así.

ㄧ¿Pero por qué?

ㄧPorque no quería cumplir las expectativas de nadie. Era una cría y tuve una infancia... Difícil. Me gradué en el instituto un año antes, salí de la academia antes y en cuanto pude, me largué corriendo de esta casa.

Por un segundo, creí que Oscar explotaría. 

Que pediría explicaciones, pero me sorprendió otra vez, callando. 

Era como si esperase que si tenía algo que contar, lo hiciera cuando estuviera lista.

Y eso me gusto.

ㄧLes quiero muchísimo, en serio. Son mi familia, son mis padres... Pero siempre sentí que me faltaba algo. O que algo fallaba. Necesitaba encontrar mi sitio fuera de esas cuatro paredes, necesitaba olvidar los años que pasé en... Necesitaba alejarme.

ㄧVale.

Oscar alargó su mano. Fue un gesto dulce, era como si necesitara tocarme para saber que estaba bien. 

No me lo esperaba.

ㄧLlevo diez años sin ver a María.

Creo que lo dije en voz alta porque lo necesitaba, la culpa llevaba apretándome el pecho demasiado tiempo. Y sin darme cuenta, empecé a llorar en silencio.

ㄧNúria, no va a estar enfadada contigo...

ㄧ¿Cómo lo sabes?

ㄧPorque es tu madre y te quiere muchísimo.

ㄧPero... En realidad yo no soy...

ㄧNúria, escúchame. La familia no es siempre por sangre. A veces, se hace una elección que suele ser la mejor de tu vida. María te eligió hace años, y estoy seguro de que volvería a hacerlo con los ojos cerrados. El amor no lo decide el ADN, créeme...

Fueron unos segundos de debilidad, un par de lágrimas sueltas en un coche que me era desconocido. 

Pero fueron unos segundos de desahogo.

ㄧVenga, voy a estar todo el rato contigo. Si quieres irte, solo tienes que pedírmelo, ¿vale?

ㄧVale.

Salimos del coche y en quince segundos Oscar ya estaba tocando el timbre, esperando a que los recuerdos nos abrieran la puerta.

Nos abrió una mujer con el pelo completamente blanco y unos ojos que irradiaban bondad humana. 

Me pasó lo mismo que con Samuel, por mucho que tiempo que pasará, reconocería a la mujer que me salvó la vida.

María.

ㄧ¿Núria? ¿Eres tú? ㄧme preguntó, con los ojos inundados de lágrimas.

ㄧHola, mamá...

Parecía que le dio igual el tiempo que había pasado, le dieron igual los diez años. Me abrazó. 

Y yo no pude contenerme, y me eché a llorar con ella.

ㄧMi niña...

Le sonreí y por el rabillo del ojo vi que Samuel estaba a nuestro lado, hablando en voz baja con Oscar.

ㄧBueno... Hemos venido a hablar contigo sobre el caso.

ㄧClaro, ¿por qué no pasáis a su despacho mientras os preparo algo de comer?

ㄧ¡Si! Pasad. Núria, ya sabes donde esta.

Noté la broma en seguida. 

Claro que sabía dónde estaba, me había pasado media vida allí metida.

Después de un buen rato poniendo al día a Samuel, él solo se sentó y soltó la frase como lo más normal del mundo:

ㄧTengo buenos contactos, podría averiguar algo sobre esas dos desapariciones.

ㄧ¡Genial! Eso sería de gran ayuda.

ㄧAy, Oscar... Como se nota que acabas de empezar.

ㄧ¿Por qué dices eso? ㄧme preguntó, enfadado.

ㄧEs que todo te parece bien, es como si todo te hiciera ilusión. ¡No te enfades! Era un cumplido.

ㄧYa, seguro que sí...

Iba a responderle, pero mi móvil empezó a sonar. 

Era Raquel.

ㄧDime, guapa.

ㄧNuria, tenéis que venir. Ha habido otro asesinato.

ㄧ¡Joder! Vamos para allá.

María entró por la puerta con una bandeja llena de dulces y un par de cafés cuando ya estábamos recogiendo.

ㄧ¿Ya os vais?

ㄧTenemos que irnos, es por trabajo...

ㄧTe llamo cuando llegue allí, cariño.

Me despedí de ella con un abrazo, y cuando nos íbamos, su pregunta invadió la casa entera.

ㄧ¿Volverás?

ㄧTe lo prometo.

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