"Somos adultos"

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Tres de la mañana, la hora perfecta para tomar malas y arriesgadas decisiones.

Se levantó de su cama, caminó en silencio hasta salir de la habitación y se quedó observando a la puerta abierta de su hermano, Seokjin siempre olvidaba cerrar la puerta y se quejaba al día siguiente por ello.

Simplemente entró y en ese justo momento, la luz se encendió, Seokjin saltó en su sitio cuando la vio allí, riendo después.

—¿Quieres matarme de un infarto?

—Estoy segura de que tus pacientes asustan más que yo.

Seokjin era médico psiquiatra.

—Algunos— dio palmadas en el colchón, invitándola a sentarse— ¿Qué pasa?

—Eso te pregunto yo a tí, qué ocurre que sigues despierto.

Llegó a su lado, él negó, restando importancia.

—Solo pensaba levantarme a tomar algo caliente— lo abrazó— ¿Qué haces?

—Déjame dormir contigo.

—¿No crees que estás muy grandecita para pedirme eso?— sonrió, Sooji era un caso interesante y precioso del que no se cansaba—Sube. Anda.

Lo hizo, se acomodó al rincón, tomándose su tiempo para acomodarse bajo las sábanas, consciente de la mirada del mayor sobre ella, pero fingiendo que no estaba enterada.

Sooji sabía que Seokjin la miraba todo el tiempo, pero no sabía si con intenciones parecidas a las suyas o simplemente porque acostumbraba a eso.

—¿Todavía necesitas beber algo para dormir, oppa?

—No lo creo— dejó la luz de noche encendida, así podría verle el rostro mientras conversaban— ¿Lo que dijo papá te molestó? No tienes que hacerle caso.

—Solo un poco. Pero tiene razón.

Él la había regañado porque seguía sin desempeñar la carrera que estudió y terminó hace menos de un año, pero, no entendía que Sooji necesitaba un tiempo para ella sola, sin hacer gran cosa o estresarse por lo que su vida sería.

Por supuesto, Seokjin la apoyaba.

—No la tiene, ni siquiera entiendo por qué reclama tus gastos cuando no es él quien los costea— él lo hacía— y tampoco son muchos gastos, no es como que vayas a dejarme en la quiebra por comprar una falda.

Seokjin le había regalado a Sooji una tarjeta para que usara sin problemas y gastase a su gusto en lo que necesitara o se le antojara.

Colocó una de sus manos en su mejilla y le acarició.

—Es que tú siempre estás buscando complacerme, oppa. Creo que eso no le gusta mucho a papá.

—Y es por eso que tu madre ya está harta de él— le dio la razón— el divorcio de esos dos está a la vuelta de la esquina.

Apretó la mano en su mejilla y la ubicó en su cabello, eso lo relajaba, Sooji se acercó más, aprovechándose un poco de la situación. Seokjin era tan permisivo.

Le encantaba.

—Si ellos se divorcian...

—Nos vamos tú y yo juntos, que ellos resuelvan sus cosas. No podrían reclamarnos nada, somos adultos.

—Prometo que empezaré a buscar trabajo.

—Nadie te apura, tómate tu tiempo.

Siguió acariciando su cabello y viendo sus ojos cerrarse, consentir a Seokjin era el mayor de los placeres para Sooji, porque podía sentir su respiración tranquila chocando contra la piel desnuda de su cuello apenas le acomodaba allí y sonreía dichosa porque no ponía gran problema por eso.

Entonces, se preguntó si con Mary era igual, pero la vocesita en su cabeza se encargaba de hacerle creer que no, que Seokjin no podía tratar con tanto cariño a ninguna otra chica. A ella le gustaba creer en su voz interna aunque la llenase de ilusión en vano.

Su mano dejó el cabello en paz y bajó por sus hombros, apretando con intención de un leve masaje y caricias según, inocentes, entonces, Seokjin caía profundamente dormido gracias a ella que solo se quedaba mirando a la nada, sonriendo porque en ese momento, ese hombre era suyo.

Poco a poco lo conseguiría y no sería suyo solo en las noches, sino, a cada momento de cada día.

Poco a poco lo conseguiría y no sería suyo solo en las noches, sino, a cada momento de cada día

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OPPA❞ ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora