"Sorpresas"

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—Tengo un hijo soltero, Kim— dejó de comer solo para prestar atención a lo que uno de sus tantos compañeros decía— escuché que tienes una hermana, dime su edad.

¿Cómo escapar de esa situación? No había manera. Sonrió cordial.

—Mi hermana no busca casarse todavía, señor. Tal vez cuando esté en sus treinta, no antes.

—Pero, los veinte son la edad adecuada para comenzar a formar una relación estable y prepararse para tener un hogar— él se había casado a sus veinticinco y no resultó muy bien— es un aprendizaje que se perfecciona con los años.

Como si él no supiera que su hermana era la mujer perfecta para otros hombres, encajaba en el estándar de la sociedad, si llegara a casarse, sus suegros la amarían porque Sooji cuidaría de ellos a la par de su esposo.

No importaba que él haya intentado hacer de Sooji todo lo contrario a lo que él o cualquier hombre desease de una esposa, ella tenía esa actitud de manera natural y nada forzada. Admitía que era parte por influencia de su madre.

—Como dije, ella no tiene planes de casarse y... está en el extranjero— mintió— lo más probable es que termine encontrando a alguien allí.

—Los coreanos deberían casarse con coreanos— alegó uno de los mayores—nadie entiende nuestra cultura mejor que nosotros.

Mordió las zanahorias, no le gustó, estaban crudas y al pensar en la sazón de Sooji, parece que la invocó.

Sooji cruzaba el lugar a toda prisa, sonrió, le dijo que no era necesario que se preocupará por él o lo que comía, pero, se trataba de Sooji, era de esperarse.

Al menos ninguno de los presentes conocía el rostro de su hermana o su mentira quedaría al descubierto, se levantó y caminó hacia ella el tramo que hacía falta. La vio morderse el pulgar y mirarlo apenada.

—¿Ya almorzaste? Se me hizo tarde, dije que iba a traerte el almuerzo porque no desayunaste, entonces preparé demasiado y se me fue el tiempo empacando.

Apretó sus hombros.

—Respira— pide— me senté a comer hace cinco minutos, no he comido más que un bocado.

—La comida de hospital no es tan buena— le extendió todo lo que trajo y lo tomó— ¿Te estoy quitando tiempo?

—No, me alegras el día. Gracias.

—Vale, oppa— le abrazó por apenas segundos— me voy porque me espera el taxi. Tienes que comerlo todo.

—Trataré, gracias por la sorpresa.

Fue a sentarse de nuevo cuando no la vio más, al menos comería bien y a gusto.

—¿Y ella?

—¿Mmm?

—La chica que te ha traído de comer, Kim— ese hombre de verdad amaba acosarlo a preguntas— se parece a tí.

Arrugó el ceño, Sooji no tenía, a su parecer, ni un solo rasgo parecido a él, entonces negó.

—No creo que hayas visto bien.

—¿No nos dirás quien era?

Suspiró.

—Mi... novia.

—¿Quién es ella? Es linda

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—¿Quién es ella? Es linda.

Seokjin solo sonrió, agradeciendo, no era raro que sus pacientes o los acompañantes de estos vieran la fotografía en su escritorio y halagaran a Sooji.

Y a él le gustaba, porque entre sus gustos estaba presumirla.

—Nos vemos la próxima semana, trae a tu madre por favor.

Una vez se quedó solo, se dio un momento para cerrar los ojos y tomar varias respiraciones, sus dedos tamborilearon la mesa. Tenía el corazón acelerado, no entendía por qué, así que buscaba calmarse.

Tenía que levantarse y hacer ronda a sus pacientes en cama, en tratamiento y sus piernas también temblaban, era producto del agotamiento, habían sido días duros en los que pasó por muchas emociones, quería creer que Sooji se sentía mucho mejor, al menos desde que ha querido pasar tanto tiempo a su lado como él le ha pedido.

Seokjin encontraba consuelo en Sooji, así como ella en él. Entonces, pensar en ella le hacía bien.

La extrañaba, de repente.

La extrañaba, de repente

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OPPA❞ ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora