Sooji despertó y le pidió a Seokjin ponerla al día y en contexto de como todo había resultado, él lo hizo, se había quedado con ella, decidido a esperar a que abriera los ojos.
Cerró con seguro la puerta a la habitación y subió a la cama, abrazándola.
—Está bien si quieres volver a llorar por la frustración y... todo ese asco que sientes— murmuró sobre su cabello, dejando besos justo ahí, en la coronilla de su cabeza— fue aterrador y difícil.
—¿No quieres regañarme por irme a enfrentar a nuestro padre yo sola?
—Antes lo pensé, pero ahora solo quiero saber por qué, qué fue lo que pasó por tu cabeza para irte a buscar algo que ni sabías en concreto qué era.
Tomaron asiento mejor, para conversar cara a cara, Sooji sentía que debía sacar ese pensamiento, contarlo a Seokjin incluso si él llegaba a decirle que haberlo considerado era una tontería.
—Al principio solo fui para buscar algo que tuviesen para delatarnos, porque Mary dijo que ellos sabían de nosotros, entonces fui únicamente a eso— mordió el interior de su mejilla antes de continuar— pero también, mucho antes, tuve ese pensamiento de una posibilidad...
—¿Posibilidad?
Soltó aire.
—La posibilidad de encontrar algo que pusiera en duda que somos familia, oppa. Tenía esa esperanza porque, no lo sé, supongo que quería que todo fuese más fácil de la noche a la mañana.
—Ah, cariño...— al principio, Seokjin también quiso tener ese pensamiento como un consuelo, por lo menos—que más quisiera yo también que fuese posible pero, no lo es, incluso aunque tu madre no sea mi madre, seguimos siendo hermanos de sangre y tenemos que resignarnos a qué eso no cambiará, legalmente es de esa manera.
No tenían otra opción más que mentirse a ellos mismos e ignorar que esa unión sanguínea los unía.
—Lo sé— peinó su cabello hacia atrás con los dedos— solo quisiera que los problemas acaben, pero parece que esa es nuestra condena, como si el estar juntos tuviese consecuencias si o si.
Todo tenía un precio, hasta los sentimientos.
Seokjin tomó sus manos y acarició el dorso de estas con los pulgares, buscó mirarle y sonrió.
—Desde que empezamos con esto, que nos lanzamos de lleno al otro— se tornó un poco más serio— ¿Has pensado en que lo mejor sería terminar y hacer como que nada sucedió? Es el camino fácil.
Sooji abrió los ojos a su máximo y negó, asustada.
—Por supuesto que no— sus labios temblaron— ¿Tú sí? ¿De verdad has considerado terminar conmigo?
Asiente lentamente.
—Lo he pensado, pero nunca puedo concretarlo y no lo he considerado porque quiera o porque ya no me sienta igual, no se trata de eso, siempre se ha tratado de tu bienestar. Procuro pensar en ti antes que en mí, porque sé que si solo pienso en mí, seré más egoísta de lo que ya soy— acepta— porque yo sé que soy egoísta, que mis métodos no son correctos y también sé que tal vez... insistir con un nosotros no es correcto porque hay mucha gente sufriendo consecuencias a raíz de eso pero, a pesar de que lo sé, no me importa mucho que digamos.
Se le escapó una risilla suave que Sooji acompañó con una llena de alivio.
—Entonces, eso me dice que...
—Nunca te dejaré. Me gustas, me atraes, te quiero, te amo— y pronunciaba términos tan intensos con la mayor tranquilidad del mundo—eres para mí y yo soy para tí, así tiene que ser, es solo que la vida se enredó y empezó uniendonos de manera incorrecta, es todo, pero hemos logrado encontrar nuestros verdaderos propósitos y se reduce a querernos.
Sooji asentía, ya estaba llorando para ese punto, se colocó en sus rodillas y rodeó el cuello de Seokjin, lo abrazó y apretó, escondiendo su rostro justo allí, en la curvatura que unía su hombro y cabeza.
—Te amo, oppa.
—Estamos bien, mi cielo, nunca estuvimos mejor. No pienses nada más.
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