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"Seokjinie"

Kim Seokjin con ocho años.

No importaba cuántas veces me dijera a la maestra que él ya estaba acostumbrado a irse solo, ella insistía en que tenía que esperar a que lo recogieran porque la calle para un niño era peligrosa.

Entonces, Seokjin tenía que quedarse tres, cuatro, a veces seis horas sentado solo esperando. Mientras la maestra se preocupaba, él hacía sus tareas para el día siguiente, las terminaba todas y de manera perfecta.

—Seokjinie, eso es para que lo realices con tu mamá en casa.

Pero él sabía que su mamá no tendría tiempo para ayudarlo en sus tareas, no quería molestarla, así que las hacía el solo, no era difícil de todas maneras.

—Seokjinie— su madre besó su frente, otra vez estaba apurada— te preparé suficiente comida para el resto del día, dile a tu papá que la caliente para que puedas comer a gusto, te amo, adiós.

—Adiós.

—¿No amas a mamá?

—Mm. Te amo, adiós.

Se iba solo cuando escuchaba decirle aquello, entonces, Seokjin se quedaba viendo a su padre en el sofá, inmerso en la llamada telefónica, según él, hablando en voz muy baja cuando la realidad era que podía escucharlo perfectamente y sabía que estaba invitando a la otra mujer a su casa.

No lo entendía, es decir, él sabía muchas cosas y entre esas, sabía que su mamá era buena, que intentaba ser buena esposa, buena mamá, trabajar y estar en casa era difícil.

¿Por qué su papá no podía valorar eso? Se esforzaba tanto, que Seokjin sabía que cuando se enterara de lo que su padre hacía, terminaría cansándose.

Suspiró profundamente, casi exagerado, su papá no le prestó atención, de nuevo tuvo que buscar una silla alta para alcanzar el mesón y así, su comida.

Tendría que pedirle al hijo del vecino que entrara y lo ayudara a calentar su comida ya que él no sabía cómo.

—Aquí tienes— le sirvió— ¿Está muy caliente o así está bien? Creo que tú mamá se excedió esta vez, supongo que hará doble turno.

—Así está bien, gracias.

—¿Ya hiciste tus tareas?

—Ayer, antes de dormir.

El mayor se cruzó de brazos.

—¿Por qué eres tan serio? Sonríe un poco, haz un chiste, algo.

Le sonrió hipócrita, con mucho esfuerzo.

—Gracias Heechul hyung, está maravillosamente calentada la comida, que bien que sabes usar la estufa.

—Que chistoso, pequeño Kim, ya fue mucha alegría, regresa a tu faceta estatua— observó a su alrededor— ah, tu mamá es asombrosa.

Lo sabía.

—Es un niño, todavía no entiende las cosas de adultos— se burlaba su padre— Seokjinie, espera a tu madre afuera, me avisas.

No sabía por qué le hacía caso, pero terminaba sentándose en uno de los escalones del frente a esperarla, nunca llegaba a la hora en que la amante de su padre estaba en casa, así que no tenía nada que avisar e incluso si llegase, no era su obligación detenerla de enterarse de lo que sucedía en su casa.

Todavía no entendía.

—Mamá es perfecta— casi perfecta— pero no es lo que papá quiere.

¿Qué tipo de perfección estaría buscando su padre? ¿O no buscaba a alguien en absoluto? No se sentía satisfecho o feliz con nada, Seokjin creía que estaba loco, él no podría vivir de esa manera.

Seokjin quería casarse y dedicarse a la persona que le gustó, a su padre le gustaban todas las mujeres que conocía, sus tías, sus primas más grandes. A todas las quería como decía querer a su mamá.

—Seokjinie— no se dio cuenta— ¿Qué haces afuera con este frío?

Esa noche, su mamá se enteró.

Se fue de casa y no volvió. Lo dejó.