"Cálido"

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—¿Cómo?

—Justo como dice ahí— Sooji se reía— ¿Qué? Es verdad, a veces el amor no es tan atractivo como el dinero.

—¿Y tú cuál prefieres?

—El dinero, por supuesto.

Bufó, estaban viendo una película, no tenían mucho contexto pues habían empezado a verla a mitad, pero, era básicamente un hombre decidiendo entre la mujer que ama o estabilidad financiera heredada. Seokjin afirmaba que él elegiría el dinero y Sooji prefería estar con la persona que ame.

—¿Y para qué quiero dinero si no tengo a quien amo conmigo?

—Dime, por favor, que es un chiste.

—Pero-

—¿Por qué preferirías vivir en la pobreza con un hombre solo porque lo amas? No, necesitas pensarlo mucho mejor.

—Pues, no tendríamos mucho, pero nos apoyaríamos uno al otro, eso es lindo.

—No es suficiente, Sooji. Si el hombre realmente te ama, no te va a condenar a vivir en necesidad junto a él— decretó— es más, si tanto quiere tenerte, buscaría tener éxito primero y luego ir por tí, cuando tenga todo para darte y asegurarte un futuro.

Ella asintió.

—Bueno, tienes un punto.

—No solo un punto, tengo razón— se acomodó, subiendo el volumen de la televisión— ven, hace frío.

Se ubicó a su lado en el sillón, con el cobertor sobre ambos y la calidez que le brindaba el cuerpo del mayor, abrazó su torso y él acarició su cabello con las yemas de los dedos.

Sooji caía por Seokjin de forma inconsciente y cuando se daba cuenta, elegía no apartarse o detener esos sentimientos.

Siempre se aferraba a ellos aunque en su cabeza martillara el conflicto.

—Oppa.

—¿Mm?

Cerró los ojos.

—Eres muy cálido.

Y te amo.

Cuando llegó la hora en la que usualmente se levantaba, abrió los ojos y se vio en su cama

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Cuando llegó la hora en la que usualmente se levantaba, abrió los ojos y se vio en su cama. Entonces Seokjin la había dejado en la habitación y como no escuchaba ningún ruido, suponía que se había ido más temprano.

—Y sin desayunar.

Alcanzó su teléfono, no tenía mensajes de él, algunos de Jimin que respondió rápidamente, le avisaba que se había ido a Japón por unos días y que en cuanto llegase, pasaría a verla. Siempre atento.

Como estaba sola, se despojó de la ropa de pijama, colocándose solo la parte baja de su ropa interior y un top deportivo, tanta ropa solo le daba calor, no se acostumbraba a ello.

Buscó sus audífonos, era demasiado temprano incluso para colocar música en tono bajo y arreglar la casa, no quería problemas con los vecinos, así que solo sus audífonos estarían bien.

Llegó a la sala principal encontrándose con que no había mucho que limpiar, así que solo limpiaría el polvo muy por encima y centraría su atención en el suelo y terraza.

Aunque tenía miedo de ir a la terraza, no había pisado esa parte de la casa desde que llegaron allí y la mugre que debía tener... solo limpiaría porque sabía que probablemente ese sería el lugar favorito de Seokjin apenas empezara el verano.

Se asomó por una de las ventanas, ese barrio parecía ser especialmente tranquilo y solitario, rara vez había visto a alguien pasar y cuando lo hacían, era explícitamente para pasear a sus mascotas.

¿A Seokjin le gustaría tener un perro? No sonaba a una mala idea.

—Sooji.

Se asustó, volteandose en busca de la voz. Seokjin la miraba, estaba vestido y listo para irse apenas, volvió a mirar por la ventana y su auto estaba allí.

Abrió la boca.

—Creí que ya te habías ido— apagó la música, no estaba muy alta de todas maneras, incluso siendo audífonos— no escuchaba nada...

—Justo estaba escribiéndote un mensaje despidiéndome, no quería despertarte— la llamó con la mano— ven, despídete.

—Es que...—negó, bajando y simplemente acercándose— vale, te llevaré de desayunar al trabajo.

—No es necesario, comeré algo allá— sonrió de boca cerrada— dame un abrazo y me voy.

Rodeó su torso con ambos brazos y descansó la cabeza en su pecho, sintiendo como la apretó contra él, las palmas de sus manos en la piel desnuda de su cintura quemaban. Tragó saliva, deshaciéndose del nudo en su garganta.

—Que vaya bien el trabajo hoy, oppa.

—¿Qué me habías dicho anoche?— preguntó— Antes de que te durmieras.

Intentó hacer memoria.

—Dije que eras cálido.

—¿Y ahora? ¿Sigo siendo cálido?

—Sí.

No, ahora ardes.

No, ahora ardes

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OPPA❞ ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora