Louis cayó profundamente dormido luego de cenar, estaba cansado, tenía que ir a la escuela al día siguiente y continuar con sus responsabilidades ahora con la mente y el corazón tranquilos, cómodos y en casa, en un lugar que se sentía como un hogar.
Sooji se acostó junto a Seokjin, este veía algunas fotografías viejas que encontró en uno de sus cajones, entre ellas, había una de él con su madre, se quedó viendo aquella en específico. Sintió un beso en su mejilla y como se apoyaba en su hombro, abrazando su espalda.
—¿Verla te hace extrañarla?— negó.
—Era muy pequeño, no entendía muchas cosas y de todas maneras soy independiente desde pequeño— rodó los ojos, riendo— aunque sí recuerdo que cocinaba delicioso, mmm, lo que no voy a entender nunca es por qué dejarme. No lo pensó, ella solo se fue sin mí y tuve que arreglarmelas solo.
—Y mírate ahora.
—Es porque te tengo a tí, por eso me va mejor— le sonrió— es lo único bueno que se puede sacar de que me haya dejado, que al quedarme con quién dice ser mi padre, llegaste a mi vida— asegura— eso estaba destinado al fracaso, el matrimonio de mis padres. Tú ya venías en camino, era cuestión de tiempo.
—Fue luego de tu mamá, que comenzaste a acelerar tu proceso de vida— volvió a asentir— ¿Por qué?
—Quería ser el mejor para irme, así que me hice más listo que la mayoría, buscaba las maneras de avanzar, mi edad no importaba, que fuese más joven, me tenía sin cuidado. Yo necesitaba ese éxito, conseguir algo grande por mi mismo.
Lo entendía muy bien.
—¿No me odiaste? Ya sabes, al principio— suspiró— soy el fruto de la infidelidad de tu padre a tu madre.
Carcajeó.
—No, no tenías culpa de nada, así que no podía odiarte aunque lo intentara. Y eras una bebé, Sooji, cómo me crees capaz.
—Solo digo que hubiese sido entendible que me odiaras.
—Nah, está bien, ya no siendo dolor o rencor por la decisión que ella tomó. Si la volviera a ver... creo que no la aborrecería.
—¿Y si ella quisiera volver a formar parte de tu vida?
—Gracias, pero no, gracias. Ahora que somos tres, estoy a gusto con ese número, no me gustaría que fuesen más personas en este pequeño triángulo familiar que hemos logrado construir—con excelentes jugadas a favor— y que vamos a mantener porque nosotros somos para siempre.
Lo abrazó con el doble de fuerza, terminó tumbando su cuerpo en la cama.
—Claro que somos eternos, oppa. Estaré contigo para siempre.
Se acomodaron bajo las cobijas, el clima era un poco frío, así que se acercaron y mantenían la calidez de esa manera.
—Hablando de estar juntos para siempre... lamento que no podamos tener una boda legal— susurró— lastimosamente no nos ocurre como en la ficción dónde los hermanos que se enamoran descubren que en realidad son hermanastros y ningún lazo sanguíneo los une...
—Si, tenemos esa pequeña mala suerte. No tienes que disculparte, oppa, no necesito una boda, solo estar contigo.
—Aún así... podemos intentar algo más simbólico, un salón privado, pequeño y solo con nuestros más cercanos. Me gustaría verte en un vestido de novia, usaremos anillos— sugirió, sabía que a Sooji le hacía mucha ilusión casarse— ¿Qué opinas?
Siempre fue su sueño, uno de ellos al menos.
—Me encanta la idea— abrazó su cuello y besó sus labios incontables ocasiones— hagámoslo, será el matrimonio simbólico más hermoso del mundo.
Seokjin se imaginaba en su propia utopía al lado de Sooji, porque sabía que tendrían que luchar todos los días para seguir siendo felices y que cada mínimo problema dejase de afectarlos tanto.
Por algo se iniciaba.
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