La noche seguía siendo agradable, Sooji disfrutaba de conversar con personas nuevas, compartir intereses o anécdotas divertidas para reír un rato, sin darse cuenta, estaba codeándose con personajes muy importantes del mundo de la medicina.
Ella poco sabía sobre esos temas, Seokjin no la aburría hablándole sobre su trabajo, conocía algunos términos, pero nada más allá de eso.
Cuando se cansó de socializar, decidió tomarse unos minutos, encontró a Seokjin y le hizo una señal con la mano para que supiera que iría al baño, no quería interrumpirlo, parecía muy absorto en su conversación, pero él se disculpó con el grupo de personas que lo rodeaban y fue hasta Sooji para hacerle compañía, guiarla por el lugar, ella no conocía, así que lo más probable es que terminaría perdiéndose.
—Podía ir yo misma.
—No podías— alegó— ya estaba por terminar, de todas formas, estoy cansado y no sabes cuánto deseo llegar a casa, dormir. Hablar con tantas personas al mismo tiempo es agotador... una buena noticia es que uno de los amigos íntimos de mi jefe, cree que eres adorable y su esposa piensa igual.
—¿Eso es bueno?
—Claro que sí, das una buena imagen al hospital, a mí. Eso genera confianza, así que van a querer donar— no sabía eso, pero se sintió útil— esperemos que se pueda concretar el proyecto de una clínica psicológica que gran falta le hace a este país.
Entraron al baño apenas lo vieron, no había nadie cerca, así que Seokjin no sería regañado por entrar a los inodoros de las damas. Sooji se retocó.
—Entiendo que quieras irte, pero tenemos que despedirnos primero o pensarán que somos unos maleducados.
—Sí, señorita Kim. Nos vamos a despedir y llamaré a un chófer, he bebido un poco, tú también, ninguno de los dos está en condiciones de conducir.
Entrar a casa fue un alivio, Sooji se reía cuando Seokjin inmiscuía las manos en sus piernas para pellizcar sus muslos o besaba sus hombros, su cuello.
—Pidamos algo de un restaurante. Hay algunos abiertos las veinticuatro horas.
—Sabía que lo que nos sirvieron allí, no sería suficiente.
—Así es, no lo fue— tomó su cintura, levantándola y ubicandola en la barra de la cocina— nunca es suficiente.
Le besó, sus manos arrugaron la falda del vestido, subiendolo y recogiéndolo hasta debajo de su busto, Sooji se abrazó a él, luego buscando quitarle el saco, deshacer su corbata...
Luego hubo un grito que la asustó y cortó todo el asunto. Seokjin se giró y casi maldijo en voz alta.
—Lo sabía— Mary estaba ahí viéndolos y se veía furiosa— ¡Lo sabía! Y se atrevieron a negarlo y llamarme loca.
Sooji se llenó de nervios, Seokjin, por su parte, se veía muy tranquilo, por dentro tenía una revoltura de sentimientos, pero sabía controlarse.
—¿Cómo entraste?— probablemente había usado la terraza— ¿Qué hacías aquí?
—Estaba esperándote para-
—Sooji, ve al cuarto— pidió, le sonrió—iré en un rato, no te preocupes.
No podía estar tranquila. Bajó de la encimera, acomodó su vestido y con la cabeza agachada se fue, obedeció y se fue hasta el cuarto del mayor, donde encontró toda una fiesta de globos, pétalos de rosa, dulces y champagne.
Resopló, eso había estado haciendo cuando se metió a su casa sin más. Fue hasta su habitación con la intención de cambiarse, entonces solo encontró destrozos, llevó ambas manos a su pecho, procesando la imagen.
Todas sus cosas estaban en el suelo, perfumes, maquillaje y espejo, destrozados, su cama llena de algodón, que era el relleno de las almohadas y si daba un paso más dentro, todo su armario era un caos, vestidos rotos, zapatos regados. Se había desquitado por completo con sus pertenencias.
Regresó a la habitación de Seokjin, enojada por todos esos globos y cosas cursis que a él ni siquiera le gustaban, reventó cada globo solo con sus uñas y tiró todos los pétalos que se encontró, al suelo, dulces y esas tonterías que parecían ser obra de una adolescente. Todo, todo lo tiró, lo barrió y puso en una bolsa que lanzó al pasillo. Intentó recuperar el aire, pero seguía desesperada y molesta, caminando de un lado al otro.
¿Quien se creía?
Tendrían que mirar las cámaras para saber exactamente como había entrado y que otra cosa estuvo haciendo, ellos tenían un sistema de seguridad porque Seokjin era paranoico, algo así ya había ocurrido mientras vivían con sus padres, entraron a robar y nunca se resolvió nada porque no tenían idea de quién y como habían accedido a la casa.
Terminó sentándose y resignandose a esperar.
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OPPA❞ ksj
Fanfiction❝Oppa, déjame dormir contigo esta vez.❞ ➤Leer notas de advertencia.