La madre de Sooji se apoyó en el marco de la puerta, viendo a Seokjin tomar papel tras papel.
—¿Cómo está Sooji?
—No creo que te importe saberlo.
—Deja de insinuar que odio a mi hija.
—Es que es obvio que la odias, no estoy insinuando nada, lo estoy afirmando— terminó de guardar todo— mm, creí que encontraría la fórmula con los medicamentos de Sooji para su depresión.
La mayor negó.
—Eso fue hace años, ya no está aquí— de todas maneras no era necesario, solo quería volver a leer la receta— entonces van a mudarse.
—Ya nos mudamos. Adiós.
Le pasó por un lado, su padre no se había esforzado en continuar hablando con él y no le sorprendía, él era así, desinteresado por los problemas que lo rodeaban porque según no le afectaban directamente a él.
—¿Crees que Sooji quiera hablar conmigo un rato?
—No, ella no quiere.
—Ahora decides por ella.
—No lo hago— caminó despacio— solo la cuido, lo que menos necesita Sooji ahora mismo es otro dolor de cabeza y corazón.
—Seokjin.
—Estoy tratando de mantener a Sooji estable en cuestión de emociones y no es sencillo, es un proceso, Sooji está tan acostumbrada a sentirse mal, que ya no puede ver el lado positivo en las cosas, incluso en las más pequeñas e insignificantes— se detuvo casi en la entrada— ¿Tienes una idea de quién es la culpa?
—¿Estás diciendo que los problemas de Sooji son nuestra culpa?
—Estoy diciendo que hicieron sentir tan inferior a Sooji durante tantos años, que ahora eso está pasando factura.
—Así que ahora la culpa recae en nosotros, excelente.
—Sería el colmo que te ofendas por eso. Hay que aprender a aceptar la verdad y esta es una realidad, una horrible, pero así son las cosas. Adiós.
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—La mujer que trajeron recientemente ha despertado y no deja de gritar tu nombre— uno de sus compañeros entró a avisarle— el señor Kim nos pidió que si algo sucedía con ella, lo reportaramos a él, pero...
Asintió.
—Él no puede atender a nadie en este momento, iré en un minuto. Gracias.
Se demoró más de un minuto en acudir a ver qué ocurría con Mary y al llegar, se encontró con su expresión furiosa, parecía haber recobrado los sentidos por breves minutos.
—¿Qué demonios estoy haciendo aquí, Seokjin?
—¿No dormiste bien?— se acercó, observó sus rasgos—Te ves muy cansada y según esto— tomó el pisapapeles, hizo una mueca— no has querido desayunar.
—Seokjin— apretó los ojos y el puente de su nariz—quiero irme a mi casa.
—Me temo que no se va a poder— respondió— una enfermera volverá en una hora y traerá el almuerzo, voy a pedirte que consumas algo o de lo contrario, te sentirás peor.
—No juegues al doctor conmigo.
—Esto no estaría pasando si no hubieses cometido la estupidez de irrumpir en mi casa— murmuró— agradece que no he presentado cargos. Si quieres salir de aquí...
—¿Depende de tí?
—No de mí, de ti— en realidad si dependía de Seokjin, él decidía si podía salir o no— necesitas tratamiento, tienes a dos psiquiatras encargados... el tiempo y tu cooperación lo dirán todo.
Sería un muy largo tiempo, porque Seokjin no podía simplemente dejarla ir así como así y que volviese a cometer un error como ese o peor, que terminara lastimando a Sooji. No podía permitirlo, ahí se quedaría hasta que viese prudente dejarla ir.
—Tengo una sensación desagradable sobre esto.
—Mm, dicen que lo mejor es confiar en la intuición— se rió en voz baja— volveré a revisarte en unas horas, por favor, no le hagas el trabajo más difícil al personal y deja de gritar, no eres la única paciente. Nos vemos.
Vio la frustración en su expresión y se fue.
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