Colocó una de sus manos en su boca, cubriéndola y prohibiéndole hablar, Sooji blanqueó los ojos y le observó atenta, esperando a que le explicase qué había sucedido para que llegase de esa manera a asustarla.
—¿Louis se fue con sus compañeros?— asintió— Bien, escúchame porque no puedo repetirlo.
Comenzó a relatarle con detalle todo lo que había sucedido hace menos de media hora y conforme avanzaba en su relato, los ojos de Sooji se abrían más y más, mientras procesaba los hechos, las personas que pasaban por el frente del restaurante, podían ver la escena a través del vidrio lo más probable es que los estuviesen tachando de raros, pues Seokjin continuaba cubriendo la mitad del rostro de Sooji con su mano gigantesca.
Mordió la palma de su mano, haciendo que la apartase, riendo, todavía estaba muy emocionado.
—¿Y eso se puede?
—Parece que sí— tocaba sus bolsillos, apurado— ¿Dejé el anillo?
—¡¿Anillo?!
Encontró la cajita en el bolsillo interno de su abrigo y sonrió aliviado, Sooji seguía consternada y soltó un grito de sorpresa cuando en ese mismo momento, el hombre se arrodilló, no se lo creía. Seokjin se aclaró la garganta.
—Sooji...
—¡SI!— no tuvo que soltar un discurso de convencimiento, bueno, eso le ahorraba mucho, solo deslizó el anillo y su espalda golpeó contra el suelo, se quejó— ¡Mil veces sí!
Le faltaba el aire, pero la felicidad de Sooji era la suya, así que estaba bien, no mentía al afirmar que no habían tenido un momento de paz y gozo como aquél, ahora podía decir que era el segundo en su vida, el primero fue cuando la hizo suya por primera vez y de ese, seguía aquél, confirmando que podían ser reales, novios reales, un matrimonio real.
Todo era verídico y estaba bien, ahora sí, Seokjin no tendría remordimiento alguno con tal de mantener esa felicidad y estabilidad, latentes.
Con su rostro lleno de labial por los besos que estaba recibiendo y todavía en el suelo, abrazó su cintura y decidió que allí se quedarían un buen rato.
—¿Hay cámaras aquí?
—Si, Dhay las revisa— rio— mañana verá todo este show, que vergüenza.
—Se alegrará por nosotros— a pesar de que no sepa todo el contexto— nuestro padre será dado de alta mañana, no es que yo quiera arruinar nuestra felicidad de este momento, pero tienes que saberlo, le harán un proceso y estoy seguro de que lo enviarán a prisión, o estará detenido hasta que un juez decida qué hacer.
Sooji quiso preguntar qué pasaba si se le ocurría delatarlos, pero no se permitiría sentir nervios, ahora ellos tenían todo el poder e influencia necesaria para no tener problemas a raíz de ello, estaban muy bien respaldados y por muy mal que sonase, la autoridad en ese país era fácil de comprar.
Como el señor Kim le aseguró una vez, el dinero puede mover montañas y ahora ellos poseían ese beneficio sucio, pero muy necesario.
—Te preparé algo, pensaba llevarlo a casa, pero ya que estás aquí y no debemos ir por Louis hasta dentro de unas horas... dime que tienes hambre.
—Mucha hambre, dejé todo en el trabajo por venir hasta acá y darte la noticia, no diré que estuve tranquilo, estaba a punto de ponerme a llorar.
—Siempre estás a punto, pero eres demasiado seco para llorar.
—Es verdad, pero lo abracé mucho, se cansó de mí y es solo mi primer día siendo su hijo.
—No me sorprende de ti— admitió, riendo y levantándose— arriba, que nos están viendo, voy a cerrar.
—¿Hay cámaras en la cocina?
—Por supuesto, pero para qué-
—Para hacerte el amor allí y que me pases la filmación después.
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