Encuentro inesperado

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Teniendo a su hermano sonriendo en sus brazos, se acercó a Saori y Shaina y se los entregó con mucho cuidado de no alterarlo —No hago esto con gusto...—Dijo, con sus ojos rojos húmedos, a punto de llorar.

—Si permanece aquí, crecerá rodeado por una historia que prefiero que no conozca... no quiero que sienta el peso de la soledad que yo debo sufrir ahora—Dijo ella, acariciando la cabeza de su hermano menor, que sonreía y le pedía que lo cargara de nuevo, sin percatarse de que no podrían volver a verse pronto.

—La armadura de Pegaso de nuestro padre es todo lo que puedo darle como muestra de que estaremos ahí, sin importar qué—Dijo, entregando el pequeño collar al niño, que empezó a babearlo al pensar en la piedra como un dulce.

Después tomó su pequeña mochila y miró con seriedad a los presentes.

—Buscaré a Aria, pero necesitaré ayuda—Dijo —Voy a buscar a las nuevas Sailor Scouts—.

Despertó después de decir esas palabras.

En aquel momento, ella se encontraba cerca de la escuela Palaestra, la escuela de los caballeros de Atenea en entrenamiento, no había recibido noticias de Saori o Shaina desde hacía ya una semana, y estaba empezando a preocuparse, Koga era su hermano menor, el único de quién tenía conocimiento de su ubicación...

Se levantó perezosamente de la cama, se dio una ducha, se hizo su característico peinado de dos odangos puntiagudos, se vistió, tomó su maleta y salió del hotel en el que estaba hospedándose.

—Gracias por su visita, regrese pronto—Le dijo la recepcionista, ella asintió y salió del pequeño edificio de apenas diez pisos portando su habitual vestimenta conformada por una camiseta roja y unos shorts de mezclilla.

Al empezar a caminar hacia las afueras de aquella comunidad, miró a su gata gris a su lado y preguntó —Diana ¿Debería ir a ése lugar? Tal vez ellos puedan ayudarme—Y su gatita gris, Diana, la miró.

La gata dio un ligero suspiro y le respondió —Tal vez allí encontremos información del príncipe, Pequeña Dama—.

La de cabello rosa sonrió —"Pequeña Dama" ¿Hace cuánto que no oigo a mis padres llamarme así...? No, no debo desviarme demasiado con eso, sólo espero que él esté bien, Diana—Comentó.

Ella se dirigió a aquel lugar, con una sonrisa triste en el rostro mientras pensaba "Ya han pasado trece años... Trece años sin haber sido la familia que debimos ser desde un inicio...".

Llevaba trece años buscando a su hermana, trece años desde que había dejado a su hermano en manos de Saori y Shaina... trece años desde la muerte de Marín.

La chica iba tan sumida en sus pensamientos, que no notó cuando chocó con alguien hasta que estuvo en el suelo.

—Lo siento, déjame ayudarte—Le dijo la persona con la que chocó, extendiendo la mano hacia ella —Gracias, y no te disculpes, yo tampoco me fijé por dónde iba—Le respondió ella.

La de cabellos rosas alzó su mirada y se encontró con una chica de cabello verde oscuro y con los ojos cerrados, sin embargo, no parecía que no pudiera ver.

—Como lo siento, eh...—Dijo la chica y ella la miró y finalmente se presentó —Mi nombre es Usagi, Usagi Tsukino—Respondió ella y la chica peliverde sonrió —Yo me llamo Seira, Seira Meiou—Al escuchar aquella respoesta, la de cabellos rosas sonrió.

"Vaya coincidencias, encontrarme con su hija Pluto, ¿Esto significa que están aquí o es que ella ya ingresó a Palaestra?"Pensó la de cabellos rosas.

—Disculpa la pregunta pero ¿Sabes dónde puedo encontrar al caballero Geki de la Osa Mayor?—Preguntó la pelirrosa.

Aquella pregunta pareció tomar por sorpresa a la otra chica, quien se puso a la defensiva enseguida —¿Quién lo busca?—Le preguntó con un tono enorme de desconfianza en la voz.

La pelirrosa sonrió —Sólo un conejo perdido, él me conoce desde hace muchos años—Dijo.

Aquella chica aún dudaba, pero aceptó ayudar a Usagi y la guió hacia Palaestra.

La pelirrosa apenas y recordaba la última vez que se habían visto, después de tanto tiempo buscando a su hermana menor y de haber terminado su entrenamiento con los caballeros dorados, había perdido contacto con muchos de los viejos compañeros de su padre, Geki era uno de ellos.

Las chicas llegaron a Palaestra bastante rápido —Vaya, veo que las cosas han cambiado por aquí, hay muchas caras nuevas—Dijo Diana.

Seira se giró hacia Diana y soltó un grito.

—El-el-el ¡El gato habló! ¡Habló!—Dijo asustada y Usagi miró a Seira con curiosidad, pues no debería hacérsele raro... aunque, bueno, ellas no crecieron ni entraron nunca al Palacio de Cristal, así que no estaban acostumbradas a Luna o Artemis.

—Claro que habló—Dijo confundida, Seira pareció mirar impresionada a la pelirrosa.

—¿No te sorprende?—Preguntó y Usagi negó con la cabeza —Que que yo recuerde, Diana siempre ha tenido la capacidad de hablar—Dijo Usagi.

Usagi siguió su camino después de que Seira le dijera dónde encontrar a Geki, y siguiendo el cosmos del caballero, lo encontró después de varios minutos de búsqueda.

—Geki de la Osa Mayor, han pasado varios años desde que nos hemos visto—Dijo ella por la espalda del hombre.

El caballero estaba notablemente sorprendido de que lo llamaran, pero al darse la vuelta y toparse con la de ojos rojos, se sorprendió aún más —Pequeña dama... ¿Qué hace aquí?—Preguntó.

Usagi miró a Geki —He venido a buscar respuestas, no he tenido contacto con nadie en la isla, ni siquiera por vía Cosmos, y quería saber si mi hermano estaba aquí, por casualidad—Dijo ella preocupada.

Geki miró a Usagi, sorprendido —No, él no ha venido por aquí, pero si quieres podríamos—Trató de decir pero Usagi lo interrumpió antes de que siguiera —No, Geki, mientras tengamos más discreción en el tema, mejor, sabes que no quiero que lo sepa, no aún; me disculpo por no haber estado en contacto... Nos veremos después—Finalizó.

Usagi no aceptó ninguna respuesta ni quiso iniciar otra conversación, y salió de aquel salón sin más.

Al caminar a la salida de Palaestra volvió a toparse con aquella chica, Seira —Oye, ¿A dónde vas? ¿No deberías quedarte a entrenar?—Le preguntó.

Usagi no miró a la peliverde, ni al grupo de chicas que la acompañaban —Yo no soy una mujer caballero—Dijo mientras se despedía con la mano y simplemente se dispuso a seguir su búsqueda...

Omega MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora