[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]

Capítulo 13

Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Marinette: (10 años en el futuro)
La luz comenzó a molestarme en mis ojos, aún cerrados, y mi cama se sentía tan suave como nunca antes. Supuse que solo el cansancio de la última batalla que había tenido podía hacerme sentir como si estuviera durmiendo en las nubes, en la litera de un refugio subterráneo.

De repente, comenzó a sonar la alarma de un reloj despertador, una dulce canción de amor que mi gatito me dedicaba todo el tiempo, y me dolía mucho escucharla porque me recordaba tanto a él.

—Bogaboo, buenos días—Me dijo una voz que hizo que mi corazón quisiera escapar de mi pecho.

¿Acaso podía ser posible? ¿Bunyx le entregó la carta a mini-yo, y arregló las cosas? Si es así, entonces ¿por qué no lo recuerdo?

—¿A-adrien?—Dije, sorprendida al voltear, y verlo acostado a mi lado.

—¿Otra pesadilla, princesa?—Me preguntó, mientras sus suaves manos acariciaban mi mejilla.

No me cabía la menor duda de que realmente era él, mi Adrien. La Marinette del pasado lo había logrado, había recuperado a nuestro gatito, pero ¿por qué aún tengo los recuerdos de mi vieja vida si la línea temporal había cambiado completamente? Pensé, dándole vueltas al asunto.

—S-sí—Tartamudeé.

No sabía ni qué decirle, y tampoco quería lastimarlo. No tenía idea sobre esta nueva vida que teníamos juntos.

—¿De nuevo, soñaste con la última batalla contra mi padre?—Preguntó, y su voz era tan dulce que me hacía derretirme.

Yo solo asentí, y no pude evitar derramar algunas lágrimas. Tenía tantos sentimientos encontrados: sentía alivio, alegría de haber recuperado a mi Adrien, lo veía, y sentía que lo amaba tanto, como cuando tenía 15 años, o quizás más. Por otro lado, estaba el dolor que había sentido, debido a su ausencia por años, y el pánico de volver a sentirlo, de volver a perderlo, seguían ahí.

Él apagó la alarma, para luego, rodearme con sus brazos, y me apretó contra su pecho, el cual, se sentía tan tibio, tan acogedor, tan Adrien. Me permití aferrarme a él con fuerza, mientras soltaba mi impresión en forma de lágrimas.

—Ya, princesa, eso pasó hace diez años—Dijo mi gatito, mientras me acariciaba—Piensa en cosas bonitas, como la vida que tenemos ahora. Eres la mejor diseñadora de toda Europa, y yo, tu modelo, exclusivo, solo de nuestra marca de ropa, a demás de ser el administrador de la empresa Agreste. Tenemos esta linda casa, y estamos juntos—Suspiró, y besó mi frente, y yo me calmé al escucharlo—A demás, está Hugo, nuestro pequeño torbellino.