Capítulo 20

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Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Marinette:
Sentía una punzada en el pecho, y mi corazón latía, como si quisiese escapar de mi cuerpo. El nudo en mi garganta me impedía respirar bien, y mis ojos estaban inchados por las lágrimas. Hablar de lo sucedido dolía demasiado, casi tanto como volver a vivirlo, pero necesitaba hacer que mis padres entendieracomo yo me sentía, y mi necesidad de hacer lo que fuera necesario, y correcto, para traer de regreso a mi chico gato.

—Ya tomé mi decisión, Marinette, y no hay vuelta atrás—dijo mi padre, firme como un témpano de hielo.

—¿A qué mierda le tienes miedo?—alcé mi voz, ya estaba muy enojada con su falta de comprensión.

—¡Señorita, lenguaje!—me regañó mi madre.

—¡Tú, no te metas! Ni siquiera has escogido un lado de esta conversación—Argumenté—Solo estás ahí callada, dándole la razón a los estúpidos miedos de mi padre en voz baja, porque sabes perfectamente que yo tengo la razón aquí.

—¡No le hables así a tu madre!

—¿Así como? ¿Con la verdad? No sabía que querían que yo fuera una mentirosa—Dije, con tono sarcástico.

—Marinette, nunca nos habías hablado así, cariño—me dijo mi madre, casi al punto de llorar. Me dolía verla así, pero estaban siendo irracionales, y de algún modo debía meterles en la cabeza que no necesitaban protegerme, que no era una niña indefensa, como ellos me veían—Por favor, cálmate.

—Porque nunca había estado tan harta de ser tratada como una niña chiquita, cuando en realidad, he vivido cosas  mucho peores, antes de los 17, que ustedes dos juntos en toda su vida. ¿De qué me protegen? ¿A qué le tienen miedo? ¡Respondan!

—¡A que salgas más lastimada de todo esto!—dijo mi madre, alzando la voz.

—No puedo salir más lastimada, mamá—dije, sacudiendo mi cabeza—Ya he tocado fondo, y estoy tratando de subir, pero ustedes me lo están impidiendo.

—Algún día, cariño, vas a ser mamá, y me vas a entender por que le estoy dando la razón a tu padre—dijo mi mamá, con una sonrisa, tratando de acercarse a mí, pero yo di tres pasos hacia atras.

—No—dije, evadiendo sus intentos de acariciarme—Nunca lo voy a entender. Si yo estuviera en su lugar, hasta me ofrecería a ir con mi hija, con tal de ayudarla, pero no, Marinette está loca, ¿verdad?

—No quisimos decir eso, cariño—me dijo mi padre.

—Pero es lo que piensan, y ¿saben qué? No los culpo. Tuvieron una vida perfecta, con su noviazgo, y matrimonio perefcto, su negocio exitoso, todo en sus vidas es perfecto, excepto una cosa: su hija, que les salió loca.

—Te amamos tal y como eres, Marinette—me dijo mi mama, con una lágrima rodando por sus mejillas.

—Lo sé, pero no me entienden, y eso me duele mucho.

—Todo parece indicar que, ni tu nos estás entendiendo, ni nosotros a ti, pequeña, y eso no está para nada bien—dijo mi madre, con tono dulce—¿Qué tal si te vas a tu habitación, y tratas de ponerte en nuestros zapatos, mientras que nosotros intentamos ponernos en los tuyos?

—Creo que es lo más sensato—dijo mi padre—Esta discusión no nos está llevando a ninguna parte.

—Por tu falta de empatía, y racionalidad—protesté.

—Marinette...—dijo mi madre, con un tono calmado.

—¡Ya me voy!—dije, después de suspirar prfundo—Y ni se molesten en prepararme de cenar porque será desperdiciar comida.

[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora