Capítulo 12

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Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Marinette:
—¡Adrien, por fin eres libre!—Grité, feliz, y giré mi rostro para verlo, pero algo estaba mal con él—¿Adrien?

—M-ma-mari-net-tte—Tartamudeó, con lágrimas en sus ojos.

Vi un destello morado oscuro, casi negro, en sus manos, y corrí hacia él. Estaba sentado en el suelo, y me senté a su lado.

—¿Qué pasa?—Grité, desesperada, y no pude evitar romper a llorar—Adrien, cariño, ¿QUÉ PASA?

—Mari, nada de esto fue tu culpa, ¿sí?—Me dijo, con su voz temblorosa, y yo a penas podía asimilar lo que estaba pasando.

¿Acaso se estaba transformando? Pero, ¿en qué? Observé que el destello desapareció de sus manos, para trasladarse a sus brazos, pero no quedaba nada en lugar de sus manos, era como si mi Adrien estuviera desapareciendo... ¿podía ser? ¡No! No podía ser eso... no podía... simplemente, no.

—Tranquilo, amor, te vas a poner bien—Le dije, mientras acariciaba sus cabellos rubios—Vamos a estar juntos, como me lo prometiste

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—Tranquilo, amor, te vas a poner bien—Le dije, mientras acariciaba sus cabellos rubios—Vamos a estar juntos, como me lo prometiste.

—Escúchame—Me dijo, con cierta tranquilidad, pero yo, de todas las personas, sabía perfectamente que por dentro estaba aterrorizado, en un pánico total, y es que ¿quien no le tiene miedo a la muerte?

—No gastes fuerza—Dije, aún incrédula.
Shadowmoth no había terminado la frase cuando le arranqué los broches, ¿qué mierda salió mal?

—Nada de esto fue tu culpa, Mari.

—No, ¡sí lo fue!—Dije, sintiendo un río salado emanar de mis ojos—El plan estaba saliendo bien, pero fui débil, y por eso te saliste de él. ¿Por qué eres tan terco, Chat Noir? Alya lo iba a arreglar todo, con mi Miraculous.

—¿Y si no lo lograba?—Me dijo, y tosió—No iba a correr ese riesgo.

—No te vayas, por favor—Supliqué, y pegué nuestras frentes.

—Yo tampoco quisiera irme, pero no creo que tenga opción—Me dijo, y lo escuché sollozar.

¡Dios, estaba aterrorizado! Y yo igual. Me ardía el pecho de saber que lo estaba perdiendo, que se estaba desvaneciendo de mis brazos, sin que yo pudiera hacer nada para impedirlo.

Por primera vez, Ladybug había sido derrotada. Había ganado la guerra en contra de Shadowmoth, Hawckmoth, Gabriel Agreste, o como quiera que se llamara ese señor, pero había perdido al amor de mi vida, mi alma gemela. Me había fallado a mí misma, terriblemente, pese a las advertencias de mi yo del futuro.

—Te amo, princesa, prométeme que serás feliz—Me dijo la voz de Adrien, cuando solo quedaban de él su pecho, sus hombros, y su cabeza.

—No, no hagas eso—Supliqué, aún en negación—No te me despidas, por favor, no me dejes.

[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora